¿Me amas?

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***TU P.OV.***

Subimos despreocupados las escaleras de madera que conducían al famoso templo, después de tanto tiempo, por fin tendría el honor de entrar, a pesar de que no sea por invitación de Amatista.

Al atravesar la puerta de vidrio, a la vista, una curiosa vivienda incrustada en lo que parecía ser una cueva, a la izquierda, una agradable vivienda con sillones y una mesa, y a la derecha una cocina aparentemente más grande que la mía. En el centro, una plataforma similar a la que había en la palma de la estatua gigante. Detrás una puerta con una estrella y varias gemas en las puntas.

-Por aquí está la cocina-. Dijo el pequeño Steven, caminando hacia dónde íbamos a preparar la comida.

Colocó el Mango-Zana dentro del viejo refrigerador al lado del lavamanos. Mientras, me recargué con ambas manos hacia atrás en uno de los cajones.

-¿Cuál es el plan?-. Dije refiriéndome al desayuno que prepararíamos.

A lo que Steven, sacó un papel de su bolsillo, el cual desdobló bruscamente. Pude ver que era una hoja de cuaderno de cuadro chico, con un entusiasta dibujo hecho en crayolas. Agaché mi cabeza para observar detenidamente el concepto que Steven proponía, era descabellado e ingenuo al principio. Hasta que lo tomé estre mis propias manos y lo analicé con detalle, era ambicioso, pero podría funcionar.

-Pero, ¿hay suficiente tiempo?-. Mi voz sonó más preocupada de lo que quería.

-Tenemos que apurarnos-. Steven hacía una mueca de determinación.

Entonces, nos pusimos a trabajar. Ardua y pasionadamente estructuramos, freímos, hervimos el platillo que presentaríamos como regalo a Amatista, el tiempo pasaba, el esfuerzo y el apuro agotaban no solo mis capacidades, también mis emociones. Suena ridículo, pero este reto me llevó al límite.

Sin embargo, después de una hora y 25 minutos 45 segundos, la obra quedó lista. Sobre la mesa central de la sala, y servido en un metafórico plato de oro, yacía una gigantesca torta de pan de ajo con ajonjolí tostado rellena de una selecta colección de quesos extravagantes, con la perfecta cantidad de mayonesa en el pan superior, seguida de ésta, una pila de lechuga fresca entre cuyas hojas se asomaban gotas de diferentes aderezos y rodajas de distintas frutas, debajo, y como plato fuerte, una amalgama de distintos trozos de carne, yendo desde la clásica salchicha, hasta un poco de huevo revuelto, no sin exentar a las típicas ostras, recubiertas por una sábana de tocino y chipotle. A la siniestra de ésta torta, y como acompañamiento, 500 g de papas fritas con jarabe de chocolate como topping. Y a la siniestra, la botella de Mango-Zana con tres vasos de plástico azul. Citando las palabras de alguien quien no recuerdo, "era el crimen perfecto".

Aún suspiraba del cansancio, tratando de no ahogarme en mi propio sudor. Steven también recobraba fuerzas.

Steven levantó sus brazos con entusiasmo –¡Ahora solo hay que esperar a que Amatista despierte!- El joven iluso soltó un grito de guerra, el cual imité compartiendo la emoción.

Poco sabíamos que Amatista no saldría de su cuarto si no en 3 horas...

***P.O.V. AMATISTA***

En el reloj viejo de mi cuarto observé la hora, 1 de la tarde, hora de tomar algo del refrigerador. Salí de mi cuarto como siempre lo hago, solo que, había algo diferente.

En el sofá de la sala (T/N) y Steven dormían una siesta cada uno en un sofá. En la mesa de en medio, había un platillo el cual me pareció difícil de reconocer, pero era enorme... y hace bastante que no probaba bocado.

Tomé asiento, al lado de donde (T/N) estaba recostado, aún en profundo sueño, y aumentando el tamaño de mis manos, tomé el enorme pan que envolvía un montón de ingredientes. En silencio, di una mordida cautelosa, viendo que ninguno de los dos se perturbaba, procedía a comerme el resto.

Una vez terminé todo el platillo por completo, me recargué en el sofá, un poco exhausta. La cabeza de (T/N) estaba al lado de mis piernas, lo observé en silencio.

-Hola-. Dijo despertándose, quizás por sentir mi mirada.

-Hola- Respondí, cautivada.

Subió su cabeza a mis muslos, y recargó sus pues en el respaldo.

-¿Qué haces aquí?-. Pregunté

-Te eché de menos-. Sonrió ligeramente.

-Yo también-. Confesé

-¿Entonces?...-.

-Muchas cosas pasaron-. Respiré tranquilamente –Pero no debí alejarme de ti, lo siento-.

Mi cabeza bajó, y el alzó la suya apoyándose con los brazos. Nos besamos, no desenfrenadamente, mas bien, de un modo triste, pero alegre a la vez. Mi gema comenzó a brillar, lo que me hizo reir discretamente. (T/N) Sonrió en respuesta.

-Aaawww, se aman tanto que te estas tratando de fusionar-. Dijo Steven, ahora completamente despierto y con mucha emoción.

Terminamos el beso, y miramos a Steven, el cual, había arreglado todo como siempre, de nuevo.

Steven Universe (Amatista X Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora