"Temor" al agua.

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Habiendo ya superado la amargura de nuestra cita 19, Amatista había encontrado un lugar en el que realmente nadie nos podría molestar, y si alguien se acercaba lo sabríamos con tiempo de  sobra para esconderme, o salir de allí en su defecto.

-Vamos, apúrate- Expresó Amatista, mientras corría al templo.

Yo la intentaba alcanzar por detrás, la arena entorpecía mi paso.

-Ya voy- Dije con pereza.

Nos paramos enfrente de una enorme estructura que asemejaba a una mujer gigante con varios brazos. Jamás tuve oportunidad de verla tan cerca.

-¿Vamos a entrar ahí?- Pregunté curioso

-No cuentes con ello- Respondió. –Vamos a ir ahí-. Señaló con la mano izquierda un brazo de la mujer de piedra. –Es ahí donde queremos ir- Afirmó alegremente.

Razoné.-Espera, vamos a subir a...- Antes de completar el enunciado me tomó en sus brazos y me levantó como un traste. Pude ver sus intenciones.-¡No, ni lo pienses!- Exclamé.

-Muy tarde- Dijo, mientras tomaba impulso en la arena. De repente dio un salto gigantesco, pude sentir mi cara azotada por el aire. En un momento llegó a la mano, en la cual había una lavadora y unas playeras colgadas de unos tendederos, pero en la palma, se distinguía una plataforma circular hecha de un material brillante. Algo que ella y su "familia" llamaban "portal".

-Bájame...- Murmuré con un tono aterrado y divertido, similar al que daría si me hubiese subido a una montaña rusa. Ella obedeció y me dejó con delicadeza en el suelo.

-¿Y aquí no va a venir nadie?-Pregunté confuso

-No tonto, aquí no- Se volteó y se paró sobre la plataforma –Ven- Dijo estirando su mano.

Hice caso y me subí con ella en la plataforma.

Me tomó de la mano, usando una mueca preocupada dijo: -Ok, puede que... sientas algo raro, pero... confía en mi...- Me miró a los ojos -¿Ok?-.

-Ok-. Afirmé con la cabeza.

Un resplandor blanco rodeó la plataforma, luego nos cubrió a los dos (aun tomados de la mano), velozmente el entorno se transformó en luz blanca. Casi de inmediato, el resplandor desapareció. Ya no estábamos en el templo, alrededor podía ver vegetación y sobre nosotros, un cielo azul.

Amatista llevó sus manos a su nuca y dio unos pasos hacia adelante. –¿Vez?, no pasó nada- dijo orgullosa.

Solté una carcajada –Presumida- murmuré.

Le seguí el paso, me guió por la selva hasta que alcanzamos una costa. Una playa que resplandecía con el brillo del sol, en cuyas aguas podía ver un par de peces.

-¿Y que es este lugar?- Miré mis alrededores.

Amatista caminó hasta la orilla, se sentó en la arena, y dirigió la mirada al mar. –Creo que un antiguo santuario de gemas... o algo así-.

Seguí inspeccionando la playa, encontrando algunas piedras suaves y coloridas. En la distancia Amatista se amarraba su pelo, haciendo una cola de caballo.

Enseguida metió los pies al agua, volteó su cabeza para hacer contacto visual conmigo. Con la mirada me invitó a entrar al mar.

Me quité el pantalón y tendí en una roca, debajo de este había un traje de baño de mi color favorito. Con impaciencia corrí hacia la costa, en la cual me detuve unos segundos.

Amatista, quien ya se había metido un poco más en el agua me vio entretenida. -¿Qué, Todavía le temes al agua?- Se burlaba.

Habiendo usado un chiste sobre nuestra última y más desastrosa cita, pude deducir que ya estaba lo suficientemente confiada para hablar y tomarse con humor momentos incómodos que vivimos juntos. El progreso siempre es bienvenido.

Respondí con risas y citando aquel desastre dije –Cállate- Seguido de más risas...


Continuara    

Steven Universe (Amatista X Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora