Two

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Suspiró de puro gusto recostado de espalda sobre el plano pecho, sintiendo suaves besos húmedos en su nuca y un ligero y relajante masaje en su espalda baja. Oyó un bajo gruñido tras él y sonrió adormilado, terriblemente satisfecho.

--¿Cansado? –inquirió la voz tras él. Asintió con la cabeza, tenía los ojos cerrados, estaba demasiado agotado como para abrirlos. – Se nota... - murmuró el contrario con un toque de diversión, sólo lo ignoró frunciendo un poco el ceño. Estaba seguro de que conocía aquella voz, pero no podía identificarlo correctamente, sin embargo, estaba demasiado cómodo como para moverse para ver de quién se trataba.

En algún momento los besos húmedos descendieron hasta su hombro derecho y sintió una mordida cariñosa y luego la lengua paseándose cálida y húmeda por la zona que escocía levemente, se removió ligeramente y buscó a ciegas las manos contrarias, y deteniendo el masaje que este le otorgaba, para luego entrelazar sus dedos llevando las manos a su vientre, y buscó la boca ajena.

Sus labios rozaron la mandíbula hasta que por fin encontró lo que quería y se adueñó de los labios de aquella persona con tranquilidad y un toque de deseo.

--¿Más? – preguntó la voz, gruesa, ronca y sexy sobre sus labios, apenas un murmullo grave y sugestivo, le encantó.

Asintió con un movimiento suave, queriendo abrir sus ojos y sin embargo no pudo hacerlo, aun así no le importó; estaba cansado pero quería más... no estaba seguro de qué, sólo necesitaba más.

Abrió su boca queriendo pronunciar algo, no pudo hacerlo, y si lo hizo, no se oyó, sólo supo que enseguida aquella persona tomó posesión de sus labios, y pronto se movió hasta quedar sobre él. Jadeó entre besos, sintió las grandes manos ajenas acariciar su cuerpo, y de pronto algo cambió, no supo que era hasta que sintió esas grandes manos dirigirse a su cuello y comenzar a presionar.

Pánico.

Luchó por conseguir aire, su cuello dolía, y aunque quiso resistirse, golpear o patear, su cuerpo había dejado de responder, siquiera podía abrir sus ojos. La desesperación comenzó a abrumarlo y sólo pudo emitir un gimoteo inútil y entrecortado.

Tenía miedo, no podía respirar, su cuerpo no respondía, la desesperación lo abrumaba y la falta de aire empezaba a ser peor sobre su cuerpo. Maldijo para sí mismo.

Sintió que lo sacudían, sentía su garganta cerrada y dolía, su boca abierta intentaba tener aunque sea una mínima cantidad de aire pero le era imposible, aquel entre sus piernas sólo apretaba más y más.

--Jamás volverás a alejarte de mí, JiMin. – esa no era la voz que había susurrado en su oído con dulzura, esta también era gruesa, pero sonaba horrible, rasposa y agrietada, cruel. Sintió el pánico peor y luego otra sacudida. – JiMin... mi JiMin...

--¡JiMin!

Abrió los ojos tomando una enorme cantidad de aire, e inmediatamente comenzó a toser, por lo que se puso de costado para no ahogarse, y jadeó con un poco de desesperación tomando aire repetidas veces después de que le faltara por tanto tiempo.

¿Qué había pasado?

Sintió una mano en su hombro y levantó la vista una vez que se encontró mejor, al mismo momento que dos personas entraban corriendo a la habitación.

Miró la expresión de terror de JeongGukk con confusión, y luego se dirigió al resto; traían exactamente la misma expresión espantada.

--¿Qué pasó? – inquirió despacio, respirando sonoramente.

JeongGukk estaba temblando. – De-dejaste de respirar... - murmuró el menor, el terror estaba instalado en sus pequeños ojos. – I-intenté despertarte, pero na-nada funcionaba... - JiMin sintió un atisbo de impotencia y culpa cuando vio los ojos cristalinos del maknae, su voz temblaba -su cuerpo entero temblaba- y estaba al borde del llanto. – No habrías despertado de no ser por YoonGi-hyung...

Epilogue. [YoonMin] [3ra Temporada de TWOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora