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Mi cabeza daba vueltas, quería morirme, me reía absolutamente por todo, parecía a Max cuando está en resaca. No dormí nada, solo desde que salimos de aquel Starbucks hasta que resultamos en la discoteca que según hablábamos.

Y ahora que recuerdo, no estamos en Los Ángeles, estamos en New York. Tienen razón con eso de que es la cuidad que no duerme, dios.

Vi a lo lejos entrar a Cam y Danielle. Los veía duplicados a los dos. Cam venía con una botella de.. no sé que y Danielle con un plato en sus manos.

-Joder, que te ha cogido duro la resaca Matt.- burló Max.

Le di una mala mirada, no quería ni hablar.

-Hay muchacho, siempre es lo mismo contigo. Te traje este caldo para que te alivies, cualquier cosa estamos en la sala. - dicho esto Danielle y Cam salieron de la habitación.

Me levanté, pero fallé, volví y caí a la cama. Juro que me reí hasta de mi maldita mal postura.

Lo hice de nuevo, fui al baño en busca de una buena ducha. No tome bastante tiempo, no soy como esas chicas que demoran más de 2 minutos.

Enrolle una toalla en mi cintura, unas cuantas gotas de agua recorrían mi cuerpo.

Para mi sorpresa, Danielle estaba en mi cama viendo televisión. ¿Qué ya no tengo privacidad?

Me miro sorprendida, pero hizo como si le diera igual. Agradecía no ser una mujer.

Dejo de ver televisión para verme a mí.

—Me informe que llegó una chica al conjunto donde vivimos. Según llega mañana.— me sorprendió.

Me sequé bien el cuerpo y me puse la camisa. No quería ni vestirme.

—¿Mañana?, Quiero ver de quién se trata. La última vez fue lo mismo y resulto siendo la Señora Margot, si aquella anciana de más de 70 años.— reímos a tiempo.

En aquel conjunto los únicos jóvenes éramos nosotros cuatro. Mientras tanto de resto solo veteranos y ancianos. Mis padres tienen mal gusto con respecto a los vecindarios. Literal.

—Hoy nos devolvemos a Los Ángeles, así que en unas horas salimos para que estés atento.

—Claro, me ayudarás?— asintió.

—Sólo no me invites a tu casa, quieres? No quiero pelear con tu hermana, quien es mas que mi mejor amiga.— sonreí mientras recogía las cosas.

(...)

—Amor, ya nos vamos estás listo?— el maldito de Max hacia todo por burlarse de mí.

Corrí tras él, mientras gritaba como loco: "Me van a violar". Ellos eran mi segunda familia.

—Vamos.

—New York, eres hermosa. Pero, también algo peligrosa.— reímos por eso, Cam a veces era estúpido.

—Matt, tienes algo pendiente? Oh iremos a ver de qué chica es la que llega al conjunto.— sus cejas bien definidas se movían pervertidamente.

—Anoche, recordé que en la discoteca Matt y Danielle estaban más que ligando. Ustedes se rifan en eso. Mientras Cam y yo sólo estábamos santos.— rieron.

Ni me acordaba que estaba en esas.

Llevábamos 1 hora viajando, aún faltaba tiempo, Emma me envió un mensaje diciendo que Mamá y papá estaban de viaje, que regresarían quizás en un mes. Pues bien por nosotros.

Les hablaré de Emma y de mis padres.

Soy el hermano mayor de Emma, ella, ella es como si fuera esa chica de la que te enamoras y solo quieres que esté a tu lado. Algo así soy yo, ella es lo más hermoso que tengo en mi vida, a pesar de mis padres. Con Emma hemos tenido algunos problemas con sus estúpidos novios. Malas elecciones hermana.

Mis padres, ellos, ambos son los Sheriff's de Wastford, sí. Imagínese ese tremendo pensamiento en cuando quieres hacer locuras extremas y sabes que no puedes. ¿Espantoso no?.

Estábamos en la entrada del conjunto. Max y Cam decidieron ir a casa de sus padres, mientras que Danielle se quedó conmigo. La convenci de que me acompañará, agradecía que Emma no estaba.

Pero para su mala suerte. Emma llegó en el momento que Danielle menos deseo.

La voltee a mirar, estaba concentrada leyendo su libro, sonreí malévolo e intenté jugar con ella.

—¿Dios, es Emma Blake la que viene para acá?— reí en bajo.

Danielle se asustó tanto que su corto cabello lo trato de ocultar su cara.

—Hola chicos, Dani, estás bien?— sonrió mientras me saludaba.

—Amm, si, si claro. Todo bien Emma.— sonrió nerviosa.

—Venga, se enteraron de la nueva vecina? Se llama Lauren, según me contaron su hermana es la perra de Megan. Dicen que son casi iguales.— quede boqui abrierto.

—¿Megan con hermana?, Nunca me lo admitió.

—Cariño, no te ha admitido con cuan chico se ha acostado mientras salía contigo.— burló Danielle.

La mire mal, sabía que si decía algo estúpido de mí o me delataba le contaba a Emma sobre su atracción. Lo acordamos en New York.

—Bueno, ya, ya.

Mientras reíamos e intentabamos tener la mejor música en el reproductor. Un camión de mudanza llegó, y detrás de él una gran camioneta.

Nos quedamos viendo todos, tal vez era la nueva chica.

Y si señores y señoras, salió de la camioneta con una maleta en su mano, su cabello liso caía hasta su cintura, la cual era perfecta. Tenía unos pechos y un trasero fenomenal.

Detrás de ella salieron dos chicos, eran gemelos, mientras tanto ella quitándose los lentes que traía se dio a conocer, no era para nada igual a Megan.

Mire a Danielle y Emma, las cuales estaban más que con la boca abierta.

—Creo que te mintieron. Es más, es más linda que la perra de Megan.— dijo Emma sosteniendo mi mirada.

Entonces voltee a verla, su sonrisa aunque no la diera notar bien, se veía hermosa. Ella era hermosa.

Me quedé viéndola, sus hoyuelos eran igual que los míos, solo que más notorios.

Sus hermanos y sus padres se quedaron allí, mientras ella se dirigía a la casa de el lado.

Su mirada recorría todo el conjunto, hasta que se poso en mí, vaya. Sus ojos azules se resaltaban más con la claridad del sol.

Sonrió para luego seguir su camino.

Voltee para mirar a Emma y Danielle. Sí, estaban igual que yo.
Ella, se veía hermosa.

Siempre contigo.| mb.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora