CAPÍTULO 3: S & M

24 4 1
                                    


Antes que nada tengo que decir que K PROJECT no me pertenece. Solo me pertenecen los OC y la historia.

.

"Los accidentes ocurren, pero si se recibe más de uno en un día es de preocupación."

.

CAPÍTULO 3: S & M

.

[SAYURI POV]

Por primera vez en mucho tiempo conseguí llegar un poco antes a la escuela, no antes de que estuviera treinta y siete minutos para encontrarla y otros diez para encontrar mí clase, y por primera vez en mi vida no me sentí bien por ello, principalmente porque me tenía que encontrar con el pelirrojo el cual podría haberme reconocido o no, quien sabe el aun no había llegado y mi corazón estaba latiendo tan fuerte por los nervios que sentía que iba a explotar. Una mancha rojo en mi visión hizo que abriera los ojos con sorpresa y enterrara mi cabeza en la mesa mientras intentaba sintetizarme con él a todo estilo camaleón. "Aquí no hay nadie, soy una mesa, siente la mesa, se uno con la mesa." Bueno vale puede que cuando este nerviosa empiece a pensar en estupideces, pero mientras no las diga en voz alta no creo que haya problema. Sentí como mi corazón empezaba a latir más rápidamente cuando sentí como una gran sombra se posicionaba enfrente de mí y no se movía. "¿Por qué te paras? ¡Continua es que no ves que me quiero sintetizar con la mesa! ¡¿O qué!?" al sentir que no se movía durante un largo tiempo levanté lentamente la cabeza para preguntarle si necesitaba algo pero las palabras murieron en mi garganta y mi cara iba perdiendo el poco color que ya tenía al ver como en su mano izquierda tenía mi amado zapato mientras levantaba una de sus ceja hacia mi persona, intentando volver en mi misma fingí una tos seca la cual hasta a mí me costó creerla antes de mirarlo a la cara y sonreír como angelito que no rompe ni un plato.

- ¿Necesitas algo? – pregunté dulcemente.

Lo único que recibí como respuesta fue que este me mirara más fijamente antes de señalar el zapato.

- Bonito zapato, aunque no creo que te valga, lo siento mucho – le dije como si nunca hubiera visto ese zapato en mi vida. "Lo siento zapato mío, es por mi propia supervivencia que hago esto, pero espero que sepas que esto me duele tanto a mí como a ti." Grite mentalmente y lloraba como magdalena interior mente mientras miraba al pelirrojo con una mirada confusa, el cual me miraba como alguien que no se cree ni una palabra de lo que digo.

Y otra vez ese silencio antes de que él volviera a señalar al zapato.

- Que sí, que ya lo ha visto, pero eso no va a cambiar el hecho de que no te vale, no sé si te has dado cuenta pero en realidad tu pie es bastante grande, como tú lo cual creo que hasta superas la media de altura común en los hombres en Japón ¿exactamente que comes? - pregunté con curiosidad, porque la verdad, curiosa estaba con tal de poder crecer más de ese uno cuarenta y cinco que medía, además de que igual lo distraía, dos pájaros de un tiro.

- Es tuyo – y por primera vez en mi vida lo escuche hablar, lo cual ya me había planteado el que fuera mudo, pude notar como su ceja hizo una pequeña contracción en molestia.

- ¿Mío? Que va. ¿No te había dicho ya que no lo había visto en mi vida? Me parece que vas a tener que ir a que te revisen el oído – dije mientras negaba la cabeza con resignación.

Y habría continuado negándolo si no hubiera puesto el zapato enfrente mío para poder ver que dentro del zapato en la suela, estaba escrito mi nombre, haciendo que maldijera internamente a mi padre, el cual seguía tratándome como si solo tuviera cuatro años de edad, y no estoy exagerando, es decir enfrente de mí está la prueba de ello, se supone que esto de los nombres en los zapatos solo se los ponen a los niños en parvularios, no a una niña de diecisiete años. "Pero noooo, al parecer yo lo tenía que llevar, ¿Para qué me ha servido llevar eso? Para proclamar mi sentencia de muerte." Llorando internamente rápidamente puse la mirada más confusa que pude.

Primeras malas impresionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora