One-Shots [Annelice|Tumblr]

Muse

Disclaimer: One Direction no me pertenece. Cualquier hecho parecido con la realidad es coincidencia.

Summary: AU/ Porque Harry necesitaba su musa para pintar y la encontró en el lugar menos esperado.

Rated: T.

Pairing: Harry/Louis

Muse

Estaba furioso y gritaba incoherencias a su cuadro sin terminar. La modelo, una exuberante rubia, lloriqueaba que no era su culpa de que no pudiera inspirarse. Harry gruñó insultos y palabras crueles antes de soltar su pincel y dejarse caer al suelo.

Siempre era lo mismo: pintar aburridos paisajes o mujeres desnudas demasiado voluptuosas para su gusto. Inhaló por la nariz lo más que pudo y lo dejó salir por su boca en un suspiro de cansancio. Esa chica era hermosa de pies a cabeza, pero parecía que sus manos no querían cooperar para plasmarla en el lienzo.

Con una disculpa mal formulada, la despidió y se dedico a ver la televisión.

Su pequeño apartamento estaba cubierto de muchos cuadros de diversos tamaños y colores, esparcidos hasta por el baño. De vez en cuando, algún curioso coleccionista de obras de artistas innovadores e independientes le compraba uno o dos y eso inspiraba al pequeño Styles.

Él era un hombre de apenas veinte y dos años y había huido de su casa a los diecisiete al no compartir los ideales de sus padres para su futuro. Trabajar detrás de un escritorio haciendo cuentas no era lo que deseaba para ganarse la vida. Tenía un alma llena de creatividad y sensibilidad para pintar lo que quisiera… Aunque pareciese estar atravesando por una mala racha.

Toda inspiración se había esfumado y lo que pintaba le parecía soso y monótono, aburrido y sin gracia, un cliché de las grandes obras. Exasperado, apagó el televisor y se recostó en el sofá, mirando su techo cubierto por estrellas que él mismo había pintado cuando llegó a ese lugar.

El silencio fue perturbado por sus tripas rugiendo en un aviso de que necesitaban alimento. Harry no recordaba la última vez que había ingerido algo sólido. Los últimos días preparaba un café instantáneo y se disponía a tratar de pintar algo decente y que pudiera gustar al público, y más que nada, a él mismo. No había nada más reconfortante que sentirse orgulloso de que sus trabajos fueran reconocidos.

Cogió las llaves de la mesa y se dispuso a salir en busca de comida. Estacionado frente al edificio en el que vivía se encontraba su viejo e inseparable automóvil de los años 70. La portezuela estaba fría y se estremeció levemente. Una capa de nieve se amontonaba en el suelo y desde el cielo continuaban esos copos, esparciéndose por toda la ciudad de Londres.

Condujo con cuidado, asustado de que su pequeño carro no soportara un accidente, hasta un área de restaurante, paseando con más lentitud de la necesaria para ver que necesitaba o se le antojaba a su estómago. Hizo una mueca que semejaba a una sonrisa al ver un cálido local de comida china. El rugido de su barriga regresó, aprobando su elección. Aparcó a unos cuantos metros, agarrando dinero de la guantera y entró al local.

Estaba un poco lleno y le costó trabajo situarse en la fila para ordenar. Familias reunidas y uno que otro joven universitario en compañía de amigos o pareja. Cambio de peso de un pie a otro, incómodo. Se sentía abandonado y molesto al no tener nadie a su lado en esos momentos para que comiera con él, o que lo acompañara en su día a día.

Harry era un chico de buen aspecto, alto de cabellos rizados castaños y unos preciosos ojos esmeraldas. Poseía un problema de acné, pero aún así era un joven que era sumamente atractivo a los ojos de hombres y mujeres. Incluso, las rubias que pintaba lo habían invitado a salir y educadamente las rechazaba.