Perfecta × Taehyung × O.S

Luminiscencia

Mis ojos no se despegaban de su figura, la veia movilizarse sobre las puntas de sus pies de un lado a otro mientras tarareaba quien-sabe-que canción con su voz un tanto aguda y desafinada ¿pero acaso eso importaba?

El monumento a la belleza que se levantaba frente a mis ojos era imperturbable, pero no una belleza hueca y vacia, ella permanecia realmente hermosa en todo el sentido de la palabra.

Me preguntaba una y otra vez que es lo que tenía ella que la hacia única ante mis ojos, irresistiblemente perfecta. Fuerte y fragila la vez. Tan fuerte que temia acercarme y tan fragil que no podia controlar mi necesidad de tomarla entre mis brazos para protegerla de todo mal, del mal de este mundo, porque ciertamente el mundo era malo y ella era un angel que merecia vivir en el paraiso pero que por alguna razon habia sido desterrado y ahora estaba aqui, frente a mi, irradiando un fulgor extremo que hacía mi piel quemarse sin siquiera tocarme.

No la seguí, no fue necesario hacerlo, porque cuando dos almas estan destinadas, todo fluye y el universo mismo conspira para que esos seres encuentren sus caminos en algun momento.

Llegué a ella o ella llegó a mi, eso no importa.

Me sumergi en un estado de contemplacion absoluta, recorriendo los pasillos de aquel enorme supermercado que la hacia ver tan pequeña, en jeans, camisa blanca y zapatillas de colores porque eso era ella. Colores. Era todo un arcoiris de felicidad y yo me preguntaba una y otra vez ¿cómo puede ser tan feliz? aquí, en este mundo, ¿cómo puede sonreir asi sin mas?

Pero lo adivino cuando veo a un niño llorar asustado porque perdió a su mamá y la veo bajar de su escalera para correr hacia él y acurrucarlo en sus brazos como si pudiera sanar todas las heridas de su corazon.
Y lo hace.
Porque el niño se aferra a su cuello y ella lo levanta susurrandole algo al oido que lo hace reir.

Y lo envidio, santo Dios, estoy envidiando a un pequeño niño de cinco años porque tiene la oportunidad de regocijarse en su aroma frutal.

La sigo mientras empujó un carro de compras metiendo cualquier cosa en él, olvidando por completo la lista de viveres que me encargó SeokJin y me quedo de pie observando sus movimientos, de pronto ya no hay lágrimas en los ojos del pequeño, en cambio los ha reemplazado por divertidas risas que brotan acopladas con las de ella. Busca a alguien detrás de la oficina abierta de "Atencion al cliente" pero nadie esta ahí y por un momento pienso que podré escuchar su voz a través de los altavoces del lugar, pero me equivoco otra vez cuando veo que asoma el micrófono a la boca del niñato que, entre risas, anuncia:

"Mami, estoy perdido. Me dejaste solo en los cereales. ¿Puedes venir por mi?"

La veo modularle lo que debe decir y luego él la vuelve a tomar del cuello y oculta su rostro de felicidad en la curvatura de su hombro, ella acaricia dulcemente su espalda hasta que una señora desesperada aparece detrás y el reencuentro se produce.

Y no existen palabras para describir como mi pecho se ensancha de saber que aún hay personas como ella, que podrían lograr la paz mundial tan solo con su sonrisa y sé que esa madre y su niño ya-encontrado piensan lo mismo cuando le agradecen hasta perderse en la salida.

¿Quien es ella? ¿Como hace para brillar asi? ¿Donde guarda tanta felicidad?
No lo se, y ciertamente no lo sabré hasta hablarle, pero soy un cobarde, porque temo enormemente decepcionarla, porque una ninfa como ella no debe mezclarse entre simples mortales como yo.

Pero por mas que me esfuerzo en ocultarme detrás de la piramide de pures de tomates mientras la observo llenar la gondola de los snacks un grito me devuelve a la realidad y me recuerda quien soy.

Soy Kim TaeHyung, idol famoso intentando ocultar su persona detrás de una gorra y un cubrebocas, sin exito.
Hago una reverencia educada a mi descubridora y firmo una libreta que me entrega, se despide y yo vuelvo mi mirada hacia mi -ahora- trabajadora favorita y mis ojos hacen contacto con los suyos.