Carmencita

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El día que su Carmencita nació en verdad no sintió gran alegría, ya que la decepción que sentía parecía ser más grande que el acontecimiento que representa tener una hija.

¡Él quería un niño!

A los dos días de haber nacido, fue a visitar a sus dos mujeres; una lucía pálida y agotada, la otra se veía radiante y dormilona.

Su carita, su sonrisita y su mirada no se apartaban ni por un instante de sus pensamientos, fue entonces que empezó a amarla con locura

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Su carita, su sonrisita y su mirada no se apartaban ni por un instante de sus pensamientos, fue entonces que empezó a amarla con locura. Todo se lo quería comprar, hacía planes sobre planes, todo sería para su pequeña Carmencita.

Randolf se dio cuenta que ella sería su princesita para toda la vida. Le enseñaría todo de la vida, la amaría y será la niña más buena e inteligente.

Papito...¿Cuánto me amas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora