Para el Viernes habrían conseguido un donante, una esperanza iluminó los ojos de todos. Las cosas iban a cambiar y en ésos días Carmencita estaría cumpliendo sus 15 años.
Para el Domingo por la noche Carmencita ya estaba operada, todo había salido como los médicos lo habían planeado ¡Éxito total!
Sin embargo, Randolf aún no había vuelto por el hospital y Carmencita lo extrañaba muchísimo.
Su mamá le decía que ya todo estaría bien y que su papito sería el que trabajaría para sostener a la familia.Carmencita permaneció en el hospital unos 15 días más. Los médicos no querían dejarla ir hasta que si corazón estuviera firme y fuerte. Así lo hicieron.
Pasando los 15 días, la pequeña salió del hospital completamente renovada, toda su familia esperaba su regreso y su pronta recuperación.
Al llegar a casa todos se sentaron en un enorme sofá y su mamá con los ojos llenos de lágrimas le entregó una carta de su padre:
Carmencita...hijita de mi corazón
Al momento de leer mi carta
ya debes tener 15 años y un
corazón fuerte latiendo en tu pecho.
Ésa fue la promesa que me
hicieron los médicos cuando te operaron.
No puedes imaginarte...ni
remotamente sabes cuánto
lamento no estar a tu lado.
Y es que,
cuando supe que ibas a morir
quise dar respuesta a la
pregunta que me hiciste
Cuando tenías 10 añitos y a la cuál
no respondí.
Decidí...hacerte el regalo más
hermoso que nadie jamás haría por mi hija.
Te regalo mi vida entera.
Sin condición alguna para que hagas con ella lo que quieras.
¡Vive hija!
Te amo con todo mi corazón.Carmencita lloró todo el día y toda la noche. Al día siguiente fue al cementerio, se sentó sobre la tumba de su padre. Lloró como nadie lo ha hecho y susurró:
Papi...ahora puedo comprender cuánto me amas...yo también te amaba y aunque nunca le lo dije...ahora comprendo la importancia de decirte TE AMO...y te pediría perdón por haber guardado silencio tantas veces...
En ése instante las copa de los árboles se mecieron suavemente, cayeron algunas hojas y florecillas. Una suave brisa besó las mejillas de Carmencita, alzó la mirada al cielo, intentó secar las lágrimas y emprendió regreso a su hogar.
————— Fin ———————
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Papito...¿Cuánto me amas?
NouvellesQuiero compartir una historia que hace algunos años en la clase arte y actuación preparamos para el día del padre. Al terminar la última escena y cuando las luces subieron todos los espectadores estaban en silencio, con lágrimas.