Supongo que Eleanor sabe perfectamente la situación en la que me encuentro, y es que en incontables ocasiones le he dicho: "Eleanor, no quiero conocer a nadie", "Eleanor, no quiero estar con nadie nuevo", y la más reciente: "Eleanor, este no es mi tipo", y cada una de esas excusas terminan siendo respondidas de la misma manera: "Si no conoces a gente nueva, ¿Cómo conocerás a tu príncipe azul?".
Justo en este momento me encuentro frente al espejo que mi mamá colgó detrás de la puerta de mi habitación; probándome toda la ropa que tengo disponible; combinando camisas con pantalones y zapatos de todo tipo.
En más de una ocasión me pregunto: ¿Por qué lo hago? Y la respuesta es la misma. En el fondo creo que Eleanor tiene razón, y aunque me hago del rogar cada que quiere presentarme a alguien nuevo, al final de la noche, termino divirtiéndome de verdad.
Al fin me decidí por una camisa negra, unos jeans azules y mis converse negros. Me acomodé la camisa y abrí un botón de más.
Eleanor me organizó una salida a un concierto y no podía darme el lujo de lucir "Decente", quería verme casual. Incluso me despeiné un poco el cabello.
Me puse un poco de perfume y admire mi reflejo. Me guiñé el ojo a mi mismo, para luego bajar a la sala donde me esperaba mamá con los brazos cruzados.—¿Y hoy a dónde?— preguntó con voz firme. La manera en que estaba parada indicaba que en breves minutos tendríamos una discusión sobre salir tan tarde. Mamá siempre ha sido una persona muy nerviosa, al grado de imaginar los peores escenarios ante cualquier situación.
—A un concierto, con Eleanor y unos amigos.
—¿Volverás tarde? ¿O te quedarás en casa de Ele?
Sonreí y mamá imitó el gesto. Supongo que, incluso para mi madre preocupona, es mejor verme salir y arriesgarme a mantenerme encerrado en mi habitación como los últimos meses. Ella extendió los brazos y se acercó a darme un caluroso, pero sobre todo, necesitado abrazo.
—Dormiré en casa de Ele.
Me solté del abrazo.
—Me alegra que salgas, ya extrañaba verte así de dispuesto. Después de lo que pasó... Yo pensé que...
No pude dejar que sus palabras continuaran, el simple hecho de recordar todo aquello dolía más que un golpe en el estómago. ¡Y vaya que lo sé!
Me limité a mantener mi sonrisa unos segundos más, mamá sabe que el tema es complicado incluso ahora, que ya ha pasado un tiempo. En casa ya no se habla del tema por respeto a mi persona.
—Ya pasó, y de todos modos aún salía con Ele...
—Sí, pero no has sido el mismo.— Arrugué las cejas. Mamá siempre sabía lo que me sucedía, inclusive cuando ni siquiera yo estaba seguro de nada. —Me alegra mucho que vuelvas a ser tú.— mamá me tomó de las manos. —No dejes que nada te quite esa actitud hijo.
Probablemente me hubiera quedado callado incomodamente, de no ser porque el auto de Eleanor se estacionó justo después de que mamá terminó su frase.
—Si mamá. — Dije, le di un beso en la mejilla y salí corriendo de la casa.
—Cuidate. — levantó la voz para que la oyera.
Yo levante la mano como diciendo "si mamá" y ella saludaba a mi mejor amiga desde la puerta.—Hola Señora Ballez— dijo Eleanor desde el auto.
—Cuídense mucho— volvió a decir mamá.
—Sabe que sí—contestó Eleanor. Abrí la puerta de copiloto y me senté junto a ella.
Vestía con unos jeans grises rasgados, una blusa blanca y una chaqueta de cuero. Su ondulado cabello Castaño caía perfecto en sus hombros.
—¿Listo?— Dijo mientras arrancaba el auto.
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Las Estrellas En Su Mirada.
Novela JuvenilLa historia de Federico Ballez. La historia de un chico que por amor decide perdonar. "Solamente sé, que en esa mirada las estrellas se conectan a través de su alma, y se reflejan en esas pupilas color avellana, que me enamoraron en un principio. Ah...