II.

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Miércoles de mierda.
Esa vez sí tuve que levantarme temprano, me tocaba un ramo electivo y no podía llegar tarde, porque la asistencia era con nota, y si llegaba tarde me descontaban puntaje.

Eran las 7:12 AM, me estaba terminando de duchar y tenía que tomar desayuno. Mi hermano aún no se levantaba y mi mamá se estaba vistiendo para irse mientras le gritaba a mi hermano que se apresurara, cosa un poco exagerada, ya que su colegio quedaba aquí mismo, a unas cuadras de la casa, si mi hermano quería podía levantarse un poco más tarde.

Bajé a tomar desayuno, me hice unas tostadas y un poco de té mientras veía a mi mamá bajar las escaleras para salir. Me dio un beso rápido en la frente y se fue a trabajar.

Miré el reloj y ya eran las 7 y media, así que subí rápido al baño para cepillarme los dientes y entré pensando que estaba desocupado, ya que la puerta no estaba del todo cerrada, pero estaba mi hermano dentro.

--- ¡Matías! La próxima vez cierra la puerta, asqueroso -- dije asqueada.
--- No es algo que no hayas visto antes, ¿eh, hermanita? -- dijo cuando yo estaba cerrando la puerta.
--- No, Matías, no suelo ver cosas tan diminutas -- le contesté.
--- Ay, Amanda, sólo tengo 16, ya crecerá, además... no está tan mal -- dijo, mientras se lavaba las manos.

Entré al baño apenas Matías salió, y me cepillé rápido los dientes. No me preocupé por maquillarme porque la verdad no solía hacerlo nunca, aunque mi mamá siempre me decía que lo hiciera, que quizás así conseguía novio. Yo tenía 17 y sólo había estado con una persona, y fue a los 15, él tenía 17 y se llamaba Daniel. Duramos 9 meses juntos, y desde entonces no he tenido ninguna relación seria o duradera.

Me fui casi corriendo a tomar el bus, eran cerca de las 7:40 cuando lo tomé y me fui al colegio. Llegué con 5 minutos de retraso, pero por suerte la profesora aún no llegaba a la sala, así que no tuve ningún problema.

Tocaron el timbre a las 9:30 y salimos al receso, dejé mis cosas en la sala donde me tocaba la siguiente clase, y salí.

Fui a compar algo para comer al kiosko del colegio y me topé con un tipo que siempre miraba, él iba en primero medio, pero tenía mi edad. En fin, era muy lindo, se llamaba Felipe y era alto, de cabello castaño claro y ojos color miel.

Las siguientes clases siguieron con normalidad, aburridas y muy lentas, y luego al salir seguí la misma rutina que siempre: llegar a casa, almorzar, irme a dormir.

Desperté a las 7 y sentí ruido en la pieza de mi hermano, se oían risas. Me pareció raro porque normalmente jugaba play y siempre estaba callado, además mi mamá ese día trabajaba hasta tarde y aún no llegaba.

Me decidí a entrar a la habitación, ya que mi súper precavido hermano siempre olvidaba cerrar las puertas.

Lo que vi me dejó perpleja. Matías estaba con una muchacha muy delgada, de cabello café oscuro y ojos del mismo tono. No sabía qué decir, pero no pude disimular mi sorpresa.

--- ¡Matías!, ¿qué estás haciendo? -- le grité entre enojada, sorprendida y dolida, porque no me había contado nada sobre esta chica.
--- Estoy pasando el rato con mi novia, Anaís -- me dijo como si nada.
--- Hola, me llamo Anaí... -- comenzó a decir, pero la interrumpí.
--- Lo sé, escuché a mi hermano -- le dije enojada, ella no supo qué decir
--- Oye no la trates así, si es mi novia -- dijo Matías a su defensa, y eso me hizo enojar más.
--- Tienes razón, no es su culpa -- hice una pausa y miré a Anaís --, discúlpame, me alteré por la sorpresa -- ella asintió sonriendo, y le sonreí devuelta. Miré a mi hermano -- pero tienes que decirle a mi mamá
--- No le digas a mi mamá. Anaís ya se va, aparte empezamos a estar juntos recién hoy -- me dijo Matías.
--- Sí, si yo ya me voy, nos vemos -- dijo Anaís, Matías la fue a dejar afuera y cuando volvió, me senté en su cama y le hice una seña para que se sentara junto a mí.
--- Ya, cuéntame qué sucede con esa tal Anaís-- le dije.
--- Amanda, discúlpame por no contarte, pero estabas durmiendo cuando yo llegué y no te quise despertar. -- Dijo, y yo abrí la boca para hablar, pero me interrumpió -- Tampoco te conté antes, cuando la estaba conociendo, porque pensé que no iba a ser nada serio, pero me terminó gustando mucho y le pedí pololeo, va en mi colegio, en primero medio.
--- Mati, perdón, igual actué mal al tratarla así. Pero es que en serio me alteré y me dolió que no me lo contaras -- le dije, un poco triste --. Trata de decirme las cosas, yo te puedo aconsejar, sabes que te quiero un montón y solo busco lo mejor para ti -- le dije, y nos abrazamos.

Se nos pasó la hora jugando play hasta que llegó nuestra mamá y fui a hacer algo de comer mientras mi hermano iba a comprar. Cuando llegó nos sentamos a comer, vimos televisión un rato y nos fuimos a acostar cada uno a su habitación.

Me quedé pensando en lo sola que estaba. Nadie se fijaba en mí, por eso llevaba tanto tiempo sola. Decidí no pensar más en el tema y cerré los ojos, me puse a pensar en lo rápido que ha pasado el tiempo y lo feliz que me sentía a pesar de todo. Luego, poco a poco fui cayendo en un sueño profundo y tranquilo.

Amanda ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora