Me levanté tarde (otra vez), eran las 9 y yo recién estaba saliendo de mi casa. Fui a tomar el bus y sólo había un asiento disponible, y era al lado de Tadeo. Me quedé pasmada, ya que él tomaba el bus después que yo. Caminé hacia allá, me senté a su lado y lo miré, pero él estaba concentrado mirando por la ventana, así que tomé un libro y me puse a leer un rato, pero si hay algo que tengo en exceso, es mala suerte, porque quise tomar mi teléfono para ver la hora y se me cayó al suelo, a su lado. Lo miré, pero él seguía mirando hacia la ventana, así que guardé mi libro en la mochila y me agaché a tomar mi celular. Pero en cuanto me agaché, no lo encuentré, así que me levanté frustrada para ver si desde mi asiento lo veía mejor, pero único que vi, fue a Tadeo sonriendo, aún sin mirarme. No me aguanté más y le hablé.
--- ¿De qué te ríes tanto? -- le pregunté. Él sólo me miró un segundo y volvió a dirigirse a la ventana --. Te pregunté algo -- insistí.
--- Mira donde te sentaste -- dijo sin mirarme. Yo me levanté y noté que mi teléfono estaba allí.
--- ¿En qué momento lo tomaste del suelo? y, ¿por qué no me dijiste que lo tenías para no haberme agachado? -- le dije, un tanto cabreada. Él seguía sin mirarme y no me contestaba lo que le estaba preguntando --. Qué idiota sigues siendo.
--- Estamos llegando a tu colegio, deberías bajarte -- me dijo como si nada, y no me miraba. Pero tenía razón, ya estábamos llegando, así que tomé mis cosas y me bajé del bus. Lo miré cuando me bajé, pero él estaba mirando su celular.Me dirigí al colegio y la señora de la entrada me dijo que ya me había advertido sobre mis atrasos, y que debía ir a buscar un pase donde el director, así que fui y la sorpresa fue grande. Había un chico como de mi edad, de ojos verdes y tez trigueña, era delgado y muy lindo, me quedó mirando al igual que el director, pero a mí no me salió ninguna palabra.
--- Señorita Amanda, bienvenida, ¿qué necesita? -- me dijo amablemente el director.
--- Eh, yo... -- me puse a titubear. Yo era muy tímida con la gente que no conocía --. Es que me mandaron a buscar un pase -- dije al fin.
--- Por supuesto, Amanda, ¿por qué llegó atrasada? -- preguntó el director.
--- Es que me quedé dormida, director -- le dije.
--- Al menos está siendo sincera -- dijo mientras buscaba el pase --. Ya que está aquí, señorita Rodríguez, ¿podría hacerme un favor?
--- ¿En qué consistiría ese favor?
--- Le presento a Martín Robledo, él se va a integrar en el segundo semestre al colegio, pero quiero que en estos últimos días vaya conociendo el lugar, y como van a ser compañeros, me gustaría que fuera una especie de guía o tutora para él -- me dijo el director.
--- ¿Yo? -- dije, y el niño llamado Martín soltó una risa.
--- Sí, señorita Rodríguez, usted. Creí que sería una buena opción, ya que tiene buenas calificaciones, así que puede retirarse -- me dijo --. Y usted, señor Robledo, siga a Amanda a su sala, sea bienvenido.Me entregó el pase y salí de su oficina junto a "Martín", él estaba muy callado y yo era muy parlanchina casi siempre, pero a él no lo conocía mucho y no tenía idea de qué podría decirle.
--- Me gusta tu nombre, suena muy bonito -- me dijo Martín.
--- Oh, gracias, eh, ¿de dónde vienes tú? -- le dije, sonrojándome.
--- Oh, lo siento, no me presenté bien -- empezó a decir --, me llamo Martín Robledo, como ya dijo el director, y vengo de Valdivia, me vine para acá por el trabajo de mi padre. Vivo con él y con mi hermano, que tiene 15. Yo tengo 18 porque repetí un curso, tuve una depresión muy grande cuando mi madre falleció -- me dijo, y noté tristeza en su voz.
--- Oh, lo siento mucho, Martín -- le dije, mirándolo a los ojos y frenando un poco.
--- Oh, no, no te preocupes, Amanda, yo decidí contártelo.
--- Está bien -- dije, y le sonreí. Él me devolvió la sonrisa --. Oye este es el salón, entremos, porque ya empezó la clase, cuando salgamos al receso seguimos hablando, ¿te gustaría? -- le dije mientras golpeaba la puerta.
--- Me parece bien -- contestó. En ese instante la profesora de Historia abrió la puerta y pidió una explicación. Le mostré el pase y le conté lo que el director me había dicho de Martín.
--- Oh, bienvenido, Martín, espero que te guste el colegio -- le dijo la profesora, y Martín se lo agradeció.Entramos al salón y todos se quedaron mirándonos, sobre todo -obviamente- a Martín. La profesora lo presentó y Martín sólo contó de dónde venía, y luego se fue a sentar a mi lado. Yo me sentaba sola, y los lugares eran de dos personas.
Terminó la clase de Historia y Martín me preguntó si podíamos salir al patio.
--- Claro Martín, vamos -- le dije --. Pero primero voy a presentarte a mis amigas -- dije mientras me dirigía hacia Teresa y Catalina
Teresa no era la mejor en todas las clases, le costaba un poco era más baja que yo, su cabello era color naranjo, y sus ojos de un color azul intenso, era muy hermosa.
A diferencia de Teresa, Catalina siempre fue la de mejores calificaciones, era de mi estatura, de cabello color negro azabache y ojos café oscuro.
--- Ellas son mis amigas, Teresa y Catalina -- le dije a Matías mientras mis amigas se ponían de pie y lo saludaban.
--- Es un placer conocerlas -- dijo Matías sonriendo --. Iremos al patio, por si nos quieren acompañar.
--- No, vayan ustedes -- dijo Teresa con una amplia sonrisa.
--- Está bien, si me necesitan estaré en el patio principal -- dije, poniendo los ojos en blanco y sonriendo. Ellas rieron.Salí con Martín al patio y le mostré el lugar donde me gustaba sentarme para que me llegara el sol.
--- Me gusta estar al sol cuando hace frío, me siento como las lagartijas o algo así -- le comenté y él se río.
--- Que eres tierna, Amanda. Vamos a sentarnos a tu lugar de lagartija -- me dijo riendo.
--- No es mi lugar de... -- empecé a decir y Martín rió -- está bien, es mi lugar de lagartija-- le dije, sonriendo.
--- Sí que lo es -- me dijo sonriendo de vuelta --. Ahora, cuéntame un poco sobre ti -- dijo mientras nos sentábamos en "mi lugar de lagartija".
--- Eh, bueno, tengo 17 y vivo con mi mamá y mi hermano, ella tiene 36 y él 16. Con mi hermano somos de distinto papá, el mío me dejó antes de nacer, pero el padre de él siempre lo va a ver, y a veces mi hermano se queda en casa de su padre -- le conté.
--- Por parte de tu hermano está genial, pero igual debe ser triste no saber de tu padre, lo siento mucho -- me dijo tristemente.
--- Oh, tranquilo, yo decidí contarte -- le dije, sonriendo por repetir algo que él me había dicho hace unas horas.
--- Está bien -- me dijo, sonriéndome de vuelta. Su sonrisa era muy linda, sus dientes parejos y muy blancos.Tocaron para entrar a clases y todo siguió con normalidad. Los siguientes 2 recesos (el de 15 minutos y el de la hora de almuerzo) los pasamos acompañados de mis amigas. Los 4 nos llevábamos muy bien, y a Martín no le costó adaptarse.
Cuando llegó la hora de salir, nos despedimos de Teresa, que vivía al otro lado de la ciudad. Martín me preguntó dónde vivía yo, y se lo dije. Él se sorprendió y me dijo que vivía cerca de allí.
--- Genial, Martín, entonces vámonos juntos en el bus, Catalina igual vive por allá, como a 6 calles de mi casa-- le dije riéndome.
--- Sí, vámonos los 3 juntos -- dijo Catalina emocionada.
--- Es que yo no me voy en bus -- dijo Martín --. Me vienen a buscar en auto, mi papá le paga a un chófer -- dijo, un poco desanimado --. Pero las puedo llevar -- agregó con más ánimo --, vamos.Subimos al auto del Martín, que era de un color azul muy bonito. Pasamos a dejar a Catalina primero, que era la que vivía más cerca de la entrada al pueblo donde vivíamos, y luego me fue a dejar a mí. Se despidió de mí con un abrazo y le dije que nos viéramos al día siguiente.
--- Si quieres te paso a buscar. Avísale a Catalina que a ella también, si quiere -- me dijo, animado.
--- Martín, ¿no será mucho abuso?
--- Para nada, a mi papá no le va a molestar, aparte sus casas quedan de paso.
--- Bueno, yo le diré. Gracias, Martín -- dije, y le sonreí.
--- Gracias a ti, Amanda -- dijo, devolviéndome la sonrisa.Martín se fue en el auto y yo entré a mi casa, saludé a mi mamá y mi hermano, y me fui directo a mi habitación, no tenía hambre. Me fui a bañar y me acosté a dormir.
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Amanda ©
Teen FictionAmanda es una chica de 17 años que tiene una vida que parece común, hasta que conoce a un chico en su colegio que la lleva a vivir aventuras grandiosas junto a sus amigas. Pero lo que Amanda no sabe es lo que ocurrirá cuando por fin sea capaz de abr...