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Cada sirena  perteneciente a la realeza tenía un poder especial, el poder de la actual soberana era la elaboración de la perla de alma que consistía en que una sirena salía a la superficie en busca de un humano (hombre o mujer) que llame su atención y que tenga sentimientos puros. Habían condiciones para la creación de esta importantísima perla, y eso es, la bondad. Si el humano no tiene buenos sentimientos esta perla sería inútil.

Por consiguiente, han estado en una situación complicada buscando buenos humanos.

Pero, una vez lograban hayar a un buen humano podían proceder.

Con sus poderes la sirena acercaba a dicho humano al mar, lo atrapaba con su canto y lo hipnotizaba con su belleza. Este es, el llamado encanto.

Luego, antes de que su alma se aleje de su cuerpo este humano era llevado rápidamente hacia la reina con el poder para así, mezclar la esencia de la sirena que estaba a punto de fallecer con el alma del humano, la mezcla realizada se convierte en una luz blanca y se introduce dentro de la perla y así es entregada a sus familiares para que puedan tener un recuerdo de su familiar.

Un acto cruel para aquellos que eran despojados de su vida antes de tiempo, pero era un bien para todo el mundo marino gobernado por sirenas.

Las sirenas veían a los humanos como seres malvados y al mismo tiempo ingenuos,  habían visto a sus familias en peligro por aquellas redes que  sacaban a los peces del mar, habían sido afectados por los desechos que estos humanos arrojaban intoxicando a la vida marina. Por estos sucesos y varios más, la reina decidió tomar la vida de esos humanos para que su alma sirva de contenedor de la inexistente de las sirenas.

El objetivo inicial de la aparición de Eren frente a Levi fue eso, engañar a un humano de sentimientos puros para la elaboración de una nueva perla, pero, por supuesto, no pudo. La atracción que sintió hacia ese humano fue tan fuerte que quería seguir viéndolo con vida.

–Te lo encargo, Mikasa. – La reina de las profundidades se dirigía hacia una hermosa sirena de cabellos azabaches y mirada oscura.

–Como ordene. – Con el sonido fuerte de su tridente plateado sobre el suelo de piedra la soldado principal se alejó con velocidad del palacio.

Nadó hacia la superficie, observó el amanecer y comenzó  a buscar a su próximo objetivo, encontrando a una mujer rubia, ojos verdes de unos 27 años disfrutando de la soledad caminando en las rocas altas con su mirada perdida.

–Hola–  saludó amablemente, su semblante frío cambiando en segunddos a una apariencia cálida. La chica sonrió.

–Hola ¿no hace frío ahí? – Le preguntó arrodillándose para estar mas cerca de la altura del mar.

–No, esta cálido ¿quieres entrar?– conocida por ser una perfecta actriz, utilizaba nuevamente sus dotes para sonreír y hablar de buena manera aunque realmente no sea así y tenga segundas intenciones.

–De acuerdo– Se lanzó al agua.

Aprovechando la turbulencia del agua y la espuma de mar podía seguir camuflándose para ganar su confianza y acercarse más.

–Eres linda ¿cómo te llamas?– En un instante la analizó, la chica era una muy buena candidata, alma pura aunque triste, serviría.

–Janeth, ¿y tú? eres mucho más linda que yo. –Rió sonrojada y comenzó a nadar alejándose de las rocas.

–Mikasa– la siguió, tomó su mano y comenzó a cantar.

Janeth quedó hipnotizada ante la azabache, se congeló ante su canto y contra la voluntad de su cuerpo fue avanzando cada vez más hacia la misteriosa mujer.

Mi precioso Diamante ㅣRirenㅣDonde viven las historias. Descúbrelo ahora