Estoy bastante tensa, tengo montones de dudas pero no tengo el valor para decirlas, a decir verdad el ambiente me resulta intimidante, lo que es raro porque él ni siquiera me mira. No necesité decirle en donde vivo porque él ya sabe el camino a mi casa, lo cual me mantiene en desventaja porque sabe ya varias cosas de mí y yo no puedo recordar ni su nombre.
Estamos a unos minutos de llegar cuando al fin me armo de valor y le pregunto:
-¿De dónde conoces a mi padre?
- Él era un buen amigo de mi familia, cuando era niño me dio trabajo en su negocio como un ayudante porque sabía que necesitábamos el dinero, fué un gran hombre y siento mucho que haya muerto.
Comienzo a sentir una opresión en el pecho, son muy pocas las personas que creo que me entienden en este momento, pero él parece portarse sincero. Llegamos y me quedo en el asiento quieta, sumergida en mis pensamientos, sé que estoy a punto de hacer algo estúpido pero odio volver a esa casa y escuchar el vacío, no el del lugar, sino el mío.
-¿Quieres pasar?. Quizás sea la ebriedad la que me alienta a decir eso, oh mierda ¿por qué he dicho eso? Di que no, di que no...
-De acuerdo.
Siento que toda la sangre a bajado a mis pies y me empiezan a sudar las manos. Me bajo del auto y saco las llaves del bolsillo, después de meter la llave en la cerradura al tercer intento al fin entramos y como si fuera una niñita asustada me voy a mi recamara sin decir más. Es cuando voy a mitad de la escalera que noto que sus pasos van tras de mí y mi estúpido cerebro en este momento no puede pensar alguna idea de como salir de esta, por lo tanto entro a mi cuarto y me meto bajo las sábanas.
No pasa ni un minuto cuando siento que toda la habitación está girando, me levanto lo más rápido que puedo y a tropezones me dirijo al baño, es ahí cuando recuerdo que no estaba sola en casa porque siento su mano sosteniendo mi cintura y la otra mi cabello mientras yo vierto todo el fluido de mi estómago en el retrete.
- Creo que vas a morir de una congestión alcohólica, espero no me culpen a mí.
Sigue burlándose pero esta vez no hago el intento de contestar, tratando de conservar mi dignidad, si es que aún queda una pizca de ella en mi cuerpo. Me acompaña a la cama sin separarse de mi lado y al tocar el colchón me quedo profundamente dormida.

YOU ARE READING
¿Y ahora?
ContoEs una novela con giros inesperados que te dejará con ganas de seguir leyendo. La historia de amor arrebatadora que todos quisiéramos tener pero no todos podemos soportar.