Introducción.

127 17 18
                                    

«Estás gordo»

«Pareces un jodido maricón»

«Nadie te querrá nunca, das asco»

«¿Con esas manos gordas y asquerosas le haces pajas a los profesores?»

«Solo has sido un juego para mi»

«Ni siquiera eres capaz de abrir las piernas. No vales ni para puta»

He vivido con ese tipo de comentarios desde que tengo memoria. Ya en el colegio se metían conmigo, siempre fui el niño gordo de clase, el de las mejillas abultadas y que parecía una niña. Lo que al principio eran comentarios de críos que no sabían distinguir entre lo bueno y lo malo, se convirtieron en constantes insultos que cada vez iban a más y más. Estuve en tres colegios distintos, pero nunca fui feliz del todo, porque las burlas me seguían allí donde fuese. Cuando llegó mi primer año de instituto, la cosa no fue distinta o a mejor. No, allí todo era muchísimo peor.

Allí todo era una guerra.

Volvía a ser el gordo, el marica, el asqueroso chupapollas al que los chicos insultaban por los pasillos y las chicas repudiaban. No podía caminar sin miedo a que alguien me empujase, no podía comer en el comedor sin que me tirasen comida. ¿Cuántas veces me dejaron restos podridos en la taquilla? ¿En cuántas ocasiones me robaron la ropa en los vestuarios, dejándome desnudo y muerto de frío durante horas, hasta que el conserje me encontraba y me ayudaba? Perdí la cuenta del daño que me hicieron.

Nunca me vi como un chico feo, gordo, o que diese asco. Mi madre siempre me recordaba lo guapo que era. «Te pareces tanto a tu padre, Jimin» me decía constantemente. Nunca le conocí, murió antes de que yo naciese, pero le he visto en fotos y me siento unido a él por ello. Tengo sus mismas mejillas, su mismo color de pelo y su misma piel bronceada. Porque sí, para colmo, todos repudian mi piel porque no soy pálido.

Me doy asco.

No soporto mi reflejo. Odio mis mejillas regordetas, mis manos pequeñas de niño, mi trasero demasiado grande y mi abdomen. Todo yo doy asco. Quiero cambiar, ser mejor, gustarle a los demás. ¿Por qué es tan difícil?

¿Por qué duele tanto?

Me juré a mi mismo que en la universidad todo cambiaría. Que sería distinto, que me volvería alguien agradable a la vista, que haría amigos y dejaría de ser tímido y antisocial. Este año, un nuevo Jimin nacerá, nadie me odiará.
Al final, me querrán.

Chocolate eyes. | Yoonmin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora