ONE.

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[Chat con Mamá💛]

23:31 

Hola, pequeño Jiminnie. ¿Cómo estás? En casa todos te echamos de menos. Tu primo Kookie dice que se muere de ganas de terminar el instituto para poder ir contigo a la universidad. ¡Y Tae está que se muere de celos porque dice que Jungkook te está prestando más atención a ti que él! Hijo, sé que lo has pasado mal, pero ya verás que este año todo cambiará y te irá mejor. Te quiero mucho, no lo olvides. Eres el sol de mi vida, mi cielo y mi todo. Te amo, mi pequeñín.

Inconscientemente terminé sonriendo en cuanto leí todo lo que mi madre me enviaba siempre que podía. Lágrimas corrían por mi rostro, pero ya estaba tan acostumbrado a ellas que ni siquiera me inmuté. Lloraba todas y cada una de las noches desde que me fui de casa para empezar lo que, según mi madre, era una segunda oportunidad que me estaba dando la vida para poder ser feliz de una vez por todas.  La vida no me estaba dando ninguna segunda oportunidad.

Me la estaba dando yo mismo.

Me limpié el rastro de lagrimones de las mejillas, sin importarme el que debía parecer un panda, al haberse corrido el delineador de mis ojos. Miré hacia un lado, viendo el bulto en que se había convertido Jin hyung al haberse dormido nada más entrar en la habitación. Tenía un pie por fuera del colchón, un brazo bajo la almohada y el otro encargándose de tapar sus ojos, pese a que no había ni un rastro de luz que no fuese el de la pantalla de mi móvil iluminándome la cara. Dejé el aparato en mi mesita de noche, prendí la lámpara y me acerqué hasta su lado para taparlo como Dios mandaba, ganándome un gruñido de satisfacción por su parte. Me pareció adorable la forma que tuvo de aferrarse a la manta y murmurar cosas incomprensibles. Luego de eso, me dirigí al minúsculo cuarto de nuestra habitación a lavarme la cara, la cual me sequé con mi toalla. Acto seguido, me puse el pijama y me metí en mi cama, estirando el brazo para apagar la luz y sumirme en una profunda oscuridad. Siempre he tenido pesadillas por la noche, pero reconozco que últimamente han decidido dejarme conciliar el sueño para poder rendir en clase. Las cosas me iban... bien. He conocido a mi hyung, que es un cielo de chico. Y tampoco puedo quejarme de su novia. Por una vez, en mi pecho albergo la esperanza de que todo saldrá bien. De que por fin podré dejar de preocuparme por los insultos y las burlas. 

El nuevo Jimin había nacido. 

...

Lo primero que me despertaron por la mañana fueron los gritos de la diva de Jin.

—¡Jimin, no encuentro mi maldito delineador y he quedado con Hani! ¿¡Qué hago!?

—¿Cómo puedes tener tanta energía a las 8 de la mañana y un domingo? — Me quejé, remoloneando un poco. Básicamente, hice la croqueta bajo las mantas, demostrando así lo perezoso que podía llegar a ser. Asomé la cabeza con parsimonia, bostezando sin tomarme la molestia de cubrirme la boca. Por poco le enseño las amígdalas. — Usa el mío, hyung. Está en el armario del baño.

Después de escuchar unos desesperados "¡Gracias, gracias, me has salvado la vida!" me volví a quedar dormido en cuanto cerré los párpados lo que se suponía serían unos instantes.

Lo que consiguió que abriese los ojos, esta vez, fue mi estómago rugiendo, desesperado por comida. Intenté convencer a mi barriga de que no tenía hambre, pero como siempre, no me hizo caso, obligándome a levantarme para darme una ducha, vestirme, y maquillarme. Porque no, jamás salía sin mi cara llena de potingues. Tenía la sensación de que, si iba arreglado a todos sitios, nadie se daría cuenta de mi enorme falta de confianza en mi mismo o de que no era tan guapo como quería aparentar con tantos productos. Mientras caminaba por el campus de la universidad, el cual estaba vacío por el día de la semana en el que nos encontrábamos, escuché algo que llamó mi atención. 

¡Eres un imbécil, Min Yoongi! ¡Te odio! 

El sonido de lo que, sin duda alguna, fue un bofetón, rebotó en mis tímpanos. Y lo vi, allí, a unos metros de mi posición.

Vi a un chico de cabello rubio caer contra la pared y llevarse una mano a la mejilla, mientras otro, que era bastante guapo, se iba de ahí a grandes zancadas, con los ojos llenos de lágrimas e intentando mantener la compostura.  Me quedé mirando al más delgado lleno de curiosidad, nuestras miradas cruzaron e hizo algo que me dejó totalmente atontado.

Tras erguirse, apoyó una mano en la pared, me miró unos segundos y sonrió. Una sonrisa cargada de picardía que me hizo temblar de pies a cabeza.

 Una sonrisa cargada de picardía que me hizo temblar de pies a cabeza

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Chocolate eyes. | Yoonmin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora