1. Por algo se empieza

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Ian, el amigo de mi hermano Caled, se acercó a mi para bailar en mi fiesta de 15 años; me tomo de la cintura y me miro a los ojos, en ese momento un escalofrío recorrió mi cuerpo no sabía que era hasta que me dijo "Estuve esperando este momento desde que te conocí, princesa..."

Una semana despues...

  -Giselle, ¿te acuerdas de Ian? -preguntó Caled, mi hermano mayor, el era parecido a mi en muy pocas cosas, el es alto, moreno, con figura no tan fornida, cejas pobladas pero sin ser un mapache, barba oscura, corta y sin bigote, labios carnosos, dientes perfectamente blancos, nariz delgada, algo respingada, cabello negro, corto de los lados y largo encima, ojos miel con pestañas largas y corridas; sin duda envidio sus ojos. Yo en cambio soy de estatura promedio, ojos de un color entre miel y verdes, pestañas cortas, nariz respingada, piel blanca, cabello castaño oscuro en ondas, unos kilos de más enzima, canchetes notables con un ligero rubor rosado, cejas finas, labios finos pero carnosos a la vez. Sin duda somos polos opuestos.

  -Si, tu mejor amigo -Verdadermante lo recordaba más que bien ya que era bien destinguido, por su pelo teñido y sus ojos azules.

  -Si, bueno el quiere verte.

  -¿Para qué? -¿Para qué quería verme el a mi? No puedo negar que aquella noche fue especial pero también tengo que admitir que pense que no nos volveríamos a hablar despues de eso.

-No lo se, solo me dijo que te veia en la plaza en una hora -contesto el moreno restandole importancia.

-¡Ah no! Esta loco si cree que voy a ir

-¡¿Porque!? Si cuando bailaron juntos no te despegabas de el -Y  al finalizar añadió una sonrisa pícara.

-Ay nada que ver Caled, deja de decir tonterías -contesté rodando los ojos.

-Hermanita, fui yo quien los separo esa noche y tu no querías dejarlo -El seguro de sus palabras contestó.

-¡Basta! No voy a ir -dije ya alterada-

-Por favor Giselle, no lo dejes esperando ahí, el es muy sensible, le vas a romper el corazón

-Mm... -me lo pensé, suspiré y respondí-. Ok voy, pero solo para que no se sienta mal, no creo que salga de eso

-Bien hermanita, acepta a tu principe -dijo feliz-

Fui a prepararme no sabia que ponerme, estaba super confundida y decidí por ponerme unos shorts rosas, blusa blanca de tirantes y un sueter de foleres rosas, blancas, moradas, amarillas y un collar con plumas rosas. Me maquille un poco y salí; llegue al parque y ahí estaba el, tan lindo como siempre, esperandome.

-Hola princesa, ¿cómo estas? gracias por venir -contesto y sonrio, dandome una buen angulo de sus diente blancos y derechos gracias a los aparatos de ortodoncia que usaba antes.

-Hola Ian, todo bien y... -puse un silencio y continúe-. ¿qué querias decirme?

-Mmm... bueno hace 4 años que siento cosas por ti, no sabía si decírtelo, eramos muy chicos, pero ahora estoy seguro de que te amo, no hay nadie que me haga sentir como tu, cuándo te miro el mundo se para, quizas no sientas lo mismo pero quiero que sepas que simpre estare contigo... voy a enamorarte, te voy a hacer mi princesa -dicho eso sonrió-

-Ay Niall, no puedo creer esto, yo... yo te quiero muchisimo y si me gustas, pero no creo que podamos llegar a algo -miré al suelo y me quedé jugando con las mangas de mi sueter-

-Yo si lo creo, podemos intentarlo, si nos queremos tanto va a salir bien, ¿Me das una oportunidad? -sus ojos azules representaban un brillo especial, junto a su mirada de suplica y sus labios presionados hasta el punto de ponerse blancos y sus manos inquietas jugando entre ellas.

-Podemos empezar como amigos ¿te parece?.

-Por algo se empieza -onrio y me abrazó-. Te quiero hermosa

-sonreí gracias a ese acto-.  Yo tambien.

****

Estaba en mi cuarto y no para de pensar en lo que paso. Definitivamente me estaba enamorando. Escuche que Caled había llegado con sus amigos, moría por saber si Ian estaba, así que baje por un vaso con agua, para que no pensara que era por el. Estaban todos en el living Theodore, Thomas, Ezra, Caled y por supuesto Ian, cuando pase enfrente de ellos escuche su voz.

-¡Ahí va mi linda princesa! -grito Ian a todo pulmón.

Caminé más rápido y cuando llegue a la cocina, empece a saltar como loca.

-¡Ahhh! muero, me dijo linda princesa ¡¿por qué!? ¿por qué hace que me enamore tanto...? -hablé para mi misma, en modo de un susurro frustado, alegre y decorado con una sonrisa estúpida-

-¡Hey! ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? -Thomas llego interrumpiendo mi momento de adolescente alborotada com hormonas volando por todos lados.

-Emm... si, todo bien -sonreí nerviosa.

-Jajaja parecias un poco alterada ¿Éstas segura que estas bien? -preguntó alzando una ceja.

-Si, si estoy perfecta -conteste aún  más nerviosa y tratando de ahogar una risa.

-¿Estas contenta por Ian, no?.

-¡¿Qué dices!? ¿qué tiene que ver Ian en esto? -Dios porfavor ayudame en esta, que no sospeche nada, prometo no volver a hacer lo que hice en mi vida pasada-

-Que estas enamorada de el -su tono era como el de una diva, muy obvio.

-Yo no estoy enamorada -contesté seria, si queria que nadas e supiera tendría que dar buenas luchas.

-Si que estas, y de Ian -termino lo que iba a decir para estallar a risitas

-Eh... Thomas creo que te estas metiendo donde no te debes.

-¿Ah si? No creo... te gusta ¿no es cierto? -se estaba acercando demasiado hacia mi persona y eso sin duda no me gusta

-No es algo que te tenga que decir a ti -conteste en mi defensa.

-¿Estas enamorada de el? Yo creo que si -¡este es mas terco que una mula!

-¡Que te importa! Dejame tranquila... siempre estas molestandome -conteste ahora exasperada.

-Te dije lo linda que eres cuando te enojas -se fue acercando aun más.

-¡¿Qué!? ¡No estoy enojada y ya no me molestes más! -me aleje para evitar contacto entre los dos-

-Jajajaj si estas y me encanta, y te vez hermosa- Thomas se movió hábilmente hacia mi, me tomo y me beso, pero justo para mi suerte Ian entro con la mirada en su celular.

-¿Thomas porque tardas tan...? - Ian no termino la frase porque  me separé bruscamente, empuje a Thomas con toda la fuerza que tuve, este choco con la barrita de la cocina. Observe a Ian, su mirada reflejaba tristeza, confucion y lo peor decepción.

-Ian... siempre tan oportuno -dijo el sinvergüenza de Thomas-

Thomas me miro y sonrio, Ian  quedo paralizado y se fue. Thomas me beso y no supe que hacer, no me lo esperaba, Cuando Ian entro y nos vio, casi muero, esa mirada triste me partió el corazón sentía que el mundo se me venía abajo.

Mi princesa [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora