Capitulo I.
Me ajusto el gorro de la chaqueta para evitar que el frio siga congelándome mientras bajo del bus que me trajo a esta nueva ciudad donde supongo empezare todo desde cero. ¿Quién pensaría que Denver sería tan frio aun en Marzo? Camino por las calles admirando cada detalle, cada persona que avanza a su destino, y me pregunto: ¿Qué diablos hago aquí? ¿Alguna vez han deseado desaparecer y borrarse del mapa? Pues eso hice yo solo que ahora tengo miedo de arrepentirme en el camino.
Busco algún lugar donde poder pasar la noche esperando que el dinero que tengo me alcance para poder vivir un par de días hasta que encuentre empleo
Camino por lo que supongo que es una de las calles principales guiada por el montón de gente que anda por aquí pero el frio es insoportable y me obliga a parar, busco en mis bolsillos un poco de dinero para poder beber un algo de café y calmar los nervios que tengo además del frio. Veo un letrero llamativo, entro con el sonido de las de las campanillas arriba de la puerta.
-Hola ¿Que deseas?-me pregunta una chica demasiado sonriente para estas horas de la mañana
-Hola yo emm….-me quedo mirando los diferentes menús que tienen – solo un capuchino, mediano por favor.
-$1.60 –dijo la chica de delantal amarillo, le entrego el dinero y ella sigue con esa sonrisa que realmente me sorprende- tu café disfrútalo.
Siento como el calor que traspasa del café a mis manos y me acomodo en una de las sillas que hay en el local, dejo mi mochila y mi bolso y bebo un pequeño sorbo del café, delicioso y dulce, me encanta, reviso en mi bolso los papeles que me han entregado. (Los que había evitado todo el viaje.) Termino de beber mi cappuccino y salgo del local, ya era cerca de mediodía y la gente se hacia notar en la ciudad decido ir a una plaza que esta a unas calles y mientras camino pienso en como será mi vida desde ahora, quisiera tener amigos y divertirme como cualquier chica de mi edad, pero eso es un lujo que no me puedo dar.
Al llegar a la plaza me quedo impresionada por la cantidad de arboles que hay, es un lugar muy tranquilo, me siento en la primera banca a pensar y observar.
Me llamo Elizabeth Williams y soy una nueva ciudadana en aquí, en Denver hasta que las cosas se vuelvan complicadas y tenga que volver a borrarme del mapa. Unos débiles rayos de sol se cuelan por las ramas de los altos arboles las que me impactan justo en los ojos como recordatorio de que no me puedo quedar ahí toda la vida, que ya era momento de encontrar donde pasar la noche y el resto de mis días aquí, consigo un periódico y busco lugares donde poder dormir, (descarte la idea de un hotel era demasiado costoso y necesitaba ahorrar hasta encontrar un empleo), tache un montón de avisos todos pedían información acerca de la familia, tus estudios y muchos otros detalles, la verdad no puedo dar mucha información de mi, pero los entiendo yo no invitaría a cualquiera dormir en mi casa.
Las horas pasan y aun no sé donde pasare la noche, el cielo se comienza a oscurecer y finas gotas caen de el mojando mi cabello y mis ropas, entró en la primera tienda que veo para capearme de la lluvia, la que por suerte esta bastante llena como para que alguien noté mi presencia. Veo un espejo a unos metros y camino hacia el, no tenía conciencia de mi aspecto desde que subí al autobús. Frente a mi hay una chica de largo cabello castaño, rostro pálido y unos ojos azules (un tanto rojizos por la fatiga), no recordaba mi aspecto, era tan distinto al de hace unos días. Mi cabello con ondas naturales por la humedad no liso como me gustaba, mi piel demasiado blanca por el frio, no como antes que siempre estaban sonrojada y mis ojos ya ni siquiera los encontraba lindos como alguna vez llegue a creer, el brillo que los caracterizaba se había esfumado hace bastante tiempo, ya no era la chica linda qué él solía tener, ahora era yo, solo una chica.
De mis ojos brotan unas débiles lágrimas, no tenia ánimos ni para llorar, me sentía tan sola y llena de miedo. Pensé que había logrado adaptarme a los cambios imprevistos que me tocaban en la vida pero ahora me siento aun más desorientada que la primera vez, no tengo certeza de lo que haré.
Todo dio un giro tan inesperado. Pensar que pase de tener todo y ahora no me queda nada… Nada más que recuerdos y algunos no muy buenos.
Me limpio rápidamente las lagrimas que escaparon porque debo ser fuerte, todo esto lo hice para escapar de esa pesadilla de vida que tenia, no me importa si mi ropa esta sucia o mojada mientras nadie de ellos me encuentre esta será mi vida y hare todo lo posible para ser feliz.
A través de las grandes vitrinas de la tienda pude ver que la lluvia había terminado, fije mi vista en un reloj en forma de manzana que había en la tienda y marcaba las 18:30hrs, decidí que era tiempo de buscar algún lugar donde pasar la noche, salí de la tienda y el frio golpeo mi cara, los dedos de mis pies ya no los sentía, mi ropa no era lo suficientemente abrigada para el frio de esta ciudad, debería haber pensado en el clima antes de elegirla, podría haber optado por california ahora que lo pienso.
Voy perdida en mis pensamientos mientras camino por la calle hasta que...
-¡Hey, Tu!- grito alguien mientras me agarra del brazo fuertemente, me habían encontrado mi vida estaba acabada
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La Marqué Aucoin.
RomanceViernes 14 de Marzo del 2014, Elizabeth William arriba a Denver, con una mirada que no es la misma desde hace mucho tiempo, una repleta de tristeza, dolor y un tejido de otros sentimientos. Había escapado de una pesadilla para entrar al paraíso que...