Jossette.

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                                                                    Capitulo III.

[BurdeosFrancia.  4 años atras.] 

-¿Segura que no quieres que te acompañe?

-No, no. Tengo que ir sola… Además ya me ayudaste.- Dijo Jossete mirando hacia la gran casa que tenían en frente.

-Ok, ¿te dejo entonces? ¿Segura?

-Si  John, Muchas gracias. – Se acerco y le dio un beso en la mejilla.

- Se que a tu mamá no le habría gustado esto, pero confió en tu juicio Joss. – La muchacha bajo la vista al recordar a su madre- llámame por cualquier cosa.

*********

Dos horas después aun seguía esperando en sala de estar de esa mini versión de mansión colonial con sillones no muy cómodos, una mesa de centro algo innecesaria a su parecer y un montón de cuadros y adornos que lo hacían lucir como la casa de una viejecita. Lo único que la mantuvo ocupada fue el piano de cola que estaba al lado de la chimenea, nunca lo había tocado pero comenzó a jugar con las teclas para no perder la paciencia.

 -Te falta practica pero tienes ritmo- La chica se levanto de un brinco para alejarse del piano.

 Frente a ella, apoyado en el umbral de la entrada estaba un chico de su edad, de pelo castaño claro y tez blanca, alto, un tanto más que ella que se consideraba gigante con su 1,75.

 -Soy  Hervé Dupont. ¿Tu quien eres?

- mmm Jossette Green- dijo estrechando su mano.

-wow, eres de manos frías Jossette Green. – La chica sonrió- Y de sonrisa bonita también.

 -señorita- Jossette soltó la mano de Hervé y miro a su apelante-  Don Gustav está listo para recibirla.

 Camino con el cuerpo tenso tras la mujer que le indicaba el camino. Paso por el umbral donde había estado Hervé y por un pasillo ancho en donde había una puerta de color rojo.

 -Pase, pase.- le indico la mujer.

 Jossette apretó el estomago como acostumbrara hacerlo en momentos tensos como las disertaciones escolares y los retos de su madre y entro a la habitación. En ella un hombre mayor, calvo y pero aun así bien mantenido la miraba de arriba abajo.

 -Jossette…- La chica iba a hablar pero él la interrumpió- sabía que ese nombre te iba a quedar bien y tu madre que quería llamarte Julia.  – Todo esto lo decía mientras caminaba hacia ella, al finalizar la frase la atrajo hacia él y le dio un abrazo, entonces Jossette relajo el abdomen e intento abrasarlo también.

 -venga, cuántos años tienes ya?

-18 desde hace dos meses.

-Entonces ya eres adulta, ahora veo que si no lo fueras tu madre note permitiría visitarme.

-Mi madre murió el mes pasado.

-Lo sé, querida, lo sé. No hay nada de su vida que yo no sepa desde que me dejo. Era el amor de mi vida pero parece que yo no el suyo.- dijo el hombre cabizbajo.

 Jossette no supo que responder pues por su mente corrían en maratón muchas preguntas que no se atrevía a pronunciar.

 -Ah, venga no nos echemos a morir ahora. Mira que lo mejor que pudo dejarme fuiste tu hija mía. Mi única hija.- decía el viejo y por un instante sus ojos se iluminaron y los de Jossette creyeron todo lo que veía. -¿Sabes lo que vamos a hacer? Una fiesta querida, una fiesta para recibirte.

-Por ahora llamare a Mariam para que te acomode en la pieza que quieras y luego te lleve a comprar un par de vestidos para la ocasión.

-No, no yo..

-venga no se diga, tu eres mi hija y debes verte como tal- dijo al salir y gritar a Marian que viniera.

 -Ella es Jossette, mi hija. Ha estado estudiando muy lejos en Inglaterra y ahora vuelve porque ya es mayor.- A la chica l sorprendió el nivel de certeza con que decía las mentira.

-Un gusto- fue lo único que puso decir.

-Y también hablas francés muy bien.

-Gracias.

************

Todo había pasado muy rápido desde que “conoció” a su padre y algo no le encajaba pero no le importaba en lo más mínimo pues el hombre le parecía simpático y aunque nunca fue ambiciosa se dio cuenta en menos de dos días de que podía lograr muchas cosas si se comportaba bien y asumía su papel de hija intachable.  Tal vez si lo convencía le pagaría los estudios de psicología que tanto anhelaba y entonces no dependería de él.

Mariam había sido muy amable al comprar por ella el vestido y no obligarla a ir pues tenía cosa en que pensar, sobretodo de noche y al amanecer cuando se sentía la peor hija del mundo por estar traicionando a su madre pues aunque nunca hablara mal de su padre ella sabía que él no era un buen hombre si su madre lo había dejado y su deber era entender el por qué.

 Pero la nueva vida que le prometían en comparación a su humilde pasaje anterior la hacía enceguecer y eso la hacía cargar aun más con la culpa.

-te ves hermosa.

-Gracias, Mariam.

Llevaba un vestido color mostaza ceñido pero no revelador, sin mangas ni escote delantero pero con espalda amplia. El pelo recogido y unos zapatos sin tacón pero cubrían el vestido, ya que no quería verse aun más alta.

-Todos van a estar pendientes de ti hoy. Tu papá estará muy contento cuando te vea.- su “papá” aun le costaba acostumbrarse a la idea. – Bueno ya esta lista, ahora ha caminar que no te pueden esperar toda la noche.

Ya se había medio ambientado a la casa por lo que salió sola y camino hasta las escaleras, las bajo tranquilamente y se quedo detrás de algunos hombres y mujeres que no conocía esperando su entrada como le habían dicho. A lo lejos escucho  la voz de su padre.

-Esta pequeña reunión- algunos rieron por la ironía pues la casa rebalsaba en gente- es en honor a mi hija, quie n vuelve a mi después de años sin verla. ¡Jossette, querida ven aquí!

La chica sonrio y atravesó la sala hasta su padre quien la abrazo. –saluda- le dijo y ella agito su mano para todos. Algunos se acercaron a saludarla y presentarse.

¡Te la tenias guardada, Gustav!, Tiene tus ojos, Mira, acabo de encontrar esposa para mi hijo… Entre tantas cosas al final cuando ya nadie se acerco y su padre se fue a compartir Jossette salió a recorrer los jardines como acostumbraba desde que llego y es que estaba obsesionada con el laberinto que estaban cultivando. Aun se venían espacios entre los arbustos y la salida se encontraba con facilidad pero eso era lo que le gustaba saber que habían excepciones y que este laberinto si tenía salida.

-No me habías dicho que eras la hija de Gustav- El corazón de dio un vuelco de la impresión.

-No te había visto.- dijo recomponiéndose.

-Ah no, yo sí.. te h estado viendo desde que llegaste. Déjame decir que ese vestido no te hace justicia, pareces algo mayor si no fuera por esa carita que tienes. – Jossette río, no estaba acostumbrada a eso en Inglaterra todas las chicas lucían como ella.

-Gracias- dijo al final.

-Bueno y no me respondes. ¿De verdad eres la hija de Gustav?

-Sí. Es una historia complicada, pero si lo soy.

-Entonces… tu apellido?

-Es el de mi madre.

-ya veo. Bueno Jossette eso quiere decir que seremos socios- Y le tendió la mano. Jossette la miro y extendió la suya también.-  Espero que sea un fructífero comienzo para los dos.- Dijo Hervé y beso el frente de las aun frías manos de Jossette.

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2014 ⏰

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