No hemos escogido ser hermanos ~Hermanos Salvatore~

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¿No lo entiendes? ¿Qué no lo entiendes?

Ni queriendo te podría dejar ir. No pude cuando tuve la oportunidad de hechar-te de mi vida, no puedo ahora y no podré nunca dejarte ir. Al fin y al cabo, sigo siendo el mismo niño con miedo a su padre y que necesita un fuerte abrazo de su hermano después de haber perdido a su querida madre. Necesito que me abraces y me digas que todo va a salir bien. Necesito que plantes cara a nuestro padre como solías hacer antes para protegerme. Necesito jugar contigo en el jardín como  antes lo hacíamos. Necesito que me tientes a hacer cosas que sin ti no hubiera llegado a hacer nunca. Sin ti, molestando a todos lados, no habría conocido a la chica que me cambió la vida y de quién estoy totalmente enamorado. Buscando tu venganza, siempre me has quitado todo lo que tenía y las personas que he querido, haciéndome a la vez un favor, sin tú darte cuenta, por enseñarme lo que realmente necesitaba.

No hace falta que me pidas perdón por lo que me has hecho, ni tampoco tienes que buscar tu redención con promesas que al final no podrás cumplir; porque ya la tienes, siempre la has tenido. Ahora ha llegado el momento en que yo soy quien debe  disculparse. Yo te hice como eres y te transformé en el monstruo que soy. Sólo quiero continuar siendo tu hermano, porque te necesito. No hace falta que me perdones; lo único que necesito es decirte lo que debía haberte dicho hace años.

Perdón.

Aquí terminaba la carta que me había escrito mi hermano. No hacía falta que me la escribiera. Yo también tenía muchas cosas que agradecerle, empezando por el hecho que sin él no hubiera conocido nunca a Elena, lo mejor que me ha podido pasar en la vida. Yo siempre he sabido que Stefan se sentía culpable por todo lo que nos había pasado, aunque no era solo su culpa; ambos habíamos echado leña al fuego. Él era demasiado humilde, demasiado sensible, pero nunca antes me había escrito una carta así.

Me estaba guardando la carta en el bolsillo, cuando de repente la puerta principal se abrió con fuerte estruendo. En el umbral de la puerta, se encontraba mi hermano con Elena en sus brazos. Ella tenía la cabeza hacia atrás y solo se movía con los movimientos que Stefan hacía mientras se acercaba a mí.

Cuando la tuve delante, le acaricié la mejilla muy delicadamente, como si se fuera a romper en mis manos. Noté que estaba muy fría, más de lo que era habitual. Pero nada. No reaccionó a mi contacto. Desesperadamente, me acerqué más a ella para poder su respiración y los latidos de su corazón, aunque ya hacía rato que había dejado de funcionar. Con los ojos llorosos, levanté la vista hacia quién se hacía llamar mi hermano. Él también lloraba y sabía porqué era. No sabía que le había ocurrido a Elena, pero seguro que Stefan estaba involucrado. Por su culpa la había perdido. Ella, que junto con mi hermano, era la única cosa que me importaba y amaba en este mundo, y ahora, los había perdido a los dos.

No pude ni quise evitar la ira y rabia que sentía en ese instante. Totalmente descontrolado, comencé a lanzarle todo aquello que encontraba a mi alrededor. Él no intentó ni defensar-se, sencillamente se fue por donde vino. Estaba destrozado y no sabía que haría con mi vida sin ella. Ya no tenía motivos para seguir luchando. Me acerqué a Elena y la miré a los ojos por última vez. Suavemente, le di un beso en la frente, haciendo caer unas lágrimas por su preciosa cara. 

Fue el último acto que hice cuando aún conservaba mi humanidad.

Dear Diary...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora