CAPÍTULO II

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Paren. Paren. Háganlo. ¡Ya!

De golpe la joven se despertó con la respiración irregular, su pecho subía y bajaba con velocidad mientras que con sus ojos trataba de adaptarse a la luz y al lugar donde se encontraba; estaba segura que no había dormido en su habitación, de hecho, estaba segura que se había quedado dormida en la sala.

Llevo una de sus manos a la frente y se encontró con gotas de sudor escurriendo por esta y por toda su cara.

-Veo que ya te has levantado.

-¿Tu me trajiste hasta mi recámara?

-Digamos que encontrarte sobre tu sofá abrazando tus piernas y temblando no fue una buena imagen.

-Lo lamentó.

-Sabes que no tienes porque pasar por esto sola, ¿lo sabes, cierto?

-Lo sé, en verdad lo sé, pero no puedes decirme que tú no lo has notado.

-Siempre te pones así cuando se acerca la fecha de entrega, la galería va a estar muy feliz con tu trabajo, sabes que ellos aman tus pinturas y te aman a ti. No veo el problema.

-Déjame a mi con mi ansiedad, ¿quieres? —La joven buscó en su cama sus lentes pero al ver que estaban en su buró, solamente estiró su mano y se las colocó, se acomodó el cabello detrás de las orejas y una sonrisa apareció en su rostro—. ¿Puedes?

-No. Eres mi amiga y yo soy la tuya, por lo tanto levanta tu enorme trasero de esa cama y metete a bañar, apestas en verdad.

-¿De qué hablas? —La joven de piel morena tomo alzó uno de sus brazos y mientras tomaba la manga de la camiseta, acercó su rostro a donde esta quedaba, rápidamente aspiro el aroma de este pero no le llegaba ningún olor—. No es verdad, no tengo mal aroma.

-Tu jamás tienes mal aroma Camila, pero si no te lo recuerdo, tienes que ir a la galería para hablar sobre los horarios y para mostrarles la selección.

-¿Tienes los papeles?

-Aquí están. —Dinah le extendió los papeles a la joven que se encontraba aún sentada en la cama con un simple camisón que le cubría solamente hasta debajo de los glúteos.

-Aquí dice que la reunión es a las 5 de la tarde de hoy, ¿qué hora es?

-Son las... —Sacando su celular del bolsillo trasero de su pantalón, Dinah lo prendió mostrándole la pantalla a su amiga—. 4 de la tarde.

-¡Mierda! —Y tal cual, como si a la joven le hubieran dicho que el plátano casi se había extinguido y el último se encontraba en el baño, la joven salió corriendo a aquel lugar logrando que solo se viera su figura desaparecer como en los dibujos animados.

-Jamás cambias Mila.

Camila Cabello, 23 años de edad, una de las pintoras más reconocidas del país y del mundo y no solo por su talento si no también por su imagen. Nadie, absolutamente nadie sabía cómo era realmente, al menos que fuera en caso de llegar a un acuerdo con los encargados de algún lugar para sus exposiciones o de entregar alguna pintura especial; de ahí en fuera nadie sabía su imagen y para abonarle un plus, todos la conocían como Karla Estrabao.

Muchas veces su amiga Dinah Jane, se encargaba de todo, pero al inicio de su carrera recordaba cómo habían discutido varías veces tras tomar la decisión de dejar en incógnita la imagen de la pintora, en realidad el mayor problema había sido la aceptación del público en la primera presentación que está tuvo como una "revelación" por su ahora gran amigo Simón Cowell; la mañana siguiente tras esa gala, sorprendentemente la joven pintora se había ganado la primera plana del Times con nada más y nada menos que su obra principal y cómo título venía escrito: "Karla Estrabao, una revelación y misterio a la vez."

Camila abrió la llave de la regadera y al sentir la calidez del agua decidió meterse debajo de aquella agua que se le figuraba como la lluvia, las gotas de agua iban cayendo tocando su cabeza, resbalándose por su cabello hasta llegar a su espalda y lentamente ir bajando por la curva de su espalda; después pasaba por sus caderas para terminar el recorrido moldeando las piernas firmes y tonificadas que está tenía.

Camila cerró los ojos mientras sentía el agua caer por su cuerpo, a pesar de tener el tiempo contado, debía relajarse, y más al ser ese el único momento del día en que podía saber el verdadero significado de aquella palabra.

Después de enjabonarse volvió a ponerse de frente a las llaves de la regadera y mientras colocaba sus manos sobre el azulejo de color negro, su cabeza cedió y quedo apoyada sobre la pared. No sabía porque se sentía así, más bien, no sabía porque debía sentirse así, ¿por qué entre tantas personas justo ella tenía que sufrir eso?

-Camila.

Unos golpes en la puerta la trajeron nuevamente a su realidad al igual que la voz de su amiga.

-¡Ya voy! ¡Lo lamento!

Salió de la ducha y en menos de lo esperado ya se encontraban a,has bajando por el elevador hasta el estacionamiento de aquel edificio; ninguna dijo nada hasta llegar al "S1", y no porque no quisieran, simplemente, Camila no podía pensar en nada más que en todas las cosas que podrían pasar en aquel elevador; y no es nada de lo que están pensando, en realidad era todo lo contrario, Camila no podía pensar en otra cosa que no fuera quedarse encerrada en el elevador y que las paredes comenzarán a asfixiarla.

Dinah lo sabía, ella lo había comprendido desde el momento en que su amiga le comentó aquel secreto, pero debido a la falta de tiempo y debido a una festejo, los Uber tardarían arriba de 10 minutos en llegar y no se lo podían permitir.

Saliendo casi corriendo del elevador, Camila se dirigió junto a su amiga siguiéndola por detrás a la camioneta Tesla plateada que se encontraba a unos cuantos pasos.

Dinah se subió en el lado del conductor mientras Camila se sentaba en el del copiloto poniéndose inmediatamente el cinturón de seguridad. Saliendo lo más rápido posible y manejando a la mayor velocidad que estaba permitida aún así siendo precavidas, llegaron a la galería justo a tiempo; uno de los encargados las esperaba en las escaleras que se encontraban afuera del lugar y al verlas simplemente alzó la mano en forma de saludo.

Entregando la camioneta al valet parking, ambas jóvenes comenzaron a seguir a aquel hombre.

Pero había algo que el destino había preparado y tal vez una pequeña luz para Camila había aparecido.

Solo hacía falta que ella lo viera.

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Su escritora va a morir por dormirse tan tarde y dormir pocas horas.
¡Que tengan lindo día!

El Faro (Camren)Where stories live. Discover now