CAPÍTULO III

196 24 8
                                    


-Esto no era lo que habíamos acordado.

-Lo sabemos perfectamente, pero los cambios que han habido más arriba nos afectan directamente.

-¿Entonces vamos a exponer dos personas a la vez? Para ustedes esta perfecto, pero para uno va a ser un desastre.

-Mire, en realidad usted y ella son artistas reconocidas, su talento es inigualable y el encargado piensa que quedaría bien si unen las exposiciones, obviamente sería en salas diferentes porque los estilos lo son; pero aún así la publicidad sería increíble tanto para ustedes cómo para nosotros.

-¿Le han dicho que es un desastre? —Alejándose de aquella persona de la cual cabe mencionar que la chica de ojos verdes a lo consideraba un inepto, salió a un pequeño pasillo y sacó uno de sus cigarros, sacó su encendedor por igual y mientras lo encendía escucho la puerta abrirse detrás de ella.

-Lauren. Déjame hablar con el señor.

-¿Es en serio?

-De nada sirves alterada, al final tal vez lo pueda convencer para ver otra fecha.

-Como sea, es normal, estoy alterada, estoy con los nervios de punta. —Lauren observó a su amiga y después comenzó a caminar hacía la salida tomando con una mano la cinta de la funda de su cámara—. ¡Voy a tomar aire fresco! —Al caminar hacia la salida del edificio todas las personas que se encontraban a su alrededor o iban pasando simplemente le abrieron paso, la chica de ojos verdes no sabía si era por su enojo o por su aspecto, tal vez en realidad las gafas no ayudaban en absoluto, pero ya nada se podía hacer.

Saliendo alterada y tratando de que su encendedor prendiera, Lauren alzó la vista pero simplemente el tiempo no fue suficiente, alzando sus manos a la altura de sus hombros trato de frenar a la chica que se encontraba frente a ella pero no pudo evitarlo y ambas chocaron.

¿Lo malo? La joven traía un café.

-Discúlpame, iba concentrada en que está cosa prendiera y no he visto al frente, lo lamento mucho.

-Mierda, solo procura tener más cuidado.

La joven alzó el rostro y sin ninguna emoción observó al cielo.

-Y a la próxima trata de mirar al frente.— La joven pintora se acomodó las gafas y por primera vez miró a la ojiverde, su rostro inmutable fue lo que más llamó la atención de la fotógrafa.

La chica de ojos verdes miró a la joven que tenía en frente y lo primero que se le vino a la mente fue el paisaje de unas montañas; tal vez la vista de unas montañas nevadas en un atardecer, o al menos eso le figuro al ver aquellos ojos cubiertos por unas gafas, ese color café oculto tras el reflejo de aquellos cristales.

-¿Podría tomarte una foto?

-¿Disculpa?

-¿Podría tomarte una foto?

-¿Primero me tiras el café encima y después quieres tomarme una foto? En verdad soy la única cuerda en este mundo de locos.

-¿Si te reemplazo la ropa y el café aceptarías?

-Esto debe ser una broma.

-Puedo darte mi nombre para que puedas confiar en mí.

-¿Y en qué crees que tu nombre cambiaría algo de esto?

-Soy Lauren. Lauren Jauregui —la fotógrafa se quitó aquellos lentes oscuros y mientras se los acomodaba como diadema estiró la mano y miró directamente a la joven—. Mucho gusto.

En ese momento la pintora se quedó sin habla, sus labios formaron una línea recta pero sus ojos parecieron mostrar cierta sorpresa por la información recibida.

-¿Y cuál es tu nombre?

-¿Por qué motivo piensas que te lo diría?

-Bueno, yo te he dicho mi nombre, lo más normal sería que tú me dijeras el tuyo.

-Eso sería en una situación normal, y esto no lo es. De muchas maneras no lo es.

-Vamos, no pierdes nada diciéndome tu nombre.

Lauren sacó nuevamente el encendedor y mientras que con una mano llevaba un cigarrillo a su boca, con la otra prendía el encendedor, cuando la llama por fin apareció, la acercó hasta el cigarillo y cubriendo con la otra mano logró prenderlo, mientras tanto, la pintora se encontraba con un dilema en su interior, frente a ella se encontraba la persona con la cual tendría que compartir su fecha y sobre todo con la cual los medios hacían comparaciones, no sabía cómo era posible aquello último pero la prensa siempre lo conseguía; por otro lado, a nadie le había revelado jamás su identidad y no lo iba a cambiar solo por conocerla; ¿qué demonios debía hacer?

-¿Y bueno?

-Camila. Camila Cabello.

-Muy bien señorita Cabello. ¿Me haría el honor de ir de compras, después ir al Central Park a una sesión fotográfica y al finalizar todo aquello, ir al local donde sirven el mejor café de toda la ciudad?

-Tengo el presentimiento de que ese plan va para todo el día, ¿me equivoco?

-En absoluto, el mejor momento es dentro de una hora para la sesión y en verdad creo que es lo mínimo que nos vamos a tardar comprando, después iríamos al Central Park para tu sesión, y llegaríamos a la hora exacta para el café.

-Esto es una locura, y normalmente no aceptaría, pero esta vez absolutamente te digo que no.

-¡Vamos! Es lo menos que puedo hacer por ti.

-Estás loca.

-Lo menos que podrías hacer es dejarme en paz.

-Lo menos que podrías hacer es aceptar, tu ropa no ha sido lo único que se ha mojado.

Camila observó rápidamente si su bolso se había manchado o sus zapatos, pero al ver que aquello seguía intacto, miró a la chica de ojos verdes y se fijó como su pantalón estaba completamente mojado de una pierna.

-¿Vamos?

-Tengo algo importante que hacer.

-¿Y no puedes posponerlo para mañana?

Camila miró con fastidio a Lauren y después miró con desesperación aquel lugar, aún así si se negase a la proposición de la fotógrafa no podría presentarse así y si se fuera a por un cambio la reunión terminaría cuando volviese al lugar.

-Una amiga se puede encargar —dijo la pintora rendida.

Después de todo tal vez esto podría ser interesante.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jun 17, 2017 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

El Faro (Camren)Where stories live. Discover now