Once de Noviembre. (Austin Mahone)

Primer día.

-Venga Perla, baja ya, que vas a llegar tarde -gritaba mi madre desde las escaleras.

A decir verdad, soy de esas chicas a las que hacer amigos les cuesta mucho, o porque son muy tímidas o porque no soportan a la gente que va de buenas y realmente son más falsas que un billete tres euros. Por no hacer rabiar más a mi madre, cogí mi mochila llena de libros nuevos, cuyo olor me encanta, y bajé por las escaleras de mi casa nueva. Me resultaba aún diferente tener que pasearme por mi casa, aunque llevara todo el fin de semana encerrada en ella. Pero en fin, ya me acostumbraría. 

Mi madre fue lista y compró una casa cerca del instituto así que llegar a casa no me vendría lejos. Le dí un beso de despedida y me fui caminando al instituto. Me puse los auriculares y empecé a caminar escuchando música. Cuando llegué a la puerta, disimuladamente entré quitándomelos. Al parecer llegué pronto, bastante pronto. Pero se me hizo tarde. Era un instituto bastante grande y yo demasiado torpe. Me perdí por los pasillos sin encontrar mi taquilla ni mi clase.

-Que, ¿haciendo pellas? -Dijo una voz femenina.

Cuando alcé la vista vi a una chica con el pelo corto por los hombros moreno y con ojos verdes. La chica parecía simpática e inmediatamente me ayudó a llegar a mi clase, se llamaba Adele.

Ugh. Fue lo único que dije cuando vi la puerta de mi clase. Llegaba tarde y todos me iban a ver y observar, pero tenía que entrar, así que abrí la puerta.

-¿Se puede? -Dije con un hilo de voz a penas audible.

-¿Sí? ¿Eres tú... Perla Collins? -Dijo el profesor mirando unas hojas que tenía delante.

-Sí, perdone mi retraso, soy nueva y me había despistado por los pasillos -Me disculpé cabizbaja.

-Tranquila no pasa nada, toma asiento al fondo -Me señaló al fondo con una sonrisa.

Cuando levanté la cabeza allí estaba él, mirándome. No sé porqué, pero nunca me había pasado esto. Ninguna persona había hecho que mi pulso se acelerara ni que me sonrojase. Pasé hasta el final de la clase diciéndome a mi misma "evita el contacto visual" pero no fui capaz. Cuando me senté el se giró y me sonrió. Me sonrió. Noté mariposas en mi estómago. Ugh.