CAPÍTULO 1

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Estoy en un cuarto oscuro, no sé qué pasa. Hay una sombra al fondo de lo que creo, es una habitación, sí, es LA habitación, el miedo se apodera de mí, no me puedo mover, es como si alguien me hubiera pegado al mohoso suelo. Por fin mis ojos se acostumbran a la penumbra y puedo ver a la sombra, ahora un poco más clara, puedo ver que se está acercando, quiero gritarle que se detenga, que no avance, pero cuando abro la boca las palabras no salen, estoy paralizada. Se acerca cada vez más, no puedo hacer nada, su cara está cerca, pero por una extraña razón no puedo verla, la mitad de su cara está casi al descubierto, solo se tiene que acercar más a la tenue luz para que pueda ver quien es...

Me despierto sudorosa, con el recuerdo del sueño. Me bajo de la cama sacudiendo la cabeza en un inútil intento de que esa sombra sin rostro se me olvide, pero yo pero sé que no lo podré olvidar, es el mismo sueño de todas las noches, pero nunca logro verle la cara, los doctores dicen que es un efecto secundario de lo que sucedió.

- Sophie, baja a desayunar - La voz de la abuela me sobresaltó - Hice tu desayuno preferido, corre mi niña que hoy es tu primer día de clases en tu nueva escuela, no quiero que llegues tarde.

Miré el reloj de mi mesita de noche, las 6:30

- Ya voy Abu, me tengo que cambiar - Dije con un tono de entusiasmo fingido en la voz.

En realidad me daba igual como tuviera que ir a la escuela, siempre fui como la oveja negra en todos lados, a las personas les importa mucho como se vistan o la primera impresión que den en un primer día de clases, por alguna razón, a mí no. Me habían expulsado ya de 2 escuelas por ser demasiado "problemática", la verdad es que a las autoridades no les gusta que les digan sus verdades, y es lo que yo siempre hacia, así que, dar una buena impresión en una escuela en la que sé que no duraría mucho, pues, no era mi mayor prioridad.

Mi madre, mi abuela, mi hermano y yo, nos mudamos a un pequeño pueblo en las afueras de Texas, llamado "Addison". Mi familia y yo, habíamos vivido en México, hasta que el incidente pasó y mi madre quiso que siguiéramos con nuestras vidas en otro lugar, pero yo sabía que era para mantenernos lejos de él.

Me puse el uniforme de la escuela preparatoria "GreenHill" a la que mi madre me había inscrito.

El dicho uniforme era: Una falda negra que llegaba arriba de las rodillas, camisa blanca, saco negro y corbata negra. Calcetas blancas y zapatos bajos de gala negros. Qué asco, odio los uniformes.

Antes de bajar a desayunar, tome la llave que abría el cajón de mi mesita de noche y saqué una pequeña libreta que mi padre me había regalado antes de morir, no me había atrevido a abrirlo, hasta ahora. Cuando abrí la tapa, visualice la hermosa caligrafía de mi padre en las primeras páginas.

"Mi hermosa princesa, quiero decirte cuanto te amo, pero sé que no me alcanzarían ni mil vidas para expresarte todo mi amor, sabes que no han sido fáciles estos últimos meses, y quiero pedirte perdón, de no ser por mí no estaríamos así, con estos problemas. Mi amor, lamento haberte hecho pasar por todo esto, por eso hago lo que hago, para salvarte, aunque con ese carácter tan fuerte sé que no me lo perdonarás, pero espero que algún día lo entiendas.

Te han expulsado ya de dos escuelas, gracias a esa enorme rebeldía y ese carácter tan difícil de manejar, y ahora que estás leyendo esto te pido una cosa, ya que empiezas una nueva etapa en una nueva escuela, te ruego, que ahora que yo ya no estaré contigo, hagas tu mayor esfuerzo para mantenerte en esa escuela, tu madre hará todo lo posible para que estés bien y tengas lo mejor, y quiero que la apoyes, es lo que más deseo, si no lo haces por ti, hazlo por mí, porque yo quiero que tu tengas lo mejor, que tengas un mejor futuro que el mío.

P.D: Quiero que siempre luches por tus sueños y siempre logres lo que te propongas, sé que para ti no va a ser difícil, pues siempre has tenido claro que es lo que quieres de ti y de la vida, pero quiero que nunca lo olvides. Necesito que seas esa niña fuerte y valiente que siempre has sido. Por favor, cuídate mucho y cuida de tu madre. No dejes que tu hermano haga estupideces.

Con todo mi amor: Papá"

Lagrimas pesadas corrían por mis mejillas, papá ya no estaba y quería que yo cumpliera su mayor y último deseo, que no le generara problemas ni a mi madre, ni a mi futuro.

Me sequé las lágrimas furiosa, furiosa conmigo, con la vida, con todo y con todos, Él había sido buena persona, y terminó así, tres metros bajo tierra, solo.

Fui al baño y me mojé la cara con agua helada, para que no se notara que estuve llorando. No quería que nadie me viera así, tan débil. Llorar no servía de nada, solo servía para darle a tus enemigos una manera más para destruirte.


Sálvame...Where stories live. Discover now