Encuentro

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Una silueta se deslizaba habilidosamente por las sombras. Atravesó el recinto velozmente hasta llegar a una de las habitaciones.

Un trueno resonó con brutalidad en el cielo. Abrió la puerta, de par en par, dando lugar a un chirrido que recorrió el templo vacío.

La silueta tanteo ciegamente la pared en busca del apagador. Las luces parpadearon que la habitación quedó iluminada por completo.

El lugar olía a moho, humedad y algo más, una especie de olor fuerte, como químicos, o pintura fresca. Una rata correteó frente a él hasta perderse dentro de un hoyo en la pared. Miró los estantes a ambos lados y tomó un libro en sus manos. En definitiva, el olor a humedad provenía de aquellos ocupantes de los estantes. En cuanto al otro olor... parecía venir de pócimas multicolor que aún burbujeaban.

La silueta tanteo los bordes del escritorio hasta que un cajón oculto apareció. Rebusco en el único objeto dentro, un gran portafolio de cuero morado. Dentro de éste, pudo observar siete gemas de colores, a excepción de una. Un prisma rectangular colocado justo al centro, en un color grisáceo.

Algo en él lo llamaba, parecía pedirle a gritos que lo tomara. Y así lo hizo. La piedra estaba extrañamente tibia y comenzó a temblar en sus manos. Alarmado, retrocedió, cuando ésta comenzó a flotar frente a sus ojos. Una bruma negra salió del prisma, la cual comenzó a materializarse en la silueta de un hombre.

—Ah, es bueno estar de vuelta —dijo el recién aparecido con una voz seca y ronca, y una sonrisa de oreja a oreja.

Portaba ropa negra y su piel se veía algo pálida, casi... gris.

—Bueno, estar encerrado en ésa cosa, pasar de unas manos a otras, ver cajones... Vamos, ni siquiera un Djinn pasa por éso —continúo. El hombre que lo había liberado miró con extrañeza al sujeto—. ¿Dónde están mis modales? Soy Nightmare.

Éste extendió su mano, pero el otro no le devolvió el apretón.

—Agh, como quieras... Pareces alguien con una gran iniciativa, no sé, tal vez pueda ayudarte en algo, ya sabes, como agradecimiento o lo que sea... Eh, ¿Cómo se supone que deba llamarte?

—Mi nombre es Cor-... —el hombre se lo pensó mejor. No planeaba toparse con aquel extraño, pero pareció un increíble golpe de suerte. Alguien le estaba ofreciendo su ayuda, finalmente podría conseguir lo que quería—. Llámame Cybermad.































Y así comenzó todo... ¡Chan, chan, chaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan!

Ninjago bajo ataque-One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora