Después de ese comentario de Jongin, el ambiente se llenó de tensión. Kyungsoo me miró con los ojos abiertos como platos y seguidamente se tapó la boca para evitar reírse.
- Otra vez... ¡Que hablo coreano! – grité.
- Le da mucha rabia – Dijo mientras intentaba disimular que le hacía gracia y yo me levantaba para irme. – Espera, Jia.
Me dirigí hacia la puerta sin dedicar ninguna mirada a aquel par de idols, y Kyungsoo me cogió del brazo nuevamente.
- Espera, no te vayas.
- ¿Que no me vaya? – Dije mientras me solté del brazo con fuerza – Si Jongin acaba de decir esto, ¿quién me garantiza que no soy una más? Me siento estúpida por contarte todo esto. – A Kyungsoo se le borró la sonrisa de la cara, pero yo me fui antes de que él tuviera oportunidad de contestarme.
Me dispuse a salir del hotel y mi tío me vio, pero no me dijo nada. Me miró extrañado, pues salí embalada y muy enfadada. En realidad no era para tanto lo que había dicho Jongin, pero yo no sé si realmente lo dijo porque a todos sitios que van, Kyungsoo liga con una chica diferente. Por dios, es un idol, va a tener millones de chicas a su lado que no le hagan lo que le hice yo en Corea.
Al día siguiente yo tenía que ir a hacer unos asuntos, ya que cuando volví de Corea hice una especie de trámite en una escuela de canto a la que había ido. Estaba como en un "hiatus", pero lo que había pasado la noche anterior me dio el empujón que necesitaba para darme por vencida con esto. No quería saber nada más de esto. Soñar grande es para valientes.
Justo cuando salí de la escuela, empezó a llover muy fuerte. Más que lluvia, era tormenta. Y no, no tenía paraguas. Empecé a correr mientras intentaba buscar un lugar donde me pudiera cubrir, y en la acera de en frente vi un bar con un toldo fuera, así que pensé que sería un buen lugar para protegerme mientras pensaba cómo volver. Así que cuando el semáforo se puso de color verde, usé mi mano de visera y empecé a correr. Apenas veía porque había tanta lluvia que mi campo de visión era más bien una mezcla entre un color blanco y una imagen difuminada. Cuando llegué, estaba corriendo tanto que choqué con un hombre vestido de negro.
- Perdón, lo siento
Se giró. No es necesario decir quién era.
- ¿Otra vez? ¿Pero qué haces aquí, tío?
- Ni que estuviera en tu casa. Te recuerdo que vives en sociedad y te puedes encontrar a gente por la calle.
- ¿Y qué haces aq... Bueno, limítate a ignorarme.
Kyungsoo me miró apenado. Suspiró, y respondió a la pregunta que yo no había terminado pero ambos habíamos entendido.
- Las sasaengs nos han encontrado oficialmente. Ayer encontraron a Chanyeol entrando al hotel y casi lo matan del agobio. Los managers están buscando alguna solución. Quizá, irnos a otra ciudad o regresar a Corea.
- ¿Qué? ¿Cómo que te vas?
- ¿Y qué hago?
En ese momento me tembló el mundo. Sí, estaba enfadada pero... Yo no quería que se fuera. Así que dije algo que ni siquiera pensé y me medio arrepentí después de decirlo.
- Pues de momento, venir a mi casa, que estás mojado y te vas a constipar. – Lo dije con tono de orgullosa, y Kyungsoo esbozó una media sonrisa.
- Vale, mamá. – El cabrón había conseguido lo que quería.
Llegamos a mi casa y ni siquiera pronunciamos palabra de camino, pero Kyungsoo parecía feliz. Abrí la puerta y dejé que él pasara primero. Entró poco a poco y empezó a observar cuidadosamente. Como yo no tenía planeada su entrada en mi casa, estaba todo hecho una porquería. Vi como los ojos de Kyungsoo se percataban del desorden del sofá, que estaba lleno de cajetillas de tabaco vacías. En frente, había una pequeña mesita con una caja de pizza y un cenicero prácticamente lleno. En el otro lado de la casa, había una cocina sin separar, es decir, era una cocina estilo americano, pero llena de platos sucios y migas de pan. A medida que los ojos de Kyungsoo recorrían la casa, se abrían con más expresión de sorpresa. Hasta que llegó a la zona del dormitorio. Ésta, estaba sólo dividida por un biombo y delante había algo que despertó la curiosidad del idol que me estaba desordenando la vida. Vio un montón de papeles, todos escritos por delante y por detrás, algunos arrugados y otros cuidadosamente ordenados. Casi no podía verse la mesa.
- ¿Sigues escribiendo?
- Bueno... Sólo cuando estoy inspirada. – Era evidente que seguía escribiendo. Él sabía que era mi vía de escape. Y también recordaba lo que siempre digo: Para escribir es tan necesario el dolor como el bolígrafo.
Hizo un gesto que no dejaba lugar a dudas de sus intenciones: quería leerme. Yo le cogí del brazo pero sin mirarlo a la cara y con única intención de retenerlo, y le dije:
- No... No puedes leerlo porque... - No se me ocurría una excusa.
Él, aún retenido, me cogió del mentón y con seriedad me preguntó:
- Jia, ¿estás bien?
Lo miré con ojos llorosos. Él no sabía lo que me estaba pasando, y honestamente, yo tampoco lo sabía del todo. Sólo me sentía fuera de lugar. Sin embargo, Kyungsoo me abrazó y pudo entender que no era un buen momento para hablar. Le dije que fuera a darse un baño. Nos habíamos mojado con la lluvia y seguro que le apetecía.
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Altibajos de emociones #KYUNGSOO
FanfictionJia es una chica que siempre ha amado Corea y al fin parece que va a cumplir su sueño. Va a audicionar en SM Town. Todo esto, la lleva al comienzo de algo que no es lo que se imagina, y sobretodo, con alguien que no imagina.