Capitulo 2.

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Adam.

Guío a Juana hasta el jardín, donde esta su bicicleta. Justo cuando se va a agachar para tomarla yo me agacho primero para acompañarla a su casa.
Cuando Juana me contó lo que había pensado no supe que decirle, mi mente se quedó en blanco, se me hizo tan extraño que una chica como ella quisiera hacer eso, pero aun así no podía juzgarla porque la quiero.
   ---Adam, no me comentaste ya nada de mi idea ---me dice después de caminar varias calles.
   ---¿Quieres que te diga lo que pienso? ---asiente ---, esta bien, pues pienso que es una buena idea, pero mala a la vez.
   ---Dime por qué es buena y por qué es mala.
   ---Es buena porque nunca sabes si el día de mañana vas a volver a abrir los ojos así que tienes que disfrutar de las ventajas de la vida ---me mira emocionada ---. Pero es mala por todo el riesgo que implica estar solo por ahí y conocer gente desconocida.
   ---Esta bien, acepto que es un riesgo pero quiero hacerlo.
No encuentro las palabras adecuadas para hacerle entender que no puede irse así porque sí. Una vez me fugué por una noche de mi casa, esto jamás se lo conté a Juana, y me fuí a una fiesta con mis amigos, cuando regresé a casa ya estaba saliendo el sol y mi madre estaba angustiada pensando que los había abandonado. Me castigaron pero eso no me impidió seguir viendo a Juana.
Giro mi mirada hacia ella mientras caminamos por la calle, es tan hermosa, nunca me cansaré de mirarla. Es mi mejor amiga y todo pero no puedo decirle que estoy enamorado de ella porque eso arruinaría nuestra larguísima amistad, así que lo único que me queda es el silencio. 
Su idea me parece un poco buena pero tengo miedo a que algo le pase. Escucho que suelta un largo suspiro y me ve observándola. La luz del atardecer le ilumina tan perfectamente el rostro y eso me impide dejarla de ver. Me tranquilizo y sujeto con fuerza el volante de la bicicleta.
   ---Sabes Adam, estuve pensando todo el trayecto desde tu casa hasta aquí sobre mi idea, y mi pensamiento te involucraba a ti.
   ---¿A mí?, ¿por qué a mi? ---le pregunto.
   ---Sí, a ti, estaba pensando que quizá podrías venir conmigo, fugarte conmigo, imagínate conocer todo aquello que no creías capaz de conocer ---lo pienso durante y momento y creo que tiene razón.
Siempre he querido conocer el mundo, conocer gente nueva, maravillosa. Y creo que con esta propuesta que, supongo, me esta diciendo Juana va a cambiar todo lo que quiero. Quiero viajar, quiero conocer mucha gente, quiero comer comida diferente, y además, la razón más importante de todas es que quiero estar a su lado, quiero protegerla de todos los riesgos que hay allá afuera, solamente necesitaré controlar bien mis sentimientos hacia ella.
Juana me chasquea los dedos frente al rostro y vuelvo a la realidad.
   ---¿Y, qué piensas? 
   ---¿Sobre qué? ---Pone los ojos en blanco.
   ---¿Quieres venir conmigo a conocer el mundo?, ¿estarías dispuesto a dejar todo lo que conoces de lado para descubrir cosas nuevas?
Me lo vuelvo a plantear pero esta vez estoy más convencido que si quiero ir con ella, no porque me guste sino porque quiero descubrir que hay afuera de mis límites concebibles. La miro directo a los ojos y una sonrisa comienza a asomarse de mis labios. Asiento. Juana comienza a dar saltos como niña pequeña y después se abalanza hacia mi y me abraza. La levanto y comienzo a girar sobre mi mismo y ella ríe. 
   ---¿Cuando salimos? ---pregunta mientras la bajo para que toque suelo ---. ¿Hoy en la noche?
   ---Espera, espera ¿hoy?, ¿por qué tan pronto? ---pregunto con los ojos como platos.
   ---No aguanto más estar aquí.
   --- Ah, está bien, salimos en la noche ---me vuelve a abrazar ---. Lleva todo lo que vayas a necesitar, y déjales una nota a tus padres que saliste a disfrutar el verano conmigo, yo haré lo mismo con mis padres así no tendrán que preocuparse por nosotros cuando vean que no estaremos en nuestra habitación.
   ---Está bien ---asiente ---, pero dime, ¿a qué lugar te gustaría ir?
   ---Ah no señorita, yo no escojo el destino, té decide.
   ---Pues siempre he querido ir al país mexicano, conocer a nuestros vecinos de otro país. Entonces quisiera ir a Guanajuato, en México.
   ---¿A México? ---Su respuesta me sorprende demasiado pero la verdad es que yo no conozco México y no estaría mal seguirla a donde ella quisiera, si fuese posible hasta el fin del mundo iría con ella.
   ---Si, a México, a se me olvidó, en tu auto.
   ---Sí, está bien, en mi auto pero tendremos que cooperar los dos para el combustible de aquí hasta allá ---asiente rápidamente.
Llegamos a su casa y me despido de ella con un beso en la mejilla y me voy, comienzo a preparar la nota que les dejaré a mis padres en la noche cuando tome las llaves de mi auto, valla por Juana a su casa y de ahí salir de este lugar. ¿Guanajuato?, pensé que diría otro lugar como por ejemplo... ¿Carolina del Norte?, ¿California?, ¿Texas?, pero no, estuve equivocado. Ella quiere conocer México y por lo que sé, México es peligroso pero no importa porque ella y yo sabemos cuidarnos uno del otro. 
Recuerdo aquella vez que íbamos en nuestras bicicletas hacia la nevería y un auto negro comenzó a seguirnos, le dije a Juana que le pedaleara más rápido porque nos venian siguiendo. Nos detuvimos en una esquina y el auto se detuvo enfrente de nosotros, se bajó un señor con un pasamontañas, corrió hacia Juana y yo bajé de la bicicleta rápidamente y me le lancé sobre su espalda y comencé a golpearlo, Juana le dió una tremenda patada en la entrepierna y cuando el hombre cayó al suelo nos trepamos nuevamente a las bicicletas y pedaleamos rápido.
Antes de tomar la perilla de la puerta de mi casa, pienso nuevamente si en verdad quiero hacerlo. Tengo que hacerlo. Todo por ella. Aunque eso implique arriesgar nuestra vida.
Subo las escaleras y entro en mi habitación. Recorro con la mirada las cuatro paredes azules. Inhalo y exhalo profundamente varias veces hasta que comienzo a buscar con la mirada una maleta. La encuentro en mi armario y la saco, la pongo sobre la cama, cierro la puerta con seguro e instantanéamente comienzo a echar ropa tan rápido, todo es tan raro, estoy aquí a mis simples diecisiete años haciendo una maleta para fugarme con mi mejor amiga a mitad de la noche rumbo hacia a México, todo es extraño pero debo hacerlo.
Busco mis papeles en los documentos que tiene mi madre en su cuarto, tomo los papeles que creo necesarios y los echo en la bolsa que tiene la maleta.
El sol apenas comienza a meterse y cada vez comienzo a estar más nervioso. Tomo un cuaderno y comienzo a escribir la nota hacia mis padres, ¿Cómo la comenzaré?

Tan Solo Tú #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora