capitulo#1

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Inhale y exhale el humo de mi cigarrillo, estaba acostada en la punta de mi cama boca arriba mirando el techo, preguntándome como es que de tantos años que tengo aquí, no me había dado cuenta de las manchas de humedad de mí pared.

¡Que asco! Eso no es para nada higiénico, y sí luego eso se convierte en moho y muero de infección??- inconscientemente me encogí de hombros - que mejor que morir intoxicada.- sonreí irónicamente.

- ¡NIÑA! ¡POR DIOS!

Aquí vamos de nuevo, como es que sigo soportandola, ¡Ah ya recordé!.

- Tía Alicia, bienvenida a mí humilde morada, ¿Qué tal van las cosas allá fuera de mi habitación? ¿Alguna novedad?- respondí sin mirarla, realmente me importaba más la enorme mancha de humedad en la pared.

- Persephone, podrías dejar de fumar por un momento y prestarle atención a tú tía Alicia, ya pareces chimenea de tanto humo que sueltas, muchachita - me reprendió, observandome con una mira juzgadora.

- Tal vez si me importara lo que dirías lo haría...pero acabas de invadir propiedad privada, amiga mía, aquí ni tú, ni tus malditas reglas pueden usarme, así que si no tocas como es devido e ignoras mis preciadas reglas te seguiré ignorando a ti, ¿como lo pillas? - hablé encendiendo otro cigarro.

Sonreí con suficiencia cuando escuche sus pasos retrocediendo y cerrando la puerta detrás de sí.

Le explicaré como va ésto, me llamo Persephone, sip como la diosa, solo seré Persephone nada de apellidos estúpidos que te incluyan a un círculo familiar.

Vivía en Venezuela pero tuve que salir de allí por problemas legales, estaba sola, triste y sin ningún hogar al que recurrir, hasta que encontré a mí única pariente biológica Alicia Monroe o como le gusta que la llámemos, Tía Alicia.

Tía Alicia fue muy servicial, atenta y sobre todo comprensiva cuando llegué a sus manos, apenas tenía 8 años cuando me encontró, me sacó del lío donde estaba y luego me trajo aquí, Polonia es por sobre mucho un país muy hermoso pero, nada es tan perfecto, un país hermoso siempre esconde muchos secretos.

Para mí mala suerte, Tía Alicia era la Madam Colett de ese bajo mundo, estaba atiborrada en dinero gracias a sus trabajos fraudulentos, estábamos bien a pesar de no ser dinero justo, vivíamos muy bien, Tía Alicia me trataba como una hija, me compraba joyas y me demostra su amor diariamente.

Hasta que el  preciado negocio se hundió, quedamos en banca rota  y ella en prisión  por manejar un monopolio exclusivo de sustancias ilícitas.

Y ¿yo? Pues yo fuí acogida por un multi-hogar hasta que cumplí los 13.

Ya han pasado 3 años desde eso, tengo 16, vivo en Bélgica junto a mi Tía Alicia que fué sacada de prisión ese mismo año (no pregunten cómo) pero ya nuestra relación no es la misma.

Sentí cuando tocaron la puerta sacadome de mis memorias.

-¡¿Quién?! - respondí levantándome de mi cómoda posición, para lanzarme a la cama aún con mi cigarro en la mano.

- ¡Que mierda de pregunta es esa escualida! - respondieron desde la puerta.

- ¡Sin nombre, no hay paso idiota! - mi voz sonó ahogada por la almohada.

- El puto dios del mundo, ¡abre la maldita puerta Persy!! - volvió a gritar desde afuera.

Como amo que obedezcan mis reglas, irónicamente la puerta siempre está abierta, pero en está casa todos saben que si no doy pase, nadie puede hacerlo.

- ¡Ya pasa! Que fastidioso - le dí una calada a lo que quedaba del cigarro y lo lancé al cenicero de mi mesita.

- Eres una Maldita, como es que aún no te he matado - entró por fin Astrom el idiota de mi mejor amigo, lanzándose en la cama al igual que yo.

Odio no poder Odiarte, ImbecilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora