Capítulo 1: Missing

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Cuando llegué a casa todas las luces estaban apagadas. Por lo que supuse que mamá aun no llegaba de su turno en el hospital donde trabajaba.

Aun sentía escalofríos. Mi estómago era un nudo por lo que no me fui directo al refrigerador como habría hecho en un día normal después de ocho horas de trabajo.

Solo quería encerrarme en mi habitación y dormirme lo antes posible y hacer como si la llamada nunca hubiera existido.

Pero eso era imposible. Me llevé la mano a la frente mientras abría y cerraba los ojos tratando de enfocar bien los objetos. Cerré con fuerza los ojos hasta que sentí comezón en los parpados y volví a abrirlos. Me dolía la cabeza.

Hice mi camino hacia la isla de la cocina. Abri una de las gavetas en donde mamá guardaba muchos analgésicos y jeringas en caso de. Saqué un ibuprofeno y lo acompañé con un vaso de agua.

Levanté mi peso y me senté sobre la encimera.

“Tus hermanos viven, Sarah” volví a cerrar mis ojos. Como si eso fuera a eliminar los recuerdos de esa voz de mi cabeza.

Gruñí. Tenía que superarlo… tenía que… pero una idea interrumpió mis pensamientos.

Saqué del bolsillo de mi chaqueta mi viejo Motorola y prendí la pantallita que se iluminó revelando una antigua foto de mi familia completa.

Busqué en el registro y encontré la última llamada contestada.

Mis ojos leían y releían el número del desconocido. A mi cuerpo lo poseyó un leve escalofrió y un dolor de estómago hizo que mis manos comenzaran a sudar. Tragué saliva ignorando el nudo de mi garganta y aclaré mis pensamientos. Podía ser una completa broma… sí… solo una broma. Pero… ¿cómo lo iba a saber?

Decidí devolver la llamada y averiguar algo sobre ese tipo.

Esperé hasta el séptimo tono. Más nadie me respondió.

Cuando estaba a punto de marcarle nuevamente un sonido que provenía desde la puerta me hizo saltar en mi lugar.

Un bostezo ya conocido para mí  hizo que los latidos de mi corazón se normalizaran y el calor volviera a mi cuerpo.

Las luces se encendieron cegándome por unos segundos y luego distinguí  la figura de mi madre caer rendida en el sofá.

“Oh, linda…” otro bostezo “creí que estarías durmiendo” se incorporó en el sofá y me regaló una sonrisa llena de cansancio.

Sintiéndome atrapada metí nuevamente el teléfono en el bolsillo de mi abrigo y le devolví la mirada.

Me bajé de un salto de la encimera y metí mis manos en los bolsillos de mis pantalones.

“No, no… quería llamar a Beth para quedar mañana… ya sabes. Me gustaría que me acompañara a dejar los papeles” le contesté dando un paso hacia ella y depositando un beso en su frente “¿Qué tal tu día?” le pregunté tratando de parecer casual.

“cansador…”me contestó mientras hacia una mueca quitándose los zapatos blancos con un pequeño tacón “mucho vómito y un nuevo brote de sarampión” reí bajito mientras la miraba acomodarse las medias “y unos cuantos padres primerizos con bebés resfriados… pobres angelitos” continuó mi madre mientras se ponía en pie descalza para caminar hacia la cocina “¿y tú? ¿Mucho movimiento en el restaurante?” me giré hacia ella y negué.

Suspiré pesadamente mientras me volvía y encendía la pequeña luz de la cocina para sacar las tazas de la repisa.

Mi madre ya había puesto a hervir el agua para prepararse un café y luego encendió la tele. Mientras yo sacaba de la despensa una lata de atún para hacer una pequeña “pasta” con mayonesa.

Llamada Perdida  |H.S - Z.M | #Libro1(Saga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora