Capítulo 3

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Volvieron a casa tarde, Chae Rin estaba en la sala con una expresión de pesadumbre, JiMin la observó en silencio mientras que ella saludaba a los niños. Cuando los pequeños se perdieron a través de la puerta, Chae Rin se acercó con la mirada baja y lentamente estiró sus manos hasta que pudo tirar de JiMin hacia su pecho.

-Te amo... Lo siento mucho.- Murmuró sobre su cabello.- De verdad, yo... Soy terrible...

-Está bien... No importa.- Murmuró JiMin la entendía, comprendía lo que era sentirse perdido y no saber qué hacer, después de todo su vida se basaba en ello.- Yo también te amo, Rubia. 

Se sentaron en silencio por lo que parecieron horas, tomados de las manos, como si su mundo no estuviera desmoronándose a su alrededor.







JiMin se despidió de los niños luego de haber tomado una ducha y luego salió de la casa camino a su trabajo. De camino se encontró con varios de sus compañeros, ellos también trabajaban con Chae Rin, se despidió de ellos y continuó su camino.

A pocos minutos de llegar, un delicioso aroma invadió su sistema y se sintió casi en el suelo. Reconocía el olor, por lo que se dio vuelta y corrió lo más rápido que pudo. No podía estar pasándole a él. ¿Por qué?

El tipo se había burlado de sus habilidades como puta. ¡Él solamente estaba obligado a separar las piernas! ¡No tenía que participar del acto si no le daba la gana!

Se recostó en una pared cuando sintió que ya estaba lo suficientemente lejos como para que el olor no lo alcanzara y se permitió respirar un poco. Pensó en quitarse el abrigo, pero pronto volvería a tener frío, así que se lo dejó, se acomodó la ropa y salió dispuesto a tomar otra ruta para ir a su trabajo.

O eso intentó.

Antes de poder siquiera parpadear, JungKook estaba detrás suyo, con las manos sobre sus caderas y su cálido aliento acariciándole el cuello.

-Buenas noches, lindura.- Con todo el descaro que lo caracterizaba, JungKook se tomó el tiempo de deslizar su lengua en el cuello blancuzco de JiMin.- ¿Nos vamos?

-¿A dónde?- Preguntó con incredulidad.- Oh no... No voy a acostarme contigo. Puedes irte a buscar a alguien que sepa como abrir las piernas para que su majestad esté satisfecho.

-¿Te ofendí?- Largó una carcajada que fue muriendo poco a poco.- ¿Quieres que vaya con otra persona, o quieres que te enseñe a abrir las piernas para satisfacerme?

JiMin tragó saliva y armado de todo su valor, miró a JungKook de hito en hito.- No gracias. Tengo trabajo que hacer y no puedo permitirme perder el tiempo contigo. Adiós.

Las manos del Alfa aún estaban en sus  caderas así que trató de separarse, todo intento se vio frustrado cuando JungKook acarició con la lengua su punto erógeno. Por cosas como esa, odiaba ser un Omega. Maldito y estúpido cuello.

-Ngh... Basta...- Jadeó, el Alfa rió un poco, volvió a acariciarlo y antes de poder siquiera hilar un pensamiento se halló a sí mismo siendo besado y acariciado por JungKook en la parte trasera de su auto.

Las ganas de llorar lo abordaron pero se abstuvo de hacerlo. Ya no era un niño, de hecho él tenía que cuidar de niños, y JungKook iba a pagar por eso. No podía permitirse ser débil, así que decidió que iba a ser un espectador silencioso.

Escuchó al Alfa gruñir en más de una ocasión por el silencio que mantuvo durante toda la situación. El dolor estuvo a puntovde hacerlo llorar en más de una ocasión, pero se aguantó las ganas y cerró los ojos con fuerza.

El enojo del alfa empeoró con el pasar de los minutos y todo se volvió demasiado, llegó un punto donde sintió que el aire no alcanzaba sus pulmones y el pánico lo hizo boquear con temor.

-Jung-

El alfa se detuvo un segundo para observarlo con atención y luego reanudó sus embestidas con brutalidad.

JiMin no aguantó más y comenzó a llorar como un niño. Le dolía, por qué todo tenía que ser todo tan doloroso, por qué no podía disfrutar de su vida, de sus hijos, de su juventud, de su trabajo, ¿Por qué?

-¿Qué demonios te sucede?- Preguntó el alfa mientras el olor de la ira inundaba en vehículo.

-M-me duele... Lo siento... mucho

El alfa suspiró suavemente y ayudó a JiMin a sentarse. Entonces acarició su cabello mientras murmuraba que todo estaba bien.

A eso de las cuatro, cuando ya se sentía mejor, JungKook le ayudó a vestirse y le pasó un fajo de billetes aún más grande que el de la última vez, JiMin no dijo nada, sonrió con timidez y salió del vehículo. El Alfa encendió el auto y se fue.

De camino a casa se sintió triste y solo, se consoló con el pensamiento de que al llegar a casa, sus hijos todavía iban a verlo como un padre ejemplar y amoroso. Ellos jamás iban a conocer a ese JiMin que no era más que un Omega desvalido, enojado con el mundo, a ese JiMin que era inútil y que sólo se acostaba a recibir vejaciones.



Al llegar a casa, los niños estaban acurrucados en la cama, con las narices rojas y las manos encogidas bajo la barbilla.

La imagen le calentó el corazón y lo convenció de que faltaba poco para escapar de ese infierno. Faltaba poco para darles a sus hijos todo lo que se merecían.

-Sólo un poco más, un poco más de tiempo y les prometo que voy a cambiar sus vidas.






















Yo... no tengo excusas. Lo siento por la demora jejeje

Feliz año❤😂

Rockabye *KookMin* OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora