A las 4:27

Capítulo 3: El chico de los ojos verdes

Si hay algo que odio más que las personas falsas, es a las clases. La escuela en si me gusta, es decir, ahí están mis amigas y compañeros para divertirme, pero sinceramente, ¿qué necesidad hay de despertarse tan temprano?

- ¿Señorita Hitcup, me podría repetir lo que acabo de decir? - me pregunta la maestra Phillips, el mismísimo diablo en persona. Probablemente porque su esposo la dejo por una holandesa con buenas piernas, además no es tan atractiva por lo que no consige uno ni por una noche. Ahora se desquita con sus pobres alumnos.

- Claro, usted...  - digo tratando de encontrar una buena excusa. No he puesto atención a ninguna de la clases que hemos tenido por el maldito suspenso que me esta creando Venus. Y no ayuda mucho que ella este en las mismas clases que yo, por lo que tengo que resistir el impulso de ir a gritarle cada cinco segundos.

- Parece que... - empieza a decir mi profesora, pero es interrumpida por el agudo chillido que hace la puerta al abrirse. El director Peterson entra al salón de clases, lo que hace que todas las personas queden sorprendidas. Debe ser algo muy importante para que el director se encargue por si solo.

Junto a él entra un chico alto, con pelo café oscuro y unos ojos verde claro. Viste una camisa gris desgastada y unos pantalones azules muy oscuros. El chico observa todos los rincones del salón, analizando, como si estuviera buscando a alguien. Algo en él me es muy familiar, pero no logro descifrar que.

- Alumnos, el día de hoy les presento a el joven Joshua Adams, el cual desde de este momento será un alumno más en nuestras instalaciones. Espero que lo reciban con amabilidad y respeto - dice el director mientras le indica al llamado Joshua su lugar. Él se sienta en una de las bancas de la primera fila y voltea hacia todas partes, esta vez un poco más ansioso.

- Muchas gracias - dice la maestra Phillips - yo misma me encargaré que el muchacho sea aceptado correctamente entre mis estudiantes.

El director sale del salón, no sin antes recordarnos a todos que los exámenes están por comenzar. La maestra parece olvidar mi posible regaño, por lo que la clase trascurre relativamente normal, sin mencionar que Venus parecía sacar humo de sus orejas por tan enojada que estaba. Yo, por el contrario, no dejaba de buscar en lo más profundo de mi mente alguna memoria o conexión con Joshua.

Justo antes del timbre de salida, lo recuerdo. Él es el chico que hace que me despierte cada noche, él que grita mi nombre desesperadamente. No puedo creer que no me había dado cuenta antes, ¡él es la causa de mis problemas! Todo mi vida es un gran misterio gracias a él.

Parece que me he quedado viendolo como tonta, porque voltea a verme con el ceño fruncido. Aparto la mirada y rápidamente recogo mis cosas. Ya con mis libros en mano intento salir del salón de clases, pero antes de poder hacerlo, una mano agarra mi brazo deteniendo mi camino.

Me volteo para encontrarme con unos profundos ojos verdes viendome, los cuales me inspeccionan de los pies a la cabeza, provocando que me ruborize completamente. Joshua se percata de su acción y se aclara la garganta, preparándose para hablar.

- Hola, soy... - empieza a decir, pero una voz enojada lo interrumpe.

- Si, si, ya sabemos que tu nombre es Joshua, no hace falta presentarte. Aileen, ¿nos vamos? -pregunta mi hermana enojada. Algo raro le sucede, nunca la había visto tan enojada alguna vez.

- Amm... Claro - digo mientras sigo a Venus fuera del salón.

- ¡Espera! - escucho la voz de Joshua gritar detrás de mi, pero decido ignorarla. Ya he tenido demasiados problemas por hoy.

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- Meñique