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Y allí estaba ella, con un test en la mano...

No tenía idea de que su vida cambiaría para siempre, pero no de la manera en la que ella esperaba.

Miró a su amiga, su compañera, la única que estaba siempre presente.

-¿Y?- Preguntó su compañera de vida.

-Positivo...- Contestó, viendo sorprendida el pequeño objeto en su mano.

-Entonces... ¿qué vas a hacer?

-No sé... pero, es un hijo, es... uf, no sé, no puedo tener hijos, menos ahora.- Suspiró, dejando el test a un lado.


-Puedes y de hecho ya tienes uno formándose dentro tuyo.

-¡No! ¿en serio?- Respondió de forma irónica. -No me vengas con tonterías ahora, no sé que voy a hacer...

-¿Abortar?


-¿Qué? ¡no! no voy a abortar, es muy peligroso, además tampoco quiero matarlo...

-Tienes una vida por delante, solo tienes 19 años.

-¿Tengo qué recordarte lo qué me pasó hace unos meses? mi vida está arruinada.- Se cubrió el rostro con las manos, toda esa situación le daba nauseas. O quizás era por su embarazo, no sabía exactamente.

-No exageres... quizás no sea tan malo.

-Mira, mejor callate porque no estás en mi situación.- Dijo perdiendo la paciencia.

-Bueno, bueno... 

-¡Lo peor es que él no está! y por mi culpa, ¿entendes? por mi culpa le pasó lo que pasó y soy viuda, viuda porque soy una inútil. ¡Viuda y embarazada! que conveniente.-  Soltó un bufido, golpeando la mesita a su lado, provocando que el pequeño test se cayera.

-Deberías pensar menos en eso... solo te hace sentir peor.

-¿Podría estar peor? no sé que hacer, no puedo tener un hijo, puede que tenga una carrera por delante, pero no puedo darle la vida que merece... no puedo darle absolutamente nada. ¡No sé sostener bebés! ¿entendes? algo tan elemental como tener un bebé en brazos no sé hacerlo. No sé absolutamente nada sobre ser madre, no sé como calmar a un niño y no usaría la violencia para ello... no sirvo para ser madre, hay cables que no conectan en la zona "maternidad"

-¿Eso existe?

-¡Callate! para mí existe. 

-Mira,  vas a tener que decidirte en siete meses o menos, porque tu bebé no te va a esperar.

Ella simplemente asintió, agarrándose la cabeza con las manos, era demasiado complicado.


Siete meses después

La bebé en sus brazos era hermosa, la más linda que había visto en sus cortos veinte años, solo pudo sonreír con tristeza.

-Chau, te vi muy poco tiempo pero... creeme que te amo. Y no me gusta hacer esto, pero no puedo darte lo que mereces, bebita...- Suspiró con tristeza.

-¿No le vas a poner nombre?- Le preguntó el hombre al cual se la iba a entregar.


-¿De qué sirve? si no voy a criarla...


-Pero es lo único que le quedaría tuyo, de su madre biológica. 

-...Está bien. Valentina... es un lindo nombre, ¿verdad? 


-Sí. Me encanta ese nombre... ¿Significa valentía, verdad?

-Exactamente... y espero que así sea, que sea valiente, mi bella Valentina...- Depositó un beso en su mejilla.

Entregó a la pequeña que la observaba con sus ojitos celestes entrecerrados y no pudo evitar soltar unas lágrimas, idéntica a su padre y la vio irse en brazos de aquel hombre, para desaparecer y no verla nunca más.

Y allí estaba, 17 años después... Ámbar Smith... Por ponerle un apellido, claro está. En su plena inocencia creía ser Sol Benson, porque, cuando llevan toda una vida mintiéndote sobre tu pasado, cualquier cosa puede llegar a tener sentido, por más absurda que sea.

Ella tenía que ser perfecta, y para hacerlo, debía tener unos padres tan perfectos como ella, y claramente Bernie y Lily se ajustaban perfectamente a aquél perfil, a aquél estereotipo familiar que ella había creado en su cabeza.

¿Quien podría atreverse a cuestionar su perfección? Definitivamente, cualquiera que lo hiciera, era un completo atrevido. Y no merecía a alguien como ella en su vida. Así fue como se quedó sin novio, sin amigos, sin equipo... Total, no la merecían, era demasiado para ellos.

Y ahí estaba, sentada, sola, al menos tenía aquella medallita que su abuelo le había dado, esa medallita que provenía de sus padres... 

Si tan solo pudiera recordarlos...

Pero no, por más que mirara la medallita, no recordaba nada sobre ellos... Ni sobre la medalla, que ahora era suya, pero por poco tiempo.

¿Por qué? Porque justo en ese momento, se le acercaba la dueña de aquella medallita, bastante molesta.

-¿Que haces con mi medallita?

-¿De que hablás, Luna? Esta es mía, me la dio mi abuelo...

-Si, claro, ¿Te piensas que voy a creer eso? ¡¿Por qué la robaste?! ¡¿Con qué necesidad?! Tienes dinero para comprarte veinte medallitas mucho más hermosas.

-Por enésima vez, yo no te robé nada. Pensá lo que quieras, no es mi problema.

-Dame esa medallita.

-No te la voy a dar, es mía. 

De repente, la gente se empezó a acercar, seguramente para ponerse del lado de Luna, como siempre. Antes de que se armara un escándalo, se la terminó cediendo, pensando en qué pensaría al respecto su abuelo...

Lo que Ámbar no sabía, era que había alguien que no estaba de acuerdo con lo que hizo Luna. 

Y ese alguien era Simón. Simón por lo general solía estar del lado de Luna, era obvio, se apoyaban mutuamente, eran amigos de toda la vida... Pero en esa situación le creyó a Ámbar, lo cual tenía sentido, puesto que ella robando algo que tan poco le importaba de Luna era una idiotez, no lo necesitaba, tenía cadenitas y dijes más lindos y costosos que esa medallita, sin embargo su medallita era la más importante y ella se lo arrebató de nuevo, y acusándola de algo que no es.

Así que hizo lo correcto, fue a hablar con Luna y decirle que lo de Ámbar carecía completamente de coherencia. E intentó que le devuelva la medallita entera, pero claramente se negó, y se sintió mal, porque le estaba sacando un pedacito de su historia a Luna y a Ámbar al mismo tiempo, así que hicieron una repartición justa... el sol para Ámbar y la luna para Luna...

Nunca vio a Ámbar sonreír tan sincera... y le encantó. 

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Hoooola. Soy Sky, ah. Pero Sea está aprobando esto desde el skype choto mientras canta.

Esto salió de una teoría conspirativa de Vero y acá estamos, les advierto desde ya que esto es muy flashero y que...

n a d a     e s     l o     q u e    p a r e c e








Entre PatinesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora