Ya debería estar durmiendo. Pero no puedo. No puedo dejar de pensar en lo que le estás haciendo a ella, y en lo que me estás haciendo a mí. Le dices que la amas y que solo quieres estar con ella, cuando realmente quieres estar conmigo. Noto como cien mil cuchillos van a parar a mi corazón, avisándome de que esto ya se sabía que iba a pasar. Rota y vacía, me aproximo hacia la ventana y observo las estrellas, buscando aquella constelación que ambos sabemos que nos une. Pero ya es tarde, el sol está saliendo, y no habrá una próxima vez en la que quiera regresar a ella, regresar a ti.
