Nota Del Autor: Esta novela se estará publicando en el grupo de "novelas de miraculous ladybug"
«Te volviste un enigma para mi, Dupain Cheng» movía su lápiz en el horario matutino de clases en el instituto François Dupont. Exactamente en la hora preferida del Agreste, la química.
Aun así, estaba tan concentrado en otras cosas que en la clase misma, casi nunca se pasaba desapercibido de las indicaciones de la maestra. Es una rara ocasión en la que ponía poca atención a las palabras de la superior, esto solo atrasaba sus estudios, y más sus tareas.
Sin embargo, eso no importaba si se trataba de conocer a la hija de plebeyos panaderos.
Para su mala suerte, el asiento de la azabache estaba tras suyo. Pocas veces chocaba sus vistas con las dos mujeres: Marinette y Alya. La otra solo se dedicaba a echarle codazos a su compañera quien se escondía en los libros de clase al revés, mostrando sus ya anhelos al tener que tomar un aspecto más a fondo de la apariencia del Agreste, tan coqueto y apuesto que la mayoría de chicas luchaban por él.
—Señor Adrien, le pido su concentración en la clase, por favor—ordenó la maestra, el rubio asintió volviendo a su posición central—. ¿Me puede resolver el ejercicio del pizarrón?
El salón entero—añadiendo a Marinette— se le quedó viendo al rubio quien, con toda la confianza del mundo, asintió sonriente pasando al frente donde un problema de fórmulas apareció en el pizarrón táctil. Posicionó la punta de la pluma frente al aparato tecnológico, poniéndose a trazar diminutas líneas en la resolución de dicho razonamiento.
Los estudiantes quedaron en una disposición plena en concentrarse en lo que hacía. ¿Cómo podía dejar de hacer caso a la clase y saber resolverlo? No entendía, pero resultaba ingenioso la manera en la que el rubio entendía al pie de la letra el repaso que se había perdido.
—Este es el resultado—lo encerró, volviendo a su lugar no sin antes entregar el bolígrafo.
—Muchas gracias Adrien, pero necesito tu atención a la clase y que dejes de dormirte en clase—Adrien asintió, escuchando el timbre de salida—. Necesito la tarea para mañana.
La clase entera solo se despidió con un "Sí maestra" y marcharon del salón.
Adrien se quedó un instante en el umbral, mirando a Marinette curioso y luego salió.«Nino, donde estás cuando te necesito» cambió de dirección hacia el baño masculino, pensando un poco sobre Nino, ¿qué pasó con su compañero? Siempre estaba para apoyarlo, estaba seguro que escucharía un: "Hermano, tranquilo, es solo una chica" de sus labios, pero ahora no tenía su presencia y solo le quedaba pedir ayuda al peor de las opciones.
Su pequeño kwami.
—Sí me preguntas—mordisqueó su queso, impregnando el olor en la chaqueta de Adrien—. No será tan sencillo sacarle respuestas sobre tu dama enmascarada.
—Pero no debo de perder las esperanzas—objetó Adrien—. Sí tan solo...
—¿Sí tan solo qué?—salió de su camiseta, revoloteando sobre la mochila de Adrien entrando a su interior.
—¡H...Hey Plagg!—trató de detenerlo, pero este ya se había metido en el lío de los libros y lápices.
—Veamos que tenemos aquí...—tarareó moviendo su colita—. Oh vaya vaya... Encontré la solución.
El cierre de la mochila se abrió, la mayoría de los libros estaban fuera de lugar, algunos se le salieron unas cuántas hojas inservibles, y, los restantes, permanecieron en donde estaban. Pero el único fin de Plagg era sacar la libreta de "Matemáticas" y mostrárselo a su portador.
—¿Enserio Plagg? ¿Una libreta común y corriente?—preguntó alzando una ceja recogiendo el libro.
—Ni siquiera me dejaste explicarte, niño mimado—escupió el kwami oscuro hojeando las páginas—. Ayer te encargaron una tarea... Dos, creo que una... En fin. Ve con esa panadera, pregúntale la tarea, y te dirá "Oh Adrien, claro que si" y se van, le sacas la información, ¡y todos felices!
—Espera...—Adrien había escuchado todo. Le resultaba ingenioso y a la vez patético la mismísima idea de tener que mentir con tal de estar más cerca de Marinette—. Eso es cómo... Dar mentiras, pero serviría...
—Soy un genio, niño, no por algo estuve cinco mil años de vida tratando de dar consejos de amor.
Plagg no dio palabra alguna que esas, se fue a donde estaba para que el Agreste, ahora que tomó su mochila y dejó la de matemáticas en el baño, establecería una conversación con la Dupain Cheng.
La parte del colegio en donde los alumnos esperaban en la parada estaba completamente llena. La mayoría de los estudiantes se reunían en grupos o parejas dependiendo con quién se llevan mejor. Sin embargo, ahora que había estado buscando a Marinette, la mayoría de los estudiantes se percataron que sus intensiones en estar solo son nulas, y su búsqueda por una sola persona se volvía cada vez mayor.
—¡Marinette!—un grito se intensificó haciendo eco. Aquella bella melena azabache relució entre el choque de ambos—. Marinette... ¿Cómo...?—inhaló—. ¿Estás?
La mujer estaba en un momento de confusión y miedo, ¿desde cuándo Adrien le hablaba? Le parecía extraño, casi nunca se le acercaba a hablar. Y si era así, de seguro le pedía un favor cómo el de los autógrafos. Aunque en esta es todo lo contrario.
—¿Adrien?—se quedó anonada, saltando de improvisto siendo tomada por Alya—. ¿Q...Qué haces aquí? ¿Sucede algo malo?
El rubio negó.
—Solo que—se rascó la nuca—. Los apuntes de matemáticas se me rompieron... Quería pedirte si mañana podremos reunirnos a las seis de la tarde en mi casa.
—¿T...Tú casa? ¿M...Mañana?—Adrien asintió, a lo que Marinette entró en pánico escénico—. Yo...Yo...
—Marinette acepta con mucho gusto—Alya habló por ella, enroscando su brazo en el cuello de su compañera—. Podrán estar los dos ya que voy a visitar a Nino mañana.
—¡Genial!—exclamó el Agreste señalando a Marinette—. Nos vemos mañana Mari.
Le dio la espalda siguiendo su rumbo fuera de la escuela.
Mientras que Marinette, aun con ese nerviosismo que la caracterizaba, sonreía bobamente hacia la soledad.
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[ R é a l i t é ] #ChanguerMLBFandom
Fanfiction«¡Qué peculiar cabello tiene esa mujer! Huele a las flores en plena primavera junto al jazmín y las petunias en el césped más verdoso que pueda existir. Me resulta encantador su auténtico pan recién horneado, incluso llego a admirarla tomar ese mant...