Crónicas de una guerra contra un espectro infernal muy desconsiderado,
el muy-temido-bloqueo-del-escritor y, claro está,
el cansancio del insomnio prolongado.P a r t e I
Venezuela,
Martes — 06 de junio de... un año de fecha cuestionable.El repiqueteo de mis uñas contra la gruesa madera del escritorio parecía ser lo único que me mantenía anclada dentro de los auto-impuestos límites de la cordura. Y es que, sencillamente, había algo en el ritmo del ruido que permitía que no colmara mi restante cuota de paciencia y terminara por enviar todo mi trabajo directico al caño (tal y cómo si todas esas horas de arduo trabajo no hubieran sido la gran vaina y necesitaran descansar, cuanto antes, junto a los de su clase).
Frente a mí, el espectro infernal que llevaba años atormentándome con sus increíbles apariciones —las cuales no eran nadita oportunas, cabe destacar—, parecía estar pasándola en grande, justo como sí estuviera disfrutando del bonche de su vida.
Su gran humor y goce parecían una auténtica sátira a mi desdicha y sufrimiento.
Por su parte, el lado del escritorio que ocupaba estaba plagado de retazos maltrechos de papel lustrillo de diversos colores y hojas con tachones espantosos que habían terminado hechas unas bolas arrugadas para, posteriormente, ser descartadas. Todo vibraba de alegría y entretenimiento, mientras que, mi lado, estaba plagado de fracaso y el triste recuerdo de que aún, luego de casi un mes, me era imposible juntar más de tres oraciones coherentes dentro de la misma página.
Muy en el fondo, envidié la expresión relajada que su rostro demostraba cuando todo lo que yo sentía era una latente y amarga —e inmamable— frustración.
Sin embargo, no dejé que esto se filtrara en mi rostro. Observando una vez más el desorden que había dejado en su lado del escritorio, emití un gorjeo de evidente descontento.
Luego, haciendo acopio de cada ápice de mi autocontrol, me dediqué a simplemente echarle una mirada de puro reproche. Sabía que no me convenía nadita explotar frente a él.
Sin embargo, esa certeza no era suficiente para amainar la indignación que sentía a causa de su comportamiento.
¡Qué pensaba aquél hombre! ¡Cómo si las resmas de papel no estuvieran lo suficientemente costosas para que él las desperdiciara a su antojo!, le dije sin emplear palabra alguna. Maldito fuera. Algún día me las pagaría.
De seguro tenía montada una cara de arrechera pura, ya que, él reaccionó tal y cómo esperaba.
Él, casi como si estuviera burlándose de mi mal humor, decidió que era momento de lanzarme un avión de papel que tenía como destino, nada más y nada menos, que mi nariz. Gracias a los dioses fui capaz de esquivar el trayecto que dictaba aquel mortal proyectil.
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La teoría de soñar despierta
De Todo[ day·dream (dā′drēm′) ] 1. (n.) A dreamlike musing or fantasy while awake, especially of the fulfillment of wishes or hopes. [ day·dreamed or day·dreamt (-drĕmt′) ], day·dream·ing, day·dreams 2. (intr.v.) To have dream...