1. Gorrión azul

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- E-esto es demasiado. N-no estoy preparado emocionalmente para esto -soltó algo nervioso a la chica pegada a su cuerpo.

- Me prometiste que hariamos lo que yo quisiera y lo que yo quiero es hacer esto. Ahora.

El chico trago saliva ante las palabras de su compañera. Estaba nervioso, asustado, ¿exitado? No la palabra correcta seria exaltado, un impulso primitivo le dictaba que se soltara del agarre de la chica y corriese en sentido contrario como si no hubiera mañana, pero algo en su interior le impedia mover un solo músculo de su cuerpo a la vez que sentía como unas ligeras y cálidas manos recorrian su espalda y cintura con una sobrada habilidad.

- ¿Estas listo? -le preguntó fijando su mirada en él.

- S-í...no...si, no lo estoy -dijo en un tono casi lastimero- podemos hacer alguna otra cosa, nos conocimos hace apenas un par de horas. Y pienso que deberíamos hacerlo cuando ambos estemos preparados asi seria mucho mejor.

Lo miro analizando su respuesta- Escucha bien lo que te dire -le ordeno apretando la cuerda en la cintura de ambos- ¡tu primera vez sera mía y de nadie más!

Sintió un escalofrío quemar su nuca al oir esas palabras tan serias salir de la boca de su captora, o quizas era el viento jugandole una mala broma, tal vez eran ambas o simplemente ninguna de las dos.

- Muy bien uno...

- ¡por favor!

- Dos...

- ¡¡¡¡Maldita sea escuchame!!!!

- ¡Tres!

-...

Y sin decir más palabras ambos jovenes se vieron cayendo desde aquel inmenso puente metalico sobre el imponente río que dividia ambos extremos de la montaña. Sintieron el mayor temor y alegría de sus vidas mientras el temor iba reemplazando la segunda por la primera.

- ¡¡¡ERES UNA MALDITA DEMENTE, ESTAS LOCA!!!

- ¡SÍ YO TAMBIEN ME ADORO!

Muchas horas atrás

El como había terminado perdido en medio del bosque por más de tres dias seguidos era algo que él aún no lograba entender del todo.

La última vez que presto atención a su alrededor se encontraba en una pequeña villa comprando chucherias que le parecieron interesantes en ese momento y que ahora lo hacian sentirse estupido. Ahora se hallaba sentado en una roca en medio de la nada con la bola de cristal llena de nubes que habia comprado, eso y una maleta llena con un monton de rocas blancas que habia guardado por que le habian parecido hermosas, una rana en un frasco de vidrio y un encendedor de plata pero nada de comida.

Se sentia un completo idiota. Se quito esos pensamientos de la cabeza y siguió avanzando con la esperanza de encontrar un camino de vuelta a la civilización o algo parecido, ambas eran buenas opciones en aquel momento. Una nube de humo entre los árboles llamo su atención, quizás, debio ignorarlo, buscar otra ruta, seguir perdido y sano en aquel lugar. Pero no lo hizo y ahora era testigo de una poco agradable escena: un grupo de hombres atacando a una chica un poco mayor a él que se resistia a ser atada por ellos.

Ella alcanzo a verlo y el sintio que lo hacia como si se tratara de su ultima esperanza y tal vez asi era. En un impulso de corage o idiotismo o muy bien ambas lanzo la bola de cristal en la dirección de aquellos sujetos, quedo maravillado al ver como de la destrozada bola brotaba una inmensa nube que lo cubrio todo en unos cuantos segundos. Sacudio la cabeza para concentrarse. Aprovecho la confusion que habia entre los tipos para tomar a la chica en brazos y adentrarse nuevamente en el bosque.

Nuestra Última Voluntad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora