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-¿Crees que es fácil para mi verte en ese estado? Me enferma verte así, me duele… - Pude notar como derramaba unas lágrimas.

-Lo siento tanto, Jin- limpié su mejilla- Pero sabes que no puedo dejar a mi mamá. Tampoco quiero ser un arrimado.

-Deja de pensar de esa manera Kim Nam Joon- Replicó -No lo serás, nunca serás nada malo para mí.

Me tome el tiempo de tener una charla muy seria con él, de verdad me importa, y sé que también yo le importo. Es una persona muy dulce, su amistad es muy sincera.

-Entonces Nam Joon… ¿Aceptaras? – estaba algo cabizbajo

-Está bien. Solo dame otra semana, y deja que hable con tus padres.

-¡Me haces muy feliz!- Lanzándose sobre mí. Sentía su abrazo tan protector, tan confortante.

- Sí, pero me asfixias.

Terminé mi jornada de trabajo, para luego dirigirme a mi casa ansioso por decirle. Me encontraba justo en frente de la casa, las luces apagadas, todo en profundo silencio. Termine por abrir la puerta, por la oscuridad y el silencio en el que se sumía, deduje que estaba solo.

No es muy grande así que desde la sala puedo ver la cocina y las dos habitaciones, también el pequeño baño en medio de ellas. Me acerque hasta el interruptor de la luz para encenderla, quedando cegado, parpadee varias veces para acostumbrarme a la luz.

Sangre… Sangre por todo el suelo, las paredes, ¿Qué está pasando? Corrí prácticamente por inercia, abriendo la puerta de mi habitación sin encontrar nada, seguidamente la de mis padres, desesperado por encontrarla. Supe que la última opción sería el baño. Me detuve un momento en frente de la puerta, rogando por no encontrarme con la peor escena jamás imaginada.

Pensé otro poco, hasta que junte todas la fuerzas para terminar de abrirla, cerré mis ojos para luego abrirlos lentamente. Mi mundo se quebraba, me estaba rompiendo en mil pedazos. Lanzándome sobre su cuerpo cubierto de sangre, rogando porque aún estuviera con vida.

-¡No me dejes! Por favor…- dije entre sollozos, mientras apretaba su cuerpo junto al mío. No quería soltarla, quería que se quedara conmigo, algo tonto, era obvio que ella... ella se habia ido. Junte las fuerzas suficientes para sacar mi teléfono y llamar a una ambulancia.

No puedes dejarme, no ahora. No puedo seguir en este mundo sin ti… eres mi única razón por la que sigo con vida, y sin ti… ya no tengo una.


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En mi habitación, recogiendo las pocas pertenencias que tenía. Seok Jin esperándome en la sala. El maldito ser que decía ser mi padre, se encuentra detenido. Tome la maleta en mis manos, echando un último vistazo.

-Nam Joon…- se levantó del pequeño sofá, acercándose- Siempre estaré contigo.- Una suave caricia apareció en mi mejilla- Eres muy importante para mí, y odio verte así.

-Acabo de perder a mi madre, ¿Cómo quieres que me encuentre? –dije sin alzar mi mirada.

-Lo siento, soy un idiota. De verdad discúlpame.- Termino de romper el espacio entre nosotros, dejando su cabeza entre el espacio que quedaba en mi hombro y cuello.

Sentía su cálida respiración chocando en mi cuello, lo cual hizo que una corriente pasará por todo mi cuerpo ¿Qué pasa conmigo? ¿Qué es eso que acabo de sentir? ¡Basta de pensar estupideces! Su mano se posó en mi espalda dando palmaditas, esto cada vez se convertía aún más extraño.

-No te preocupes, soy yo quien lo siente.-Dije para calmarlo un poco

-Creo que deberíamos irnos ya.

-Sí.

Sus padres no dejaban de atenderme y preguntar que necesitaba. Lo sé, sienten lastima por mí. Jin me acompañó hasta la habitación donde se supone ahora dormiré, aunque dudo mucho que pueda lograr dormir.

-Espero te sientas muy a gusto.- Observe el lugar nuevamente, para darme cuenta que son muy ordenados en esta casa. Jin lo es, así que era de esperarse

-Gracias por todo.

-No es nada, de verdad me alegra que aceptaras quedarte.- Si tan solo hubiese aceptado antes, nada de esto estaría sucediendo.- Si te sientes solo, puedes ir a mi habitación, queda justo al frente.

-Sobre eso… ¿Crees que puedes quedarte aquí hasta que me duerma?

-No tienes que pedirlo, lo haré- Respondió con una pequeña mueca, algo como una sonrisa- Me daré una ducha, vuelvo en un rato. Aprovecha para darte una tú también, tienes tu propio baño.

-Está bien

Lo seguí con la mirada, para verlo salir. Seguido, coloque mis pertenencias en unos cajones que Jin me había dicho que podía usar. Quite mi ropa para ir a darme una ducha. Cada que cerraba mis ojos aparecían momentos tortuosos. Salí rápido, no aguantaba.

Tome uno de los apuntes de la universidad, para leerlos mientras esperaba a Jin. Es algo tarde, y mañana debo trabajar. Coloque los apuntes en la mesa de noche, para luego acostarme, tome una almohada dejandola bajo mi cabeza.

Estaba quedándome dormido, cuando muchos recuerdos aparecieron. Mi padre golpeado a mi mamá, luego a mí, gritos, sangre. Salté de la cama pegando un pequeño grito, la puerta se abrió en ese instante, pude ver a Jin que se acercaba apresuradamente.

-¿Qué pasa? ¿Te sientes bien? – toco mi frente es busca de calentura.

-No me dejes- Me aferré a él, dejando escapar sollozos- Nunca me dejes…

-No te dejaré… nunca.- puso sus manos de lado y lado en mi cara, mientras acariciaba con sus pulgares.- Nam Joon… eres fuerte, lo sé- acercaba cada vez más su cara, su nariz rosaba la mía.

Subí mi mano y tome su mentón – Eres un ángel ¿Lo sabias?

-Que lindo que pienses así.

'Gotas Sobre Mi Ventana' ~Kim NamJoon~ EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora