Capítulo 4

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Sentía como algo húmedo y suave se movía por su mejilla, Anya se sobresalto cuando abrió sus ojos y se encontró de frente con aquellos ojos rojos. El lobo la había estado despertando lamiendo su mejilla y ella casi olvida como había llegado a aquella caverna. La tormenta aun estaba afuera cuando volteo a ver hacia la entrada. El lobo se alejo de ella y se inclino hacia abajo, donde movió con su trompa algo largo y de color marrón, la noche estaba comenzando a llegar y apenas podía visualizar lo que el le mostraba, noto poco tiempo después que era una rama y habían varias recopiladas uno junto a la otra. Levanto su cara para observar al gran Lobo de pelaje blanco, quien se sacudió dejando caer nieve en el suelo de la caverna. El había salido a buscar aquellas ramas por ella. Anya casi no se da cuenta que estaba temblando con fuerza, si no mueve la manta que tenia encima de ella.

- Supongo que el choque de mis dientes no te dejaban dormir -Dijo Anya mirándolo, el lobo se sentó sobre sus patas traseras jadeando-, gracias.

El lobo asintió cerrando sus ojos y Anya volvió a sorprenderse, aquel Lobo no era como cualquier animal, el la comprendía totalmente y la sorprendía aunque ya hubiese interactuado con el suficiente. Era un animal muy inteligente y lastima que no podía hablar, por que se moría de ganas por saber la razón por la que la salvo, quería oír aquello para sentirse mas cómoda, pero era posible que si el animal hablase, ella entraría en una especie de pánico. No sabia si eso era sano para ella.

Se coloco de pie para tomar las ramas y acomodarla un poco lejos de la entrada, pero sin alejarse mucho de ella. Busco las cerillas y se dispuso a encender la fogata, cuando la luz los envolvió Anya soltó un suspiro de alivio, se acomodo frente a la fogata y comenzó a calentarse. El Lobo se movió un poco hacia ella y se enrollo a su lado, para cerrar sus ojos soltando un suspiro. Anya lo observo como intentaba colocar su cabeza en una posición cómoda, pero levanto su cara y comenzó a jadear.

- ¿Tienes sed? -El lobo volteo a verla y asintió-. Tengo agua aquí, creo que es suficiente para los dos. Yo también muero de sed.

Anya reviso la canasta y busco el envase con agua fresca que su madre le empaco, pero noto que estaba vacía. Ella miro el envase con preocupación.

- Se derramo mientras corrías -ella volteo a mirar al Lobo, él soltó un pequeño aullido y se dejo caer sobre sus patas.

- Tranquilo -Anya comenzaba un discurso para calmarlo, pero de la nada, un viento fuerte se coló por la entrada y movió la fogata haciendo que casi se apagara. Ella miro aquello con sorpresa-. La tormenta esta bajando de la colina, cuando llegue aquí abajo entonces la fogata no durara.

El Lobo la miro con sus orejas caídas demostrándole preocupación.

- Seré franca contigo -dice Anya-. Si no morimos de sed, moriremos de frió.

El Lobo se coloco de pie de un salto, Anya lo observo extrañada, el comenzó a olfatear el suelo y levanto su cara hacia el final de la caverna, donde la oscuridad lo envolvía. Movió sus orejas como si escuchara algo y comenzó a caminar hacia aquella dirección.

- Espera -lo llama Anya pero el mantiene su paso-. ¿A donde vas?

El lobo se adentro en la oscuridad perdiéndose en ella, Anya tomo un tronco que aun no estaba consumido por el fuego y lo levanto para poder alumbrar su camino, se dirigió a la oscuridad y noto que la caverna tenia un pequeño pasadizo. Miro atrás de ella hacia sus cosas pensando en si dejarlas o no, decidió devolverse para tomarlas y luego volver a caminar al pasadizo con la antorcha en su mano.

El pasadizo era angosto y caminaba con cuidado por el mirando hacia el suelo. Comenzó a cerrarse cada vez mas y cuando estaba por salir de el, el sonido de agua corriendo la alarmó. ¿Era aquello lo que el Lobo blanco escuchaba? termino su recorrido y encontró al lobo junto a un pequeño estanque que caía hacia una especie de cascada sin fin, no se podía observar a donde terminaba por que se encontraba en una profunda oscuridad. El agua era clara y una pequeña luz verde se podía ver en el fondo. El Lobo bebía agua de ella con tranquilidad.

Caperucita & el LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora