Capítulo 5

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La nieve caía suavemente sobre Anya, ella solo observaba con admiración. Adoraba la nieve desde que era una niña y la vio por primera vez. Le encanta ver como caía el copo sobre su palma y se derretía al ser contacto con su piel. Volvía a ser una niña cada vez que nevaba, no podía evitarlo. Entre los arbustos aquel pelaje blanco que la salvo se movió por ellos, Anya sonrió hacia el con emoción.

-Ven salvador -dice Anya con emoción en su voz-. Juguemos con la nieve.

El Lobo comenzó a salir de los arbustos pero fue detenido por otro de color gris, Anya lo reconoció, era aquel que lideraba a la manada del que Salvador la rescató.

- No... -susurro Anya, su sonrisa había desaparecido ahora el miedo la envolvía de pies a cabeza.

- Corre cariño...

Anya volteo con rudeza había atrás donde una voz que conocía muy bien la llamaba. Un hombre de cabello rizados y su camisa rasgada llena de sangre estaba de pie en ese lugar. El!a no podía creer lo que veía.

- ¿Papá?

Su padre se sostenía el estomago, donde las garras de los lobos se habían marcado. Sintió miedo, terror, no podía creer que el estaba allí.

- ¡Corre!

Y un lobo gruño con fuerza saltando sobre ella.

Anya se sentó de golpe sobre el duro suelo, se sintió desorientada pero luego recordó donde se encontraba. Observo al lobo a su lado, quien la miraba atento luego de verla agitada, ella le sonrió y estiró su mano para acariciarlo.

- Tranquilo Salvador, solo tuve un mal sueño.

El lobo se mantuvo estático dejando que la chica lo siguiera acariciando, se detuvo mirando hacia la salida de aquella caverna y noto como una luz débil se colaba por ella.

- Oh, parece que la tormenta ya se ha ido.

Anya se coloca de pie y se acerca a la salida, voltea para mirar a Salvador quien se ha quedado sentado en el mismo lugar. Ella corrió hacia sus cosas y comenzó a empacarlas con rapidez, paso su bolso por su cabeza y tomo la canasta dispuesta a salir de la caverna, pero el gran lobo blanco se atravesó en su camino. Anya se sorprendió.

- ¿Que pasa Salvador? -el lobo la observo en silencio-, debo continuar mi travesía, debo ver a mi abuela.

El lobo no se movió.

-Mi abuela esta muy enferma y no tiene que comer, le llevo medicinas y comida suficiente. Si no llego a tiempo ella podría...

Anya observo al lobo sintiéndose desesperada.

- Por favor, debo irme. Si quieres acompañarme esta bien, pero no puedo quedarme un día mas aquí, debo continuar. Además si seguimos aquí los otros nos encontraran más rápido.

Salvador bajo sus orejas y luego se movió sin quitar sus ojos de Anya. Ella soltó un suspiro de alivio y le sonrió.

- Gracias, si nos vamos ahora llegaremos antes del anochecer a la frontera.

El lobo dejo que Anya atravesara la salida de aquella caverna, se deslizaron por ella hasta que la luz los envolviera por completo.

Ella miro sobre su hombro a Salvador y con pasos vacilantes salio de aquella caverna.
Observo su alrededor atenta de que ninguno de aquellos lobos los haya encontrado. El suelo estaba completamente cubierto de nieve y el frío afuera era mas fuerte de lo que había sido ayer. Algunos arboles se habían cubierto por completo haciendo que Anya se sintiera algo perdida. No recordaba que camino debía tomar.

-Bueno, supongo que no conozco esta zona. No tengo idea de a donde ir, ¿Tu si?

Volteo a mirar al Lobo, él observo cada rincón del bosque y levanto su trompa para oler el aire. Miro a Anya e hizo un gesto con su cabeza invitándola a seguirla. El comenzó a caminar y Anya quien aun se sorprendía de ver a un lobo saber comunicarse, se movió algo enredada con sus pies y comenzó a seguirlo.

Caperucita & el LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora