“Tienes ojos que gritan peligro y labios que incitan a pecar”
Shawn
La semana estaba por terminar, así como la despensa en mi casa a si que había acompañado a mi madre al súper por que faltaba en casa.
—Que tal tu primer semana, cariño.— pregunta mi madre cuando entró al auto.
Bueno, ¿Por donde empiezo?.
•Me intimida una chica con la estructura de un hobbit.
•Me hice amigo de un chico que parece asiático, pero no lo es.
•Todos aquí traen mas de 100 dólares en su billetera. Mientras yo solo traigo 25 dólares, tres fichas del Arcade, una tarjeta mi jugador favorito y un preservativo, que según yo esta caducado.
—Bien.—Contestó
— Te lo dije.— empezó a conducir— ¿Y conociste alguna chica?.
—Si.—miré a la ventana evitando la mirada de mi madre
—¿Como es ella?.— me mira y yo a ella rápidamente para volver la mirada a la ventana nuevamente
—Intimidante.—Susurré por lo bajo
—¿Que?.—Me mira un largo tiempo
—No me mires tanto, vas conduciendo.— ella se gira mirando de nuevo el camino— Puedes arrollar alguien.
Cambié el tema por completo, no quería a mi mamá 'Shippeandome' con alguna chica, aún no estaba listo para eso.
Ese mismo día en la tarde Aaron me mandó un mensaje.
Aaron Carpenter:
[Shawn, ¿Quieres salir?]
Shawn Mendes:
[Claro. 🙌]Aaron Carpenter:
[Mándame tu dirección]Shawn Mendes:
[Ubicación 📌]Aaron Carpenter:
[Nos vemos en 15 minutos]***
—¿Y porque no te agrada _____?.— la pregunta sale de mi boca antes de que me diera cuenta.
—Aunque no lo creas, si me agrada.- me mirá— Es agradable cuando quiere.
—No parecía eso en el almuerzo.
—Hay muchas cosas que no conocés, Shawn.— me miró— Con el tiempo entenderás varías cosas.
Seguimos caminando, Aaron me guío hasta un local.
En cuanto entramos puede ver que el local era enorme, había cientos cosas. Había de discos de acetato, una pequeña parte donde había libros, con una pequeña barra junto a una pequeña la cual conectaba con la cafetería de junto, cientos de instrumentos se encontraba detrás de un gran vitrina o en repisas o simplemente parecían estar colgando del techo, era enorme el lugar, era el sueño de cualquier persona amante de la música, las paredes estaban llenas de pósters de bandas clásicas, era un lugar increíble.Veía a unos discos junto a Aaron cuando escuchamos un grito de la parte superior de la tienda.
—¡Carpenter!.— Mire a la chica que grito, Suzanne.