Me creíste. Me creíste cuando te dije que no me gustaban los ramos de rosas porque era muy cliché, que las pobres rosas morirían marchitándose solitarias.
Estúpidas rosas, estúpida su belleza y su perfume que hipnotiza a tantos y que las demás flores desearían tener.
Pero... Si las demás fueran tan bellas y tan aromáticas como las rosas no serían tan especiales, ¿si las rosas fueran eternas, qué tendría de poético su nombre?
Y si un ramo de rosas me dura solo un día ¿a quién le importa? Y si es un cliché estúpido ¿a quién le importa? Y si se mueren jóvenes y bellas ¿no sería acaso la mas bella poesía?
Por eso hoy te digo, que no elijas el ramo más vistoso ni caro, no te preocupes del color del moño o si tiene celofán. Porque viniendo de ti seré feliz con una sola rosa.