Día 1: La Partida.

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La noche fue demasiado corta, acostarte a las 2 para levantarte a las 5 no sale rentable, os lo aseguro, sobre todo cuando te espera un viaje a Sevilla para que tu novio coja un avión hacia Barcelona y de ahí a su ciudad alemana. Solo tardé cinco minutos en vestirme, y aun bastante dormida, no sabía lo intenso que sería el día que se venía por delante, de hecho, no era consciente de nada (supongo que son una de las ventajas de estar dormida), me subí al coche con toda la tranquilidad del mundo, saque mi ipod, le tendía un auricular para que escuchara conmigo y puse Give Me Novacaine a todo volumen, porque si, porque en ese momento fui consciente de lo que se venía encima, de porque me había levantado a las 5 de la mañana, de porque iba en un coche camino a Sevilla con sus padres, entonces, el mundo, con todo su peso, y esa pelota que estaba en mi interior, reventó por completo. En un instante cerré los ojos, y pensé que se trataba únicamente de una terrible pesadilla, que lo estaba soñando y que, si contaba hasta 3, me despertaría en mi cama, pero no fue así, eso era la realidad pura y dura.

Puedo asegurar que no fue el mejor viaje de mi vida, y mira que he tenido viajes malos, pero este sin duda, se lleva la palma. Él no dejaba de suspirar y de vez en cuando notaba como se le caía una lagrimilla, me entraban ganas de preguntar "¿De verdad te quieres ir?" y lo hice, con toda mi cara se lo pregunté, no directamente, porque bueno, no era cuestión de hacerlo delante de sus padres, pero es la maravilla de las tecnologías y mi ipod, consiguió sacarme de ese apuro, su respuesta fue "Es lo que he querido siempre, no me gustaría perder la oportunidad"  también he de reconocer que le dije que le hubiera dado cualquier cosas si así se quedaba, pero, no lo intentéis nunca, no suele ser efectivo. Sabía que era algo perdido, que se iría si o si, aunque en su interior no estaba del todo seguro, pero, aun así, quiso seguir adelante y yo estaría a su lado apoyándolo en todo momento.

Cuando llegamos al aeropuerto volví a sentir esa sensación de angustia del día anterior, ese terror a lo que se me avecinaba. Se hicieron los tramites típicos de un aeropuerto, digo yo, porque para mí era la primera vez que entraba uno, y sinceramente mi primera vez en un edificio así me lo imaginaba para irme yo a ver mundo, no para lo que había ido en realidad, que era despedirme de lo que más amaba. En todo el tiempo que estuvimos allí, quería que el tiempo se parase, que los minutos fueran eternos, no quería separarme de él, me agarré a él y no quería soltarlo, porque si se iba a Alemania, que me llevase a mí también, que preferiría mil veces eso a lo que me iba a tocar vivir. Lo miraba cada dos por tres, quería recordarlo todo de él, quería quedarme con cada lunar de su cara, con cada expresión que hacía, con cada arruguita que le salía al sonreír y con la que le salía al arrugar la nariz, no quería olvidar eso, quería cerrar los ojos y recordarlo todo, incluso su olor. Pero entonces, llegó el momento de pasar el control, y por lo tanto, la despedida, ese momento para el que tanto me había preparado pero para el cual no quería que pasase, no quería separarme pero lo tuve que hacer, le tuve que decir adiós, darle el beso más largo que he dado en mi vida y ver como pasaba el control del aeropuerto hasta perderle de vista, pero de mis ojos no salió ni una lagrima, me sentí como una insensible, pero creo, que no era ni el momento ni el lugar para hacerlo, tampoco no quería que lo último que viera de mí, fuera a su novia llorando, con la cara y los ojos rojos, tampoco quería que se fuera con una mala sensación, quería que partiera hacia esta nueva aventura con una sonrisa en la cara, viendo como todo el mundo a su alrededor lo animaba a seguir adelante.

A lo que más le temía no era la ida, sino la vuelta, ya que solo volveríamos sus padres y yo, pero siendo sincera, era como si una parte de mí se hubiera ido con él, me sentía incompleta y vacía, y así, de esa manera se lo volví a decir (lo reconozco, soy demasiado sincera) entonces no pude evitar que las lágrimas cayeran de mis ojos, me sentía rota y dolida por dentro (benditas gafas de sol!) pero en cierto modo aliviada, porque ahora empezaba la cuenta atrás para volverlo a ver, ya quedaba menos para que regresara y estuviera de nuevo aquí conmigo. El viaje de vuelta fue mejor de lo que esperaba, su madre estuvo casi todo el tiempo hablando conmigo, y aunque había intentado hacerse la fuerte, de vez en cuando se llevaba las manos a los ojos y se secaban las lágrimas, esa imagen hizo que se me rompiera mucho más el alma.

Cuando llegué a casa alrededor de las 10 de la mañana, no tenía ganas de vivir, únicamente me senté en el sofá al lado de mi madre, la cual también había estado llorando (lo siento mama, tus ojos rojos te delataban) y me preguntó "¿Qué tal la despedida"? pero no pude articular palabra, únicamente me limité a encogerme de ojos e irme hacia la ducha, necesitaba que mi cabeza se despejara, ya que, por desgracia mía, al día siguiente tenía examen, del cual no me sabía absolutamente nada, pero bueno, eso es un caso aparte. El día pasó más lento que un caracol, después de una ducha para despejarme las ideas, me puse a estudiar, pero los ojos me pesaban de tal manera que tuve que parar y echarme a dormir un rato, eso no fue un problema, ya que estaba bastante agotada, pero cuando me desperté la sensación de vacío volvió a apoderarse de mí, notaba como lentamente las lágrimas se derramaban por mis ojos, otra vez esa asquerosa sensación de quererme morir. Respirando muy hondo, e intentando tranquilizarme, volví a la normalidad, o por lo menos, a toda la que se puede esperar después de un día tan agotador, pero no podía estar en la cama, no porque no quisiera sino porque no se me apetecía así que aquí nació mi afición por irme al suelo, que ahora en verano sienta estupendamente porque está fresquito, así que cogí mis apuntes y me puse a estudiar.

Aquí viene la segunda parte, no es recomendable estudiar después de un día tan movido, me faltaban aún dos temas por estudiar y sinceramente, era bastante imposible que con el dolor de cabeza que tenía encima yo pudiera estudiármelo. Gracias a mi amiga del alma (a la cual quiero con todo mi corazón) se dedicó a mandarme audios de whatsapp para explicarme los temas y aunque solo pude estudiarme uno porque el otro no había manera, me acosté para descansar, al fin y al cabo, mañana sería otro día. 


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⏰ Last updated: Jun 13, 2017 ⏰

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Diario de una relación a distancia (y cómo sobrevivir a ella sin morirse)Where stories live. Discover now