Capitulo 4

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"Hombre, Shikamaru es tan inútil..." Naruto gruñó mientras firmaba otro documento, ¿qué clase de asistente era él, no se suponía que debía trabajar si el Hokage no estaba disponible? Apuesto a que la Nara dejó que todo se llenara a propósito.

Pero el rubio no estaba frustrada al menos. Sonriendo de par en par a ese pensamiento, recordó esta mañana, ¿cómo podría alguien estar frustrado y / o loco por mucho tiempo después de una sesión sexual como esa?

Con su esposa, Hinata, sí, esa mujer sexy. Estar enojado o frustrado sería blasfemia después de lo bueno que lo paso esta mañana. No sabía si sólo estaba siendo así porque había pasado tiempo desde que él y ella tuvieron una sesión de sexo como esa... Pero de cualquier manera, fue refrescante y una muy, muy buena experiencia.

Demonios, incluso reconsideró esa cosa rápida. Él nunca entró en detalles sobre eso. Lo hicieron en su oficina, él no miente, era emocionante hacerlo aquí. Pero parecía que Hinata estaba más en ello y ella llego más rápido que el, y antes de que pudiera el también terminar, Shikamaru interrumpió. Para lo cual Hinata se marchó con un rubor de vergüenza esperando que el Nara no supiera lo que estaban haciendo, dejando a Naruto sentado allí, caliente y un poco enojado.

Pensando en ello ahora, parecía que realmente era egoísta en ese momento, que no era él. Si Hinata sólo alcanzó el clímax, entonces que así sea. Mientras le complaciera a su esposa, sólo tenía que acostumbrarse a ello y terminar rápido, lo cual sería nuevo para el rubio.

Y no. Esto no era causado por Hanabi de que pensara en ello... Maldita sea, no se podía mentir, tal vez ella era la causante aunque sea un poco de ello. Pero también Hinata era la causante por el inicio de su horario ocupado recientemente. Y para ese momento, le hacía falta el cuerpo de su esposa.

Hanabi solo hizo lo suficiente para que no pudiera controlar por sí mismo. El suspiro... "Hanabi"... Ella llego de pronto a su mente, recorto su pequeña y estrecha hendidura rosada, como apretaba alrededor de sus dedos, su sabor. No que decir cuando se venía, era caliente. No siquiera Hinata era tan salvaje.

Eso era otra cosa, el empesaba a pensar en la razón de la cual se sentía atraído hacia Hanabi. El a sido cortejado por varias mujeres, eso no le molestaba ya que la única mujer para él, era la hermosa Hinata. Pero de pronto viene Hanabi, que era una Hinata calcada, pero aun así, el no entendia porque, pero era tentadora. No sabía expresarlo con palabras normales, pero para él, Hinata era su ramen preferido que siempre se comía y Hanabi era el nuevo sabor que no se quitaba de la cabeza.

O bien era que él tenía un gusto para las Hyuga.

Él se rio entre dientes. "Me pregunto si vendría esta noche". Se dijo mientras se relajaba, solo pensar en ello lo hizo temblar. El no iba a dejar que solo fuera sexo oral esta vez, él se la tenía que coger. Miro hacia la ventaba cuando un pensamiento resurgió a su mente, era más de medio día, se podía decir que el sol se estaba ocultando.

No se lo había dicho a Hinata, pero hay un libro que todos los Kages tiene que leer, en el hay enumeradas los privilegios que recibe un Kage en Konoha. Uno de los más interesantes fue que recibía un palacio, construido a medida que el Kage en turno lo especificara. Pero él y Hinata se mudarían a esa mansión cuando estuvieran listos, ya que les gustaba vivir en la casa de los padres de Naruto. Pero dejando eso de lado, no era ese el motivo que recordó el libro, hay un privilegio que cuando lo leyó creyó que era una locura, pero en su situación actual...

De pronto el sonido de la puerta lo saco de sus pensamientos, se giró para ver a dirección de la puerta. Y... bueno, él se sorprendió por decir menos, sus ojos se regresaron a la ventana, definitivamente había un poco de sol. Luego sus ojos volvieron a la persona que estaba parada para ver que esta cerraba la puerta. "Hanabi" dijo el rubio mientras aclaraba la garganta. La joven le sonrió, ella por lo general llevaba un kimono tradicional de su familia, pero esta vez no. Tenía un kimono color naranja con los símbolos Uzumaki y Hyuga lado a lado cosidos en el pecho derecho. El trago saliva, ella sabía cómo ponerlo nervioso. Aunque él estaba un poco triste porque ella no llevaba ese diminuto kimono que tanto le gustaba, pero estaba seguro que lo volvería a ver.

Seduciendo a Naruto-kunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora