♡ Mi pequeño yo ♡

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No hace mucho que me he mudado de departamento nuevamente. Para ser honesta, si tuviera una moneda por cada vez que me mudo, sería millonaria y con ese dinero crearía una fundación para perros y gatos abandonados.
Mientras mis padres descargan el equipaje, decido hechar un vistazo al vecindario, pero sin darme cuenta me topo con una segunda sombra.

-¿Quién eres tú?- pregunta una niña muy linda, de largo cabello castaño, largas pestañas y bonita sonrisa.

-Ah... Soy Hitomi- respondo un tanto angustiada.

-¿Eres nueva verdad? ¿no quieres venir a jugar conmigo?- dice mientras sostiene una paleta multicolor.

-¡Claro!, ¿pero cómo te llamas?- pregunté.

-Me llamo Jimena, por cierto, tu nombre es muy hermoso.

-Gracias, mi nombre completo es Hitomi Shiguren, en una ideología antigua significa "rosa sangrienta".

-¡Wow! Tan bonito nombre y tétrico significado- exclamó mientras me observaba detenidamente.

Pasamos horas jugando, de la mañana hasta la noche. De algún modo era increíble verme a mi misma jugar con una niña desconocida, puesto que siempre había sido muy seria y reservada.
Pasaron aproximadamente cuatro meses, mi padre nos había llamado a todos en la sala.

-Hijos, quiero decirles algo y quiero que lo tomen con calma- dijo mientras ponía sus manos en la nuca.

-¿Qué sucede?- preguntó mi hermano.

-Su madre tiene cáncer de mama, y hemos decidido mudarnos de nuevo. Ya sé que para ustedes es tedioso, pero es necesario que lo hagamos, ya que los medicamentos que necesita son demasiado caros y la renta de aquí es un fraude.

-¿Qué es el cáncer de mama?- pregunté

-Es un ser maligno que ataca al cuerpo de tu mami- respondió mi padre.

Era obvio que mi padre me hablara de esa manera, yo sólo tenía 7 años, no podía comprender aún términos médicos.
A la mañana siguiente, Jimena viene a buscarme.

-¿Es cierto que te vas a mudar?- hace la pregunta un poco desanimada.

-Sí, lo siento- digo mientras agacho la cabeza.

-No te preocupes, te comprendo, sólo espero y sigamos siendo amigas.

-Sabes que seguiremos siendo amigas, espero visitarte pronto- digo tocando su hombro y poniendo una sonrisa.

Tardamos tan sólo tres días en empacar e irnos. Su madre de Jimena nos había regalado una canasta de fruta como despedida. De repente comenzó a llover y mientras veía caer la lluvia a través de la ventana del coche, imaginaba cómo sería mi vida con tantas mudanzas y con la enfermedad de mi madre.
Pero esto, apenas era el comienzo de una vida llena de amargura y tristeza.

No es lo mismo cancer de mama, a que mamá con cancerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora