"sobre advertencia no hay engaño"

61 1 0
                                    

Ya han pasado cinco años. Ahora tengo 12, ya no soy tan pequeña para que alguien me cuide, pero tampoco soy lo suficientemente grande para tomar decisiones por mi cuenta, era como un punto intermedio.
Asisto a una secundaria cercana a mi casa, apenas voy en primer año, sinceramente no me agrada mucho la secundaria, es estar varias horas sentada para después poder ir al baño y cuando te das cuenta ¡pum!, se terminó el descanso. No me puedo quejar de mis compañeros, realmente son muy agradables, ahora he sido más sociable, tanto, que tengo 6 mejores amigas, posiblemente más pero no las he contado bien, a lo mucho serán como 10.

Todas mis amigas me buscan, me ayudan, me quieren... Nunca me había sentido tan feliz, supongo que es una de las recompensas de ser sociable ahora. Creí que toda mi vida sería un lecho de rosas, pero como siempre, estaba equivocada.
Pasó un mes, creo que de apoco comenzaba a olvidar lo tedioso que era estar ahí, sentada frente a un pizarrón las próximas cinco horas, sin poder hablar o pararte de tu lugar.
Fue entonces cuando mi vida empezó a girar...a girar y a girar... Conocí un chico, se llama Roberto. él iba en la misma secundaria que yo, sólo que en tercer año. Él era alto, delgado, con cabello alborotado, cada vez que lo veía, mi cuerpo temblaba, me sentía nerviosa y al mismo tiempo feliz.

-Oye, ¿puedo preguntarte algo?- pregunté a Deyaneira, una de mis mejores amigas.

-¿Qué pasa?

-Bueno, verás... ¿sabes qué tipo de malestar es aquél en el que sientes una revuelta en tu estómago?

-¿te refieres al hambre?

-No, nada de eso, no sé cómo explicarlo

-Vamos, dilo. Sabes que estoy para ayudarte

-Está bien. El otro día estaba hablando con Roberto y sentí cómo mis tripas empezaron a hacer fiesta en mi estómago, además mi pecho me empezó a doler

-¡Oh por dios!- exclamó Deyaneira mientras se tapaba la boca.

-¡¿Qué?! ¡¿tengo algo en la cara?!- dije impresionada.

-¡No!, es sólo que... Debo decirte que lo que mecionas, no es ningún malestar. Estás enamorada.

-¿enamorada? ¿pero de quién?

-¡No te hagas la graciosa! ¡¿de quién más?! ¡estás enamorada de Roberto!- dijo mientras me daba un zape.

-¡Woow! ¿y ahora qué hago?

-Descuida, he visto estas situaciones en películas de romance y creo que deberías...- Deyaneira se quedó pensando- ¡Ya sé! ¡confesar tu amor!- terminó.

-Aguarda un momento ¿pero si no le gusto?

-Cielos... Tienes razón- dijo mientras tocaba su barbilla.

-Oye, tengo una idea. ¿Qué tal si mejor sigo hablando normal con él? En caso de que sospeche que yo igual le gusto, es cuando tendría la oportunidad de declararme.

-Puede ser, sólo recuerda enamorarlo ¿eh?

Siguieron transcurriendo los días, cada vez las pláticas entre Roberto y yo eran más frecuentes. Un día él me invitó a salir, para ser honesta estaba demasiado nerviosa, no tanto por lo que iba a ponerme, sino, para pedir permiso...

-Oye mamá, ah... ¿y si te dijera hipotéticamente que quiero salir?- dije mientras miraba el piso.

-¿A dónde?

-Al parque

-¿Con quién?

-Con un amigo

-¿y si te dijera hipotéticamente que no te doy permiso?- dijo mientras terminaba de lavar los platos.

-¿Qué? Por los cielos, sólo es un amigo, te prometo no tardarme, además a mi hermano lo dejas salir todos los días.

-Lo dejo salir porque ya es mayor y se puede cuidar solo

-Bien- dije poniendo una cara de perrito abandonado deseando ser adoptado.

-¡Pff! Está bien, te daré permiso, ¿cuándo vas a salir?

-Mañana a las 12:00 p.m.

-Bien, pero te advierto que te quiero ver en la casa a más tardar a las 5:00 p.m. para comer.

-¡Sí, te lo prometo!

-Sabes que sobre advertencia no hay engaño

No es lo mismo cancer de mama, a que mamá con cancerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora