Fénix

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Después de esa considerada "auto derrota" decidí realizar de nuevo una elección de preparatoria. No iba a dejar que un corazón roto y una ira hacia la humanidad me dejara detenerme. Aunque claro, primero tenía que encargarme de ciertos asuntos que arruiné por culpa de K. Lo que hice fue pasar tiempo con mi familia, pedir perdón a mis amigos y sobre todo el perdonarme a mi mismo, por creer que mi intelecto sirvió para nada. Tengo un IQ de 187, soy brillante pero caí en el amor como un tonto. Nada podía levantarme en ese momento, excepto mi familia y amigos que me demostraron que no tengo por que ser alguien sin aspiraciones. Decidí que, si empezaría de nuevo, lo haría siendo el mejor, demostrando ese intelecto y hacer ver al mundo que el ideal es lo único que no se puede domar.  Quede en un tal "colegio de bachilleres" donde lo único que esperaba era que la historia no se repitiera. Sorpresivamente encontré compañeros que entendían mi forma de ser y que no necesitaba explicar dos veces. Así es, mi vida era algo sorprendente y feliz, hasta que saliendo de filosofía llegarían dos personas que sin darme cuenta me mostrarían la felicidad...

El guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora