"Valiente"

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Emma recordaba aquellos momentos en los cuales rodaba por el césped verdoso, reía sin parar mientras se imaginaba a su madre tratando de atraparla, era una bella ilusión que ella misma se tenía, aunque nunca llegó a pensar que en realidad su progenitora estaba con ella, las lágrimas seguían fluyendo, la había visto, ¡La había visto! Quería gritar por la emoción, al mismo tiempo que por la desesperación.

—Emma —Juliette se agachó a su lado, colocó su mano en su espalda sonriéndole con ternura —tranquila.

—era ella —susurró.

—si Emma, ella era tu madre, la cual nunca te ha abandonado —beso su cabellera mientras la abrazaba —yo mi niña, no llores.

—vino a verme...

—siempre te mira, solo que esta vez más cerca que nunca —la apretó contra ella —Emma, tranquila, a ella... No le hubiera gustado verte llorar.

—es imposible abuela —se alejó un poco de ella.

—estás frente a todos cariño.

Emma se levantó secando sus lágrimas, un par de hojas de cerezo cayeron en su melena, sonrió a medias, era cierto, debía de ser fuerte, ser valiente. Abrazo a su abuela con fuerza, regreso sentándose en la manta, Lila la observaba con ternura, acarició un par de mechones azulados y beso su frente, su abuela Sabine se mantenía quieta, en las manos mantenía un plato con un par de cupcakes, Tom tenía la mirada perdida. Emma gateo hasta ellos abrazandolos, ella había perdido una madre, pero ellos... Una hija. Su padre se mantenía en silencio, mientras que la mujer a su lado comía algo confundida.

.

El día había pasado, Emma observaba por el cristal del automóvil de su padre, el silencio dominaba, el sol ya se había ocultado, pero el cielo era cubierto por una serie de nubes.

—tranquilas nubes —trato de consolar, observaba el cielo cubierto por miles de esponjosas nubes grisáceas —no deben llorar por el sol cubriendo la belleza de la luna, al menos el volverá dentro de unas horas —pensó en su madre, en cómo la vio e intentó abrazarla.

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Emma corría a toda velocidad, luchando contra el sol, su vuelo se había atrasado, por lo que no había podido llegar la noche anterior, el tráfico se había presente en la gran ciudad a pesar de ser domingo, sus cabellos azabaches se agitaban por el aire, brincaba entre los tejados apoyándose de su gran abanico, agradecía el tener a Duusu, aunque no evitaba pesar que llegaría más rápido como el Miraculous de la creación.

Bajo con cuidado, quitó su transformación dejando ver a Duusu el cual aplaudió con sus pequeñas manos, había llegado a tiempo, la casa seguía igual que la última vez que la visito, sólo que ahora el jardín estaba lleno de distintos girasoles, los favoritos de la esposa de su padre, abrió la puerta con cuidado, abrazo su mochila a su pecho. Duusu señaló la cocina, Emma le entregó algunos ingredientes al igual que una pequeña caja, con mucho poder dentro, el Kwami las tomo con muchísimo cuidado flotando.

—¡Charlotte! —gritó en susurro, la pequeña niña pelirroja salió de su habitación observando a la joven adulta, bajo las escaleras con cuidado, abrazo sus piernas con fuerza.

—Emma —susurró, muy a pesar de que la conocía de solamente 2 años, le había tomado mucho cariño —¿Qué haces aquí?

—hoy es el día del padre linda —apretó levemente su mejilla —tenemos que ser precavidas, no queremos que nos descubra.

—no creo —sonrió, la infanta se apartó de ella, camino hacia el cuarto lleno de instrumentos de limpieza, saco un regalo perfectamente envuelto, lo colocó en la mesa —lo hice yo, ¿Qué traes tú?

Ya No Estás Tú [Three-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora