Vida.

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La vida era demasiado curiosa, la vida... Es demasiado corta, es compleja pero aún así hermosa. Muchos pueden vivir el nacimiento de su nietos, otros ni siquiera pusieron ver a sus hijos casarse, y aún más triste, verlos crecer.

Marinette había cumplido sus principales sueños, culminar sus estudios, ser una diseñadora exitosa, encontrar a quien la hacia sonreír tontamente, casarse con el, pero ahora iba por uno de los más importantes: ser madre.

Había sido difícil, un proceso complicado, después de múltiples embarazos psicológicos, por fin ocurrió, nunca había sido más feliz en su vida; recuerda haberse lanzado a su esposo y llenarlo de besos mientras lloraba, al momento que se convertian en el centro de atención de todos los trabajadores de la empresa.

No se presentó ningún problema en los primeros meses, se cuidaba cada día y su esposo la cuidaba como si fuera más frágil que la porcelana; a él le gustaba recostarse a un lado de su vientre y susurrar lo mucho que lo/la amaba. Su felicidad era notoria cuando se enteró del sexo de su bebé «Emma» fue lo recitó mientras unas lágrimas se escapan de sus orbes esmeraldas y besaba a su esposa.

Su suegra era quien la visitaba con regularidad, le daba algunos consejos, le ayudaba cuando necesitaba levantarse y Adrien no estaba. Era cierto que no se habían llevado bien aquel día que llegó sorpresivamente a su mansión de la mano de su hijo, ya que ella estaba al tanto de los constantes rechazos que provocaba la azabache.

Alya y Chloé solían debatir sobre de qué color sería su ojos y/o melena.

Amaba los detalles de su esposo, cuando llegaba por las noches, con un ramo de flores, y una guitarra para cantarle, o cuando su bebe estaba inquito y le cantaba una canción de cuna o le contaba un cuento.

Aquel día, justamente al cumplir el noveno mes comenzó a tener contracciones, Adrien abrió la puerta mientras la ayudaba a salir, justo en ese instante, un fallo en la electricidad provocó que uno de las columnas principales de ese piso cayera.

Marinette solo cubrió su vientre mientras caía al suelo; después de eso todo fue borroso para ella, escuchaba la voz de su esposo diciendo que todo estaría bien, su cabeza le dolía y la sentía húmeda. También recordaba una voz femenina rogando que resistiera un poco más, intento abrir los ojos, pero le parecía imposible, el dolor era intenso.

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Le dolió ver a su esposo llorar mientras le entregaban a su hija, sollozó abrazándola mientras le decías "te amo Emma", se sintio dolida por no soportar lo suficiente. Pero nada la hirió más que ver a Adrien gritarle que no podía dejarlo, no ahora, mientras abrazaba su cuerpo inerte, sus lágrimas cargadas de dolor. Verlo trasformado gritando para desahogarse, nunca experimento nada tan difícil hasta ese momento; se acercó besando su mejilla.

Ella no quería irse, lo que más deseaba era estar con su hija, con el amor de su vida; lloró al igual que Adrien.

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Existe un relato que pocos conocen, que cabe la posibilidad de que sea más falso que verdadero, que lo dijo una persona sin pensar o querer.

Una persona no puede irse por completo hasta que su alma gemela también muera, aunque existen los casos en los cuales no es necesario que su alma gemela también muera.

Marinette observaba con temor a su hija descansar en los brazos que de su abuela, se acercó con lentitud lagrimenando un poco, acarició su mejilla, la pequeña se removió, era como si supiera lo que su madre hacia.

—se que tú la puedes ver Emma —le susurro, Marinette abrió la boca confundida —no lo desaproveches.

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Ya No Estás Tú [Three-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora