Intervalo 1: Pensando en voz alta

11 0 0
                                    

Estaba empezando mi penúltimo año en el colegio, la mañana estaba nublada, el aire era bastante frio y húmedo, un día de febrero con varios nubarrones listos para descargarse en cualquier momento, todo el colegio se encontraba en el patio central de la institución mientras que escuchábamos las clásicas palabras de inicio de gestión del nuevo año escolar, sin embargo yo me encontraba totalmente distraído ya que de una manera disimulada había logrado hacer pasar inadvertidamente un par de audífonos y los aprovechaba al máximo antes del momento de reorganización de los cursos.

¿Alguna vez has tenido esa sensación de que te observan?

Me di cuenta de que una de las chicas nuevas me estaba mirando, de forma disimulada, pero me miraba, traté de devolverle el juego, pero no funcionó, cuando traté de mirarla disimuladamente, ella también lo pensó también y nuestras miradas se cruzaron, en esos cinco segundos hice lo único que pude hacer:

Le Sonreí... Pero ella no me la devolvió, más bien me ignoro olímpicamente y me sentí como un completo idiota, pasé el resto del discurso dándole vueltas a la cosa sin encontrarle pies o cabeza, llegando a la fatídica conclusión de que había metido la pata hasta el fondo, claro que no podría haber estado más equivocado.

Así que había tenido un excelente inicio de clases, pasando por el rechazo olímpico de una chica hasta acabar en el peor lugar posible del curso ya que estar en el último lugar no está mal, para fin de año, si estas en el último lugar a principio de año ya es de por si inmediato que los primeros meses lo que menos harás será prestar atención al profesor o a cualquiera, así que planee quejarme para que me cambiaran de lugar hasta la siguiente semana como mucho...

Manillas, eso es lo que más me acuerdo de ella, aun cuando han pasado tantos años, siempre que veo una, ella viene a mi memoria:

Delgada y alta, unos buenos 1,70 m, una enorme cabellera toda enrulada, con un flequillo ondulado que cae por encima de su ojo derecho casi escondiéndolo del todo, unos finos labios rosados, pómulos bastante redondos que se marcan cada vez que ríe, pequeña nariz respingada y hermosos ojos negros-azabache, incluso ahora esa chica de 17 años viene a mi memoria y me hace sonreír como la primera vez que nos conocimos.

Ya faltaba poco para el final de los primeros periodos de ese fatídico día de clases, y había un desgraciado a mi lado que no se callaba, lo peor era que solo la molestaba a ella... Eso era lo peor... Pero para mí en ese momento era lo que menos me importaba, sino más bien que el malnacido se callara y me dejara escuchar algo, así que junté valor, me di media vuelta y le ladré:

-¡¡¡CALLATE!!!

En mi vida le había hablado a alguien así y también en mi vida había conocido a un tipo tan insoportable, así que gracias a Dios el tipo se calló y me miró con miedo, no me importó sino hasta que vi la reacción de ella, me dejó helado...

Me miró, se acomodó el cabello y me sonrió como diciéndome:

"No me lo esperaba"

Me quedé helado sin saber qué hacer, así que me volqué sobre mi cuaderno y me tapé el enrojecido rostro, estaba sudando como chancho, entonces ...

Ella me tocó el brazo, casi como una caricia, me hizo enrojecer más de lo que ya estaba, temblando y sudando, levanté el cuello, moviéndolo como si estuviera hecho de engranajes gastados y oxidados, levanté la mirada y mi vista se encontró con la suya, me quede observándola durante un par de segundos, entonces ella me habló:

- Gracias, creo –Soltó una pequeña carcajada y me observó de una forma en la que nunca antes me habían observado - Me llamo Danielle, ¿Tú?

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora