Amelia.
Me despertaba porque me estrujaban enfrente de mi estaba Santiago
— Amy— dijo yo lo miraba, cuando me desperté él se fue, yo tenía doce años, y estaba sin ropa, desnuda y con un dolor punzante en mi vagina, no sabía exactamente que pasaba, no sabía como es que Santiago había entrado en mi habitación si yo había cerrado bien.
Luego me miré a mi misma mirando por una ranura mi madre estaba siendo apuñalada por Santiago, luego la policía llegó y recuerdo como mi abuela me llevó a su casa
Me desperté sudando, era ya tarde, Olivia estaba llorando y no sabía que hacer cuando logré dormirla dejé con una de las vecinas que hace poco empezó a cuidar a los niños del vecindario regresé a casa, con los recuerdos de mi sueño, no sabía que significaban, se sintieron tan reales, después de unas horas entendí que realmente pasaron y, que por alguna razón mi mente los suprimió, que mi madre fue asesinada por él, que fui violada por él.
Me sentía aturdida, no distinguía muy bien entre lo que era real y lo que no. Sólo recuerdo que tomé el auto y me dirigí a una ferretería, compré un cuter resistente y me dirigí a la casa de Santiago, toqué su puerta, él abrió, me miró de arriba hacia abajo, me pasó y me ofreció una copa, la tomé y le pregunté su nombre
—Santiago, a tus ordenes—dijo tomando mi mano, acariciándola, dejé el vaso de whisky en uno de los escasos muebles de la casa.
—Te gustaría un masaje?—dije, nisiquiera tuve que fingir la voz para que este accediera, me dio la espalda para su masaje, pero en vez de recibir eso saqué mi cutter y lo pasé con fuerza sobre su yugular, inmediatamente empezó a brotar sangre y él me miró
—¿Qué hiciste?—dijo sin fuerzas
—Un regalo de la pequeña Amy y de su madre, la que asesinaste—él me miró perplejo me acerqué a su cuerpo ahora tendido en el suelo sucio de aquella casa y lo apuñalé cuantas veces quise, aún sabiendo que murió después de la segunda vez.
Cuando sacié mi sed de venganza me despedí de él y le dije que nos veríamos en el infierno, me dirigí con la vecina y me llevé a Olivia a casa, aún cuando la vecina me miró raro. Dejé a Olivia encerrada en su habitación y me dirigí al baño, me puse algo cómodo y me quedé ahí, mirando mi reflejo, recordando todas las veces que me lastimaron, recordando cada uno de los hombres que asesiné, recordando mi miserable vida, escribí en una hoja.
Alex gracias por todo, te amo como nunca imaginé, siempre te amé aunque traté de ignorarlo cuando te vi entrando en aquel salón, mi cuerpo se estremeció cuando la maestra dijo ese hermoso nombre:Alex ____ Te amo y te pido perdón, a ti y a Olivia son lo mejor que tuve, te agradezco por esperarme cinco años y por casarte con una asesina, con alguien que no merece tu amor pero en fin, perdón por todo. Ahora entiendo mi error, tratando de cicatrizar todas las heridas a la vez, que al final no dejé sanar ninguna y fui añadiendo más. Perdón por todo, pero me di cuenta que no te merezco,que no podré ser feliz aunque la felicidad esté a la vuelta de la esquina, porque para dejar ser amada se necesita amarse a sí misma y aunque nunca lo logré entender ahora sé que es verdad y que fui feliz pero siento que no lo merezco, dile a Olivia que no cometa los errores que yo cometí y cuidala mucho, que nadie se sobrepase con ella, nunca me lo perdonaría.
Adiós.
Sin pensarlo tomé mi navaja e hice un corte vertical en mi muñeca dolió más de lo que esperaba, ya no sabía lo que hacia, escuchaba un zumbido que provenía de todos lados y a la vez de ninguno, me puse una venda y me fui a mi habitación, aún cuando la sangre chorreaba y mis piernas temblaban, saque todas las pastillas que tenía, y las ingerí sin una gota de agua y me recosté en mi casa, cerré mis ojos y recordé a mi abuela, me gritaba, estaba asustada, luego sentí que me tocaron y como pude abrí los ojos, era Olivia, empecé a llorar, mis manos empezaron a temblar, recordé a Alex.
—Que acabo de hacer—dije,Olivia me miró asombrada cuando miró toda mi ropa llena de sangre. Llamé a Alex—Contesta—grité
—Amor todavía no salgo, te llevaré a cenar—dijo del otro lado de la línea
—Alex tengo miedo—suspiré—no quiero morir, no quiero dejar a Olivia ni a ti, no sé que hacer, no puedo repararlo—dije gritando, mi voz temblaba y estaba temblando frenéticamente
—¿Qué pasa?—dijo
—Me corté Alex, además tomé muchas pastillas, llama a una ambulancia porfavor Alex no quiero morir—dije con la voz quebrantada y con mucho miedo
—Llama a una ambulancia—escuche a Alex—ya voy para allá, Amelia escúchame no cuelgues—dijo agitado
—Lo aré Alex, pero me siento muy mareada y quiero vomitar—dije
—Vomita—dijo
Intenté hacerlo, pero no podía, no podía concentrarme, nisiquiera podía ponerme de pie—Te amo Alex, perdoname te amo, Oh dios que acabo de hacer,Alex no me dejes morir, te amo, perdón por no cumplir la promesa de no hacerlo —dije colgando. Olivia me miraba asustada. — Te amo, no me quiero ir, pero no puedo evitarlo Olivia, cuida a tu papa, es muy sentimental,dile que me perdone, no te equivoques, nunca dejes las cosas para después y no olvides que te amo —dije dándole besos por toda la cara, dejando sangre en su ropa —ahora ve a tu cuarto y mira lo que quieras —dije, ella me dio un beso en la mejilla y se fue, los últimos minutos de mi vida me los pasé llorando, sufriendo, y me pesaba mucho la respiración, no sé que dejar, sólo puedo decir que las "salida fácil" no es la mejor, que acabas tu sufrimiento, pero comienzas el de las personas a tu alrededor y que esa no es La Libertad que tanto se anhela, que la mejor libertad es esa que te ganas con esfuerzo, esa por la que luchas, esa que cuesta, esa que te mereces.
Gracias si haz seguido con esta historia hasta el final, te amo:v es serio esta historia significa para mi mucho, espero que te haya gustado y en verdad gracias por todo
❤
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Ya no sé quién soy: La libertad
Truyện NgắnMuchas pruebas para pasar, muchas oportunidades nuevas, muchos secretos, muchas derrotas, se sabrá quién fue y como influyo todo en ella...